Expedición a Isla Clarión, el rincón más lejano de México
Esta es la tercera entrega de nuestra aventura en el Archipiélago de Revillagigedo, en las costas del Pacífico. En Clarión, la más lejana de sus islas, encontramos aves e increíble fauna endémica.
Amanecemos a bordo de la Patrulla Oceánica de la Armada de México, al oeste ya se vislumbra la silueta de nuestro próximo objetivo: Isla Clarión (una de las cuatro islas que conforman el Archipiélago de Revillagigedo).
El equipo de monitoreo del INECO–CONACYT se prepara para desembarcar. Una vez más logramos arribar a la isla mexicana más distante de las costas de nuestro país.
Isla Clarión, aunque con mayor superficie que San Benedicto, es también pequeña. Mientras el barco se prepara para anclar frente a Bahía Azufre, nombrada así en honor al buque de exploración Sulphur, empezamos a repasar las notas de varios investigadores que la han visitado.
Estas notas, llenas de detalles y observaciones de historia natural, son muy importantes para nuestro programa de monitoreo. Muy valiosas para comparar el estado actual de la isla con el que guardaba a principios del siglo XX.
Los gritos de un marino nos despiertan cuando estamos a punto de llegar, es muy importante estar atento porque el fuerte oleaje puede voltear la embarcación en cualquier momento, empezamos a descargar rápidamente mochilas sobre la cabeza caminando encima de cantos rodados mientras las olas nos golpean, aquí no hay puerto de desembarco.
Afortunadamente todo sale bien y empezamos la caminata hacia las instalaciones de la Estación de Avanzada que la Secretaría de Marina–Armada de México mantiene en la isla y que nos brindan el apoyo para que sea nuestro campamento base.
Paisaje de Isla Clarión
¿Qué especies endémicas habitan en la Isla Clarión?
Una vez que se nos ha indicado el área de la estación donde tendremos nuestro espacio, salimos a la primera caminata. Cerca de la estación hay varios nidos de albatros que vale la pena visitar; estas aves longevas son muy grandes, mantienen a su pareja de por vida y por su color blanco resaltan inmediatamente entre los pastizales de la isla.
Cargamos nuestras mochilas y vamos en dirección a la planicie que bordea la bahía Azufre. Caminando por un pequeño acantilado nos encontramos una culebra chirrionera de Clarión, silenciosamente se mete entre las fracturas de la roca volcánica, desaparece y vuelve a salir por otra oquedad, a su paso van saliendo de entre la roca gran cantidad de lagartijas de Clarión, huyendo de la presencia de uno de sus depredadores. Estas bellas especies son endémicas de la isla.
Mientras caminamos podemos observar por doquier a otro de los animales que engalanan la isla, la matraquita de Clarión, generalmente se observa primero al macho desplegando su característico canto mientras persigue a una hembra más preocupada en cazar insectos entre los matorrales.
Lagartijas de Clarión
A nuestro paso por los altos pastizales nos espantan las palomas huilotas. Estas aves son diferentes en complexión y color a sus contrapartes continentales.
Caminamos ahora por la playa, observando la presencia de tres rastros de tortuga verde marina que salieron del mar en noches anteriores para desovar en las dunas. Los nidos en las playas lejanas de Isla Clarión tienen una gran importancia para esta especie en peligro de extinción.
Ya entrada la noche, unos llamados parecidos al rebuznar de un burro nos alertan, se encuentran al norte de nuestra posición, al poco tiempo otro individuo llama desde el oeste, se repiten sucesivamente los llamados mientras nosotros nos encontramos en la excitación total.
Es un alivio saber que la pardela de Revillagigedo, el ave marina en mayor peligro de extinción en el continente americano, la misma que no pudimos encontrar en la isla San Benedicto aun anida en Isla Clarión.
El alboroto de las pardelas amaina y decidimos tomar nuestras linternas y empezar a recorrer la meseta por la noche. Los únicos arbustos que tiene la isla están llenos de pájaros bobos patas rojas que pernoctan tranquilamente.
Aves en la Isla Clarión
Una voz de alerta se oye en nuestro grupo. De repente, sigilosa y casi imperceptible, una culebra nocturna salió a nuestro paso. Una vez más, la voz escrita de un explorador del pasado había guiado nuestra búsqueda de manera exitosa, regresando a la culebra nocturna de Isla Clarión al registro de especies endémicas de esta isla.
¿Qué especies viven en la Isla Clarión?
Duermo en mi tienda hasta que el sol y la consecuente subida de temperatura me obligan a salir. Salgo a buscar imágenes dentro de la colonia de bobos de patas rojas, las aves están en lo suyo, los machos vuelan alrededor de la colonia buscando ramitas con las que puedan fortalecer sus nidos, si es necesario le roban material de nido a algún bobo incauto, llegan en un despliegue de aleteos y vociferaciones a su nido, tratando de impresionar a su hembra quien se ha quedado a cuidar el nido.
Camino entre los nidos cuando un desgarrador grito me para en seco. A unos pocos metros de distancia dos enormes ojos amarillos me observan, me he acercado mucho al nido de un tecolote y me lo ha hecho saber.
Dejo que el emplumado se acostumbre a mi presencia, y al poco rato sale un segundo tecolote de la cueva escavada en la tierra donde resguardan su nido. Siempre pendientes del medio que les rodea, emiten nuevamente su grito y velozmente se esconden en la seguridad de la cueva, respuesta inmediata a la presencia de un cuervo volando en las cercanías.
cortesía Expedicionario Claudio Contreras Koob en Isla Clarión
Largo tiempo me paso cerca del nido, ellos ya ni se inmutan con mi presencia, de repente alguno sale volando velozmente y trata de atrapar un insecto al vuelo, e inclusive lanza un ataque a una paloma que pasa muy cerca.
Pero la espera tiene sus recompensas, ante la mirada vigilante de ambos padres, finalmente salen del nido dos polluelos aun con plumón entre sus crecientes plumas que relajadamente se ponen a jugar en los alrededores de la cueva.
Mas allá la mar
Antes del amanecer preparo café en estufas portátiles que utilizan cartuchos de gas propano. Una forma eficiente y de bajo impacto para preparar los alimentos. En esta punta me toca acampar en solitario, es casi el final de nuestro viaje, sentado en los acantilados de noche puedo sentir la suave brisa golpear mi frente, escuchar el tronido de las olas en las paredes de la isla y ponerme a contar estrellas. Me quedo observando la bellísima roca Pirámide, un islote justo en frente del acantilado siendo golpeada por las olas, reflexionando que es aquí donde termina nuestro México, que más allá es solo mar, como 4,200 kilómetros de vasto océano frente a mí, y solo se interrumpen con la aparición del siguiente archipiélago, el de Hawaii.
Dónde se encuentra
Isla Clarión no cuenta con un muelle o servicios turísticos, solo existe una Estación de Avanzada bajo vigilancia de la Secretaría de Marina–Armada de México. Ahí se brinda apoyo para campamentos de exploración e investigación profesionales.
Por: Claudio Contreras Koob y Juan E. Martínez-Gomez
