‘Cavernario’ Galindo, el mejor rudo de todos los tiempos y orgullosamente el más sucio
No le interesaba el aplauso del público, solo quería ser el luchador mexicano que infringiera más dolor. Cavernario Galindo es hasta hoy el mejor rudo de la historia.
Una noche cercana a 1950, Rodolfo ‘El Cavernario’ Galindo, hizo lo impensable arriba del ring: frente a todo el público destrozó a mordidas a una serpiente viva que su rival, ‘El Murciélago’ Velázquez, había llevado para intimidarlo durante la pelea.
Tras ver aquello, los espectadores enloquecieron, unos por admiración, otros para abuchearlo por su barbarie, pero eso al gladiador de rostro cacarizo por la viruela le tenía sin cuidado, era un luchador que se diferenciaba de los demás por nunca buscar el aplauso.
Cavernario es el mejor rudo del siglo XX
Aun así lo odiaran, era esa misma muchedumbre la que le arrojaba corcholatas al cuadrilátero para que con ellas cortara las caras de sus oponentes. También eran esos mismos espectadores quienes le aventaban chiles a fin de que los aplicara en los ojos de sus contrincantes.
No era gratuito que el doctor Rafael Olivera, cronista, casi poeta del pancracio mexicano, calificara a Rodolfo ‘El Cavernario’ Galindo como, “el mejor rudo del siglo XX”, por su estilo selvático, movimientos que lo delataban como un sobreviviente de los tiempos de la cavernas, su impredecibilidad y su nulo interés por querer ser un héroe.
Le pegaba hasta a los aficionados
Y como legítimamente no le interesaba caerle bien a nadie, no fueron pocas las veces que se sonó a varios aficionados, quienes, solo en bola, se subían al ring para tratarle de hacerle algún daño en venganza de que ‘El Cavernario’ le había abierto la cabeza o hecho sangrar a mordidas los dedos del pie a su luchador favorito.
A propósito, en una arena de Neza, la enardecida gente molesta porque ‘El Cavernario’ había lesionado severamente al ídolo local, quemó gradas y ring, todo empezó a arder. Por cosas como éstas le quitaron varias veces su licencia de luchador, quedando fuera del show de los costalazos por meses.
No lo querían por sucio, pero también lo amaban por sucio
Pero esa misma multitud, que presionaba para que lo corrieran por sucio, era la misma que solicitaba su regreso, por eso los empresarios lo traían de vuelta al poco tiempo a los cuadriláteros. Como diría Juana Mireles, su viuda, la gente lo provocaba para que fuera más violento en cada lucha, la gente, comenta la mujer, quería ver sangre como en el circo romano.
En una antigua entrevista, ya cuando se encontraba retirado, el luchador expuso que mientras otros gladiadores se ponían mansos al ver sangre durante los costalazos, a él le ocurría lo contrario, se encendía queriendo hacer que a quien le brotara más fuera a su contra.
Dio las peleas más sanguinarias
Muestra de eso eran las peleas callejeras, pero arriba del ring, que sostuvo con el otro rudo legendario, Gory Guerrero, en las cuales ambos derramaron tanta sangre que los dos patinaban en la lona. Las heridas que se infringían eran a mordidas, puñetazos secos en la nariz y azotes, gracias a ellos forraron por primera vez los postes de los cuadriláteros.
Biografía breve de Rodolfo ‘El Cavernario’ Galindo
Rodolfo ‘El Cavernario’ Galindo, nació en Chihuahua aproximadamente en 1923. Un día su abuelo paterno, de origen español, al encontrarse en quiebra en México, quiso llevárselo con él a España. Por esta razón su madre envió al pequeño con un tío a Laredo, Tamaulipas.
Así, Rodolfo creció aprendiendo el oficio de panadero, aunque a los 14 años empezó a entrenar box y más tarde lucha libre. Un pocho lo comenzó a entrenar con técnicas de Estados Unidos, empezando así una brillante carrera que le duró 30 años.
7 puntos clave sobre Rodolfo ‘El Cavernario’ Galindo:
- Desde sus primeras luchas en el norte de México le empezaron a llamar ‘Cavernario’ por su estilo sucio de combate.
- Participó en un promedio de cinco películas mexicanas
- Quedó afónico tras un golpe en la garganta y al parecer un mal tratamiento posterior de las cuerdas vocales.
- Inventó una de las llaves más majestuosas de la lucha libre: «la cavernaria». También es creador del castigo «la corbata».
- Sufrió un accidente vehicular que le habría dejado marcas en el rostro, además de las que ya portaba por la viruela.
- Muchas de sus peleas con los luchadores las continuaba en los vestidores.
- Desde que se hizo de una familia, el luchador decidió vivir en Xochimilco, Ciudad de México, en donde pasó buenos años de su vida hasta su muerte.