Citlallicue: la divinidad mexica de las estrellas

La deidad mexica de las estrellas, Citlallicue, es poco conocida en la actualidad. A pesar de que su nombre no resuena como el de Coatlicue o Tezcatlipoca, esta figura formó parte de la cosmovisión tenochca y la de otros pueblos nahuas del periodo Posclásico.
Los sistemas religiosos de los antiguos pueblos mesoamericanos siguen siendo en buena medida, un misterio para nuestro presente. Si bien, diversos especialistas han desentrañado buena parte de estas creencias, hay aspectos que siguen siendo desconocidos para el público en general. También, algunas deidades no tienen la relevancia en la cultura popular que otras poseen, como Tláloc o Coatlicue. Un perfecto ejemplo de esto, es Citlallicue. Esta diosa de los mexicas fue la patrona de las estrellas, por lo que entraña aspectos muy interesantes del cosmos.

Citlallicue, la señora de las estrellas
Citlallicue fue una divinidad mexica y de otros pueblos de habla nahua. Precisamente, su nombre pertenece a esta lengua y se compone de las palabras citlalli (estrella); i (sufijo de «su») y cueitl (falda). Es decir, su nombre significaba «La de la falda de estrellas».
En la mitología tenocha, fungía como la diosa creadora de las estrellas y de otras deidades celestes. También era la señora de la Vía Láctea. Algunas fuentes mencionan a un consorte masculino suyo, Citlaltonac, quien también era creador de estrellas. Otras referencias documentales indican que este personaje en realidad era un apelativo alterno de Citlallicue. También se le ha relacionado con el dios Mixcóatl, quién compartía con ella el dominio de la Vía Láctea. Por esta vinculación, se les ha asociado como esposos.

El ancestral pasado de la diosa de las estrellas
Más allá de la construcción mitológica de Citlallicue en el panteón mexica, esta diosa posee un pasado más remoto. La Señora de la Falda de Estrellas, es una de las deidades femeninas más antiguas de los nahuas de época prehispánica. En sus representaciones, suele ir con una vestimenta que emula un cielo turquesa, sobre el cual residen los astros. Esto es un símbolo del vínculo de esta divinidad con el Universo. Ella dio a luz al pedernal que cayó a la Tierra, en el mítico Chicomoztoc, la montaña y cueva de la que nacieron las tribus nahuas.
También en su iconografía, suele llevar el rostro descarnado; esto simboliza su naturaleza divina, así como su relación con la dualidad vida-muerte, es decir, la transformación de lo natural y el cosmos. Los senos de la diosa están caídos, lo que indica que ha atravesado la lactancia. Esto es un elemento que la vinculan con la maternidad y la fertilidad. Por estas características, también es considerada una madre más de todos los dioses. En su faceta como creadora de las estrellas, Citlallicue representa el ciclo de la vida y la muerte, ya que al ser el origen de todo el cosmos, también es el retorno de las almas al Universo, es decir, el inicio de todo.

Citallicue en Tehuacán
En aspectos arqueológicos, efigies de la diosa Citallicue han sido localizadas sobre todo en Tehuacán el Viejo, Puebla. En esta zona arqueológica se hallaron tres esculturas de la diosa estelar. Se le logró identificar gracias a las referencias visuales del Códice Borgia.
En este sitio se han encontrado además, casas, patios, drenajes, centros ceremoniales, plazas. También se identificó un templo al Fuego Nuevo, así como un basamento circular relacionado a las deidades del viento. Por último, se descubrió un conjunto central, el cual fue identificado como el huey teocalli («Templo Mayor») del lugar. Parece ser que fue dedicado a la Señora de la Falda de Estrellas, cuya asombrosa figura se encontró en el templo.
