Voladores de Papantla cumplen a niño de 3 años su sueño de volar y ser uno de ellos
Un niño hermosillense de 3 años quedó tan obsesionado con los voladores de Papantla que no descansó hasta conseguir volar de verdad con ellos. Aquí la historia pero intenta no llorar.
Luisito, un niño de tres años originario de Hermosillo, Sonora, ha tenido dos días intensamente felices a su corta edad. El primero de ellos ocurrió en mayo de 2023, cuando en la Expo de Hermosillo vio desplegarse por los aires a los voladores de Papantla.
Lo que este pequeño habrá sentido en su corazón al ver aquel espectáculo solo Dios lo sabe, sin embargo al regresar a casa el pequeño quiso saber todo sobre estos acróbatas ancestrales de Veracruz.
Un niño de Hermosillo obsesionado con los voladores de Papantla
Sus padres le pusieron videos de los voladores de Papantla a fin de saciar su curiosidad. Él aprendió su historia y hasta se puso de cabeza extendiendo sus brazos para que su papá le diera vueltas en esta posición, tal como vio a hacerlo a sus héroes.
Pero aquello que Luisito sentía no se trataba de un gusto pasajero fácil de satisfacer; era algo más profundo, prueba de ello es que a diario hacía que su papá le diera vueltas, vueltas y más vueltas de cabeza. Será que un antiguo volador de Papantla reencarnó en este pequeño hermosillense?
Papá y mamá, esenciales en la realización del sueño de Luisito
Su padre, como todos los padres, con tal de verlo feliz, le mandó a pedir unos voladores de Papantla de juguete, los cuales lo hicieron sonreír con intensa felicidad al momento de sacarlos de su empaque.
Otra cosa que su papá le hizo fue un traje, ya que en Sonora no los hacen y mucho menos los venden. Así Luisito se la pasaba disfrazado como volador papantleco tocando su tambor. De hecho ser volador de Papantla fue el talento que presentó en su exposición escolar.
El viaje de Luisito a Papantla
Pero había que hacer algo más para hacer más feliz a la criatura, así que sus padres se lo llevaron ni más ni menos que a Papantla, para que viera a sus ídolos en vivo. En la plaza conocieron a Miguel Ángel, un profesional del ritual.
Luisito y Miguel Ángel se tomaron fotos, se hicieron amigos, y todo apuntaba a que la travesía terminaría ahí. Pero la mamá del pequeño le mostró a Miguel Ángel fotos de Luisito vestido de volador papantleco, haciendo acrobacias, tocando el tambor, etcétera. Y como suele suceder algunas veces, la vida tiene preparados para nosotros todavía mejores momentos de los que hubiéramos esperado.
El segundo día más feliz en la vida de Luisito
Miguel los llevó a la escuela de niños voladores, ahí el infante hermosillense aprendió a danzar, colocar el asta, lazos y cuadro para la acrobacia. Vio a otros niños volar, y claro a él se le antojó hacer lo mismo, tanto que cada vez que los menores terminaban una vuelta, el pequeño se golpeaba el pecho con la mano para suplicar al maestro de vuelo que le permitiera subir.
Minutos después el momento de Luisito llegó. fue atado de la cintura, lo subieron a la cúspide y una vez que el cuadro con los voladores empezó a girar, Luisito, de solo tres años, con ayuda de un instructor, se echó hacia atrás, extendió los brazos y voló como en sus sueños.