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5 lugares que puedes visitar cerca de San Miguel de Allende

Guanajuato
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© Jesús Cornejo

Zonas arqueológicas, templos dignos de Jerusalén y delicias del campo están cerca de San Miguel de Allende, esa Ciudad Patrimonio que tanto nos hechiza y enamora.

Busca el placer en Nirvana

Muy cerca de San Miguel de Allende y Dolores Hidalgo corre el río Laja. En el camino, luego de 12 kilómetros, aparece a la vera del agua Nirvana, un sitio que exige ser visitado cualquier fin de semana.

Se trata del amplio, luminoso espacio escogido por el chef y anfitrión Juan Carlos Escalante para olvidarse del mundo: Nirvana Retreat.

Palmeras, cactáceas, mezquites y nogales reciben a quien se asoma. Algunos llegan solo para sentarse a las mesas del restaurante de cocina fusión, otros lo hacen dispuestos a quedarse y dormir en alguna de las nueve habitaciones de adobe.

La alberca de agua termal relaja tanto como los tratamientos que el spa ofrece, pero son los jardines y su atmósfera sosegada los que ejercen en el ánimo su magia.

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Están además los paseos a caballo por las inmediaciones del rancho y las delicias de un menú que cambia con las estaciones.

Una granja y un huerto orgánico proveen al restaurante de huevos y carne, brotes de acelga, jitomates, lechugas y rábanos que Juan Carlos utiliza para contentar paladares. Desde las quesadillas de jamaica o los callos de hacha con arroz salvaje, hasta la pechuga de pato en salsa de mandarina y las costillas de cordero en salsa de ajo rostizado, todo es una fiesta que se deshace en la boca.

No hay que perderse el pay de queso con salsa de guayaba, ni tampoco la posibilidad de acudir al cercano y famoso Santuario de Atotonilco al que se puede llegar caminando desde Nirvana.

Camino Antigua Estación del Ferrocarril 21,
El Cortijo, Atotonilco
T. 01415 185 2194
Restaurante: diario de 12 a 22 h.
hotelnirvana.mx

Entra la paz de Atotonilco en el Santuario de Jesús Nazareno

El Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco fue reconocido en 2008 por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad y está cerca de San Miguel de Allende, a solo 14 kilómetros.

La obra maestra del barroco mestizo comenzó a construirse en 1740 bajo la dirección del padre Luis Felipe Neri de Alfaro, quien soñaba con levantar en Atotonilco un santuario semejante al del Santo Sepulcro en Jerusalén.

Su blanca fachada engaña, más bien retrasa la sorpresa que en el interior se esconde: un universo de detalles centelleantes y policromados.

La nave central está acompañada de siete capillas anexas decoradas con óleos de Juan Rodríguez Juárez, el mismo pintor novohispano que firmó algunas piezas del Altar de los Reyes en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.

Se camina a través del piso de mezquite con asombro, mientras se despliegan las bóvedas, los altares, las escenas religiosas y la magnificencia de un espacio como la Capilla del Calvario.

Pero quizá nada atrape tanto la mirada como las infinitas pinceladas de Miguel Antonio Martínez de Pocasangre, el artista que cubrió, con la fuerza de una técnica como el temple, la mayoría de los muros de este recinto que tardó más de treinta años en construirse.

Neri murió en 1776, cuando lo único que le hacía falta a su proyecto era la Capilla de la Santa Escuela de Cristo. No mucho tiempo después, en 1810, pasaría por aquí Miguel Hidalgo en su camino a San Miguel el Grande. Del santuario tomó el estandarte que llegó a convertirse en la primera bandera del ejército insurgente, el de la Virgen de Guadalupe.

Camina entre cactáceas en el Parque de Aventura San Miguel

Muy cerca de San Miguel de Allende, a 10 minutos del centro, en un área llena de cardones y biznagas, se despliegan las 270 hectáreas del Parque de Aventura San Miguel.

Ahí el protagonista es el paisaje. Huele a campo, a lavanda, a romero. Este es el sitio por donde pasa el Cañón del Águila Cola Roja. Un puente colgante lo atraviesa, también siete tirolesas; una de ellas, la primera y más larga, mide 280 metros de largo y regala adrenalina a quien la prueba.

Sobrevuelan mirlos, colibríes, halcones, y con algo de suerte pueden llegarse a admirar las alas de aquellas águilas que al cañón dan nombre.

La Presa Allende y el sur de la ciudad son desde aquí solo horizonte. Con esa vista de fondo, se pueden realizar caminatas interpretativas, mientras tlacuaches, zorros y correcaminos merodean ajenos al asombro de los paseantes.

El lugar ofrece también recorridos en cuatrimoto y bicicleta de montaña, ya sea en las inmediaciones o incluso más lejos, entre el Volcán de San Miguel y su semidesierto.

Quienes aman los caballos tienen a su disposición los paseos que don Tomás Morin, del Rancho Xotolar, organiza dentro y fuera del Parque de Aventura.

Un área de campamento (con tiendas de acampar en renta) hace posible quedarse en el parque a contar estrellas por las noches.

Intérnate en la ecología en el Charco del Ingenio

Otro sitio donde la amplitud abunda es El Charco del Ingenio —muy cerca de San Miguel de Allende, al noreste, y del Parque de Aventura—, una reserva natural con 70 hectáreas de extensión.

Inaugurado en 1991 como una iniciativa civil de resistencia ecológica, se trata de un espacio consagrado a la conservación de la vida silvestre. Una cañada dibuja el paisaje, manantiales y pozas de agua lo acompañan. Las ruinas de un molino del siglo  y un puente del  que formó parte del Camino Real de Tierra Adentro, se cuentan entre los vestigios que adornan la zona.

Aquí se ubica también la cortina de la Presa Las Colonias, estrenada en 1902, y aún se conserva el largo acueducto adosado a las paredes de las cañada que solía llevar agua desde la presa hasta la fábrica textil La Aurora.

El Charco presume además una extensa colección de cactáceas y suculentas colectadas en distintas regiones del país. La muestra más significativa ha quedado reunida bajo un mismo techo, el del Conservatorio de Plantas Mexicanas. Quien entra a ese invernadero se encuentra entonces con viejitos y coquitos, orejas de burro y biznagas albinas.

Pero el jardín botánico es tan extenso como la reserva misma, y en cada uno de sus múltiples senderos hay flora que admirar. La Plaza de los Cuatro Vientos, el Jardín de los Sentidos, una tienda y una cafetería complementan la visita a este espacio que en 2005 fue reconocido por el Dalai Lama como una zona de paz.

Recorre los senderos de Cañada de la Virgen

También cerca de San Miguel de Allende, a 30 kilómetros al suroeste, se halla esta zona arqueológica. Se trata de un asentamiento prehispánico en la frontera septentrional mesoamericana.

Para llegar es preciso recorrer una antigua calzada ceremonial que comienza en la Cañada de La Caja. Una vez arriba, la cuenca central del río Laja se convierte en el horizonte que la vista domina.

El apogeo de este sitio fue entre el 600 y el 900 d.C. Su traza urbana estuvo estrechamente relacionada con la observación celeste: los cerros circundantes sirvieron de ejes y referencias, al tiempo que las construcciones se orientaron hacia las salidas y puestas del sol y de la luna.

Los ciclos cósmicos vinculados al trabajo agrícola, así como un amplio sistema ritual y funerario formaron parte de la vida de esta urbe. Sus habitantes también practicaron la recolección y la cacería, y sostuvieron relaciones comerciales con otras regiones.

Entre los conjuntos arquitectónicos que protagonizan la zona arqueológica destaca el Complejo A o Casa de los Trece Cielos. Sus plataformas escalonadas guardan doce aposentos y delimitan un patio hundido.

Ahí, arriba del basamento piramidal, en el Templo Rojo, se encontró el Entierro 13, el del Jerarca. Eran los restos de un hombre envuelto en un petate abrazando a un perro.

El Complejo B o Casa de la Noche Más Larga, ligado al solsticio de invierno, es un conjunto parecido, con patio hundido, cuatro plataformas y un basamento piramidal.

A este complejo pertenece el Entierro 15, el de la Niña de la Lluvia. En él fueron descubiertos los huesos de una pequeña y un coyote en el ducto de desagüe que dejaba correr las aguas pluviales.

Si bien el Complejo C aún no está abierto al público, en el Complejo D o Casa del Viento se puede apreciar una estructura circular asociada con la veneración al dios Ehécatl.

Cómo llegar a Cañada de la Virgen

Tomar la carretera rumbo a Celaya y en el entronque con la 51 seguir hacia Guanajuato. Pasar la Presa Ignacio Allende y la comunidad de Agustín González, ahí encontrarás indicado el acceso a la zona arqueológica en el Km 10.
Abre Ma-D de 10 a 18 h.

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autor #ViajeraExpertaMD y periodista cultural.
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