40 kilómetros de adrenalina por el río Moctezuma
El río Moctezuma se encuentra en la Sierra Gorda de Querétaro, en un cañón que se hace estrecho conforme avanza. ¡Descúbrelo!
Vive una experiencia única:
Hacienda Laborcilla
Un grupo de expedicionarios, ocho personas en total, salieron desde la casa de máquinas de la central hidroeléctrica de Zimapán por el río Moctezuma hasta el río Extoraz. En seis días recorrieron en balsas 40 kilómetros de un cañón impresionante. ¡Acompáñanos!
Comienzo de la travesía por el río Moctezuma
Salimos a las 5:30 de la mañana del centro de Querétaro. Avanzamos por la carretera 57 con rumbo a Ezequiel Montes y tomamos la desviación a San Joaquín, bajamos 26 km de carretera pavimentada a la casa de máquinas, para tomar la terracería hasta llegar a la orilla del río Moctezuma, que en este tramo funge como frontera de los estados Hidalgo y Querétaro.
Zarpamos a mediodía, el recorrido empezó lento, ya que el caudal es exclusivamente el agua turbinada en la Central Hidroeléctrica. El río Moctezuma se encuentra en un cañón que se va haciendo estrecho conforme se avanza, hasta alcanzar alrededor de 900 metros de altura (planos INEGI), y entre 40 a 100 metros de ancho.
El paisaje está repleto de esculturas rocosas; genuinas obras de arte de la naturaleza. Los altos acantilados a ambos lados del río son majestuosos.
El campamento
Al avanzar y estrecharse el cañón, nos dimos cuenta de que sería muy arriesgado navegar en la oscuridad, y se decidió buscar un paraje con varios metros sobre el nivel del río para montar el campamento. Hay que tener precaución, ya que en cuestión de minutos el nivel del río puede subir considerablemente, esto debido a que al caer la tarde el caudal se incrementa al subir la energía generada en la Central Hidroeléctrica de Zimapán.
El recorrido
Como consecuencia del constante cambio en el flujo de agua, fue necesario alternar la navegación con el senderismo. Ahí empezaron nuestras complicaciones, pues nuestro avance empezó a tornarse lento, con más días de lo programado, teniendo que acarrear unos 400 kilos de equipo, incluyendo las balsas, además de ajustar nuestras raciones de víveres.
La naturaleza se impone
Entre la fauna que puede admirarse se encuentran tejones, águilas, serpientes y hasta inofensivas tarántulas. En una de las seis noches elegimos una pequeña caverna para pasar la noche ahí. La sensación fue fantástica, tenebrosa, mágica y ancestral.
Los obstáculos
Durante los recorridos a pie por la rivera del río encontramos parajes repletos de maleza, lo cual dificulta el trayecto, pero abría las puertas para poner a prueba nuestras habilidades para usar las cuerdas instalando tirolesas y escalando. Al paso de los días, sin duda queríamos llegar a nuestro destino; sin embargo, la majestuosidad del paisaje nos atraía para prolongar nuestro recorrido lo más posible.
Buena parte del viaje logramos hacerlo sobre las balsas, lo cual en algunos momentos se vuelve totalmente extremo cuando el caudal se eleva. Hay puntos en que la pendiente es demasiado inclinada y el río se torna en rápidos en los que las balsas se pueden voltear.
Recomendaciones generales
Si alguien quisiera recorrer esta ruta, debe considerar que no se encuentra abierta al turismo y que no hay las facilidades que podrían esperarse de un viaje común; se trata de una expedición que requiere de un esfuerzo especializado, y contar con experiencia en descenso de ríos.
Si aún así se lanzan a la aventura, les recomendamos que tomen sus precauciones y lleven un calzado apto para el senderismo. Lo mismo en cuanto a provisiones, pues el camino es largo y debe llevarse a cabo en temporadas secas, por el peligro latente de piedras caídas de los acantilados provocadas por las lluvias. Además, tomar en cuenta que el río se reduce a un arroyo cuando la generación de la central hidroeléctrica cesa y el avance es muy lento, obligando a realizar el recorrido caminando.
Epílogo
Finalmente decidimos salir en donde el río Moctezuma se une su afluente el río Extoraz, y caminar la rivera del río Extoraz aguas arriba, que en esta temporada de estiaje está sin agua, para salir finalmente por un camino de terracería a San Joaquín. Definitivamente la experiencia en la Sierra Gorda de Querétaro es única, digna de ser explorada hasta sus últimos rincones.
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