Tour Xenotes, una experiencia que se queda en el corazón - México Desconocido
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Tour Xenotes, una experiencia que se queda en el corazón

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Cenote fuego (K´aak´)
Cenote fuego (K´aak´)

El Tour Xenotes es un recorrido que ofrece Experiencias Xcaret por la Ruta de los Cenotes -ubicada entre Puerto Morelos y Cancún-. Durante esta travesía, pudimos fundirnos en la naturaleza milenaria de cuatro cenotes, hacer kayak, snorkel y lanzarlos de la tirolesa ¡Acompáñanos en esta experiencia!

Olvídate de la rutina y escápate:




Tour Xenotes, un viaje inolvidable

Nuestro día comenzó con un delicioso desayuno buffet en el hotel Windham. Cuando terminamos, ya nos esperaba el transporte e Isaías, nuestro guía. Era un hecho, estábamos listos para iniciar el Tour Xenotes en el Oasis Maya.

Cenote abierto K´aák´ (fuego)

El primer cenote que visitamos fue el K´aák´, que en maya significa “fuego”. Aquí, Isaías nos pidió que nos diéramos un regaderazo para quitarnos las sustancias químicas del cuerpo y, por respeto a las especies que ahí habitan, entrar limpios a los cenotes.

Después, nos colocamos los chalecos salvavidas y comenzó la aventura. El K´aák´ es un cenote abierto de aguas color esmeralda y con paredes verticales repletas de vegetación. Para ingresar aquí había dos formas, por tobogán y tirolesa. Todos decidimos probar con ambas maneras y las dos fueron muy divertidas aunque, por ser la primera experiencia, estábamos un poco nerviosos.

Después de este refrescante chapuzón, el equipo de Xenotes nos ofreció café caliente, delicioso champurrado de chocolate, fruta jugosa y pan fresco. Después repusimos nuestras energías y quedamos listos para continuar la aventura.

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Xenote fuego (K´aak´)

Xenote fuego (K´aak´)

Cenote de caverna Lu´um (tierra)

El segundo cenote por conocer era el Lu´um que en lengua maya significa “tierra”. Al llegar, nos pusimos los chalecos salvavidas y el arnés de cintura. Un equipo de expertos se aseguró de colocarnos correctamente el equipo. Minutos después nos formamos y con mucho cuidado subimos por una escalera. En la cima nos esperaba otro equipo de expertos, con quienes charlamos un poco. Esto ayudó a disipar el nerviosismo que teníamos.

En seguida comenzamos el descenso en rappel hacia la cueva. Se trataba de un cenote de caverna. El lugar era húmedo y tibio. Se podía respirar la frescura del sitio y en ese momento, logré olvidarme de todo cuanto había dejado en la Ciudad de México. Además, la sensación de tranquilidad era acompañada por una música de fondo compuesta por goteras que parecían lejanas y por el leve movimiento del agua que provocaba el nado de los peces. Hacía tiempo no me sentía tan relajada y fue en ese momento cuando recordé por qué amo viajar.

Además, gracias a las formas irregulares de las rocas, pudimos hacer clavados desde una piedra que sobresalía de la caverna. El paisaje era hermoso. La luz del sol se colaba por la parte superior abierta del cenote y permitía apreciar el color azul brillante del agua y la sombra de algunos peces curiosos que se acercaban a recibirnos.

Después de un rato, llegó el momento de abandonar el cenote y de dejarnos abrazar por las toallas para secarnos un poco.

Cenotes mexicanosChristian Palma

Cenotes mexicanos

Cenote semiabierto Ha´ (agua)

Cuando llegamos aquí, además del chaleco, tomamos una máscara para snorkel e Isaías nos comentó que antes daban el tubo para respirar, sin embargo, los visitantes solían perderlos con una frecuencia impresionante y lo peor es que lo hacían dentro del agua. Debido a esto, decidieron suspender su uso y recuperar los extraviados para no afectar más a las especies del cenote.

Después de esta breve intervención, pudimos descender por una escalera e integrarnos al agua. Esta estaba helada, pero poco a poco nuestros cuerpos se acostumbraron y de repente ya éramos uno con la naturaleza. Nos convertimos en parte de la selva y ella parecía recibirnos gozosa. Estábamos ansiosos por hacer snorkel y descubrir el interior del cenote con la máscara. Numerosos peces de distintos tamaños nadaban junto con nosotros, algunos, los más pequeños, lo hacían en bancos que iban de un lado hacia otro.

Cuando llegamos a la parte cavernosa, Isaías nos pidió que no tocaramos las estalactitas que se erguían sobre nuestras cabezas, pues su crecimiento requería de muchísimo tiempo y la grasa de nuestras manos podría inhibirlo.

Después de este gran encuentro entre nosotros y la naturaleza, Isaías nos llevó a otra parte de este cenote en la cual podíamos hacer kayak. Sin duda alguna, el cenote Ha´ nos dejó una experiencia verdaderamente agradable.

Xenote aguaChristian Palma

Xenote agua

Cenote antiguo Iik (aire)

Pese a que, personalmente, mi cenote favorito fue el Ha´, por la dualidad de paisaje que mostraba, el cenote Iik fue una excelente opción para terminar con el tour. La palabra Iik es maya y significa “aire”. Este cenote poseía una forma cilíndrica rodeada por vegetación espesa de color verde brillante.

Cuando llegamos aquí, fuimos recibidos por una lluvia que se convirtió en aguacero. Cuando le preguntamos a Isaías si se suspendería la actividad nos sorprendió escuchar que no, a menos que comenzarán a caer relámpagos, entonces sí tendría que suspenderse pues resultaba muy peligroso. Además, nos dijo que, por ser selva, la lluvia era totalmente normal.

Una vez que descartamos el posible peligro, comenzó la parte emocionante. Este cenote estaba atravesado por dos tirolesas: una tipo columpio y la segunda tipo barra. Las formas de arrojarse eran muy variadas, entre ellas estaba “a la manera de Superman” o de “Spiderman”. La primera consistía en acostarse boca abajo sobre el columpio y la segunda en sentarse en el columpio y entrelazar las piernas de tal manera que los brazos quedaran libres. Quizás esta última forma es la más extrema, pero es muy divertida.

Lo mejor de todo es que después de lanzarnos, descubrimos que el agua estaba deliciosamente tibia.

Cenote viento

Cenote viento

Una vez terminado nuestro Tour Xenotes, fuimos sorprendidos con una deliciosa comida. Este picnic incluía barra fría de carnes y quesos, sopa estilo juliana, panes rústicos, vino, cerveza, champurrado de chocolate, café y otras delicias que gustosos devoramos.

Fue así como concluyó nuestro recorrido, sin duda una experiencia que quedará en el corazón de todos nosotros y de quienes se decidan a vivir esta aventura.

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autor Amante de la literatura, de la fotografía y de descubrir los tesoros de México.
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