Xocuahpatollin, los acróbatas aztecas que maravillaron al emperador Carlos V de España

Cuando los españoles llegaron a nuestro país en el siglo XVI, nunca habían visto nada parecido a los juegos de acrobacias del México prehispánico, como el Xocuahpatollin, por lo que quedaron profundamente sorprendidos ante estos espectáculos.

En su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, Bernal Díaz del Castillo relata el asombro que sintió al constatar que el emperador Moctezuma Xocoyotzin (1466-1520) tenía para su diversión saltadores, voladores, bailadores y aquellos que “traían un palo con los pies”, como se refería a los del Xocuahpatollin.

Luego, en la misma crónica refiere que Hernán Cortés, en uno de sus viajes a España, llevó como tesoro a los acróbatas de Xocuahpatollin y estos fueron presentados al emperador Carlos V, en la ciudad de Monzón:

Mandó a los indios maestros de jugar al palo con los pies, que hiciesen fiestas y trajesen el palo de un pie a otro, que fuese cosa que contentaron y aún admiraron de verlo”.

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Bernal Díaz del Castillo

El espectáculo llamó tanto la atención que posteriormente fue presentado al papa Clemente VII, provocando también mucha admiración.

El Xocuahpatollin, un juego ritual

Este juego azteca, demandaba gran destreza y condición física, y se realizaba así:

• Un danzante acostado sobre la espalda (ahora conocido como antipodista) levantaba los pies y recibía con ellos una viga de madera, a la que imprimía un rápido movimiento rotatorio.
• Luego, en los extremos de la viga, brincaban otros danzantes y los tres mantenían sus movimientos en equilibro por un tiempo considerable.

Es probable que en la actualidad, con tantas fuentes de diversión a nuestro alcance, no encontremos tan fascinante este juego, pero recordemos que hace 500 años, era todo un espectáculo. Hoy los historiadores lo consideran la gran aportación de México al circo del mundo.

Acrobacias en el México prehispánico

A la par del Xocuahpatollin, hoy desaparecido, hay que mencionar el Teocuahpatlanque o voladores, también un juego ritual que evolucionó a lo que conocemos como Voladores de Papantla.

El investigador mexicano de la historia del circo, Julio Rebolledo, en una charla en el Centro de Documentación de la Escuela de Circo Carampa en Madrid, reflexionó que si bien todas las culturas desarrollaron las artes circenses a lo largo de su historia, cada una encontró diferentes habilidades y los mexicanos siempre hemos sido muy buenos para volar, tan es así, que bailamos en el cielo.

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