Santa María Atzompa, pueblo que da vida al barro en Oaxaca
En las colinas ondulantes de Oaxaca yace Santa María Atzompa, sitio donde la alfarería es un legado que se moldea en las manos de sus artesanos.
Unas de las técnicas más antiguas de la civilización es la alfarería. Los artesanos del pueblo oaxaqueño de Santa María Atzompa imprimen su creatividad y sensibilidad en el barro a través de sus manos.
Este conocimiento forma parte de un sinnúmero de tradiciones que se adquieren de generación en generación, en este caso para traer a la existencia piezas de gran belleza y complejidad.
Alfareros en Oaxaca
En Oaxaca existen más de 70 comunidades alfareras, pese a la diversidad cultural y lingüística de cada región, es el moldear el barro algo que tienen en común. Dichas comunidades se distribuyen por todo el territorio oaxaqueño, desde las bochornosas tierras bajas a las gélidas regiones montañosas.
Las artesanías de barro de la región tienden a la variedad, algunas acentúan su belleza con tierras de colores o pigmentos que provienen de plantas. En otras se destaca el uso de piedras lisas para otorgar matices armónicos a la tierra.
En cualquiera de los dos casos, las alfareras y los alfareros de Oaxaca conocen bien su oficio. Tal pericia se refleja en su quehacer artístico. Maestros del fuego, en sus hornos de piedra y leña, dominan el etéreo elemento para dotar de vida al barro.
Santa María Atzompa, sobre la cumbre del agua
Santa María Atzompa es un pueblo cobijado por la sombra de Monte Albán, en Oaxaca. En este sitio se produce alfarería desde hace al menos 2 mil años. Su nombre proviene del náhuatl, que se traduce al español como «sobre la cumbre del agua«.
Las habilidades de la alfarería les fueron heredadas por sus ancestros, sin embargo con el paso del tiempo se desarrollaron nuevas técnicas que se adaptaron a este oficio. Este sitio es reconocido como uno de los centros alfareros más reconocidos en los Valles Centrales oaxaqueños.
Las piezas elaboradas en Atzompa se distinguen por el uso de esmalte verde que se emplea en la región desde hace más de 300 años. La elaboración de piezas es diversa, pero destacan los comales, cazuelas y jarras, que son pilares fundamentales para la gastronomía oaxaqueña.
Sus artesanas y artesanos elaboran diversas piezas utilizando barro rojo, además de cerámica verde vidriada y cerámica policromada. Las técnicas más populares son el pastillaje y el calado.
Este conocimiento ancestral continúa permeando en las nuevas generaciones, quienes reinventan las técnicas al volver al proceso ancestral de cerámica original y técnica de reducción. Es importante señalar que estas bases se arraigaron desde tiempos prehispánicos.
