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Arte y Artesanías

Los fantásticos grabados de Sergio Sánchez Santamaría, un artista que muy pocos conocen

Sergio Sánchez Santamaría

Conoce los alucinantes grabados de Sergio Sánchez Santamaría, un artista desconocido que te transportará a lo más mágico y enigmático de México.

Poesía es revolución. Revolución es Poesía“, decía el escritor cubano José Lezama Lima. Sin embargo, al hablar de poesía, hablamos de la facultad creadora del ser humano, y no sólo de un género literario. El de México no es un caso aislado. A lo largo de nuestra historia hemos visto como los movimientos sociales tienen su correlato en el arte. Aún hoy en día encontramos artistas que transportan el imaginario latente en la colectividad a obras concretas. Éste parece ser el caso de Sergio Sánchez Santamaría.

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Sergio nació en Tlayacapan, Morelos, de donde salió a temprana edad para mudarse a vivir a la Ciudad de México. Roza los 45 años, pero conserva un ímpetu jovial. Formalmente comenzó a grabar en 1997 en el Centro Docente de Grabado, bajo la dirección de los maestros Alfredo Mereles y Jesús Álvarez Amaya. Sin embargo, relata que el inicio de su trayectoria surgió cuando su padre le prestaba lápices para que pudiera rayar libros de niño.

Posteriormente, Sergio tomó cursos con maestros particulares, programas de verano para niños y, finalmente, pasó por la escuela de iniciación artística en el INBA. Confiesa que pese a tener cercanía con el arte, vaciló estudiar derecho.

Sergio Sánchez Santamaría

Debido a su desinterés por la formación académica escolarizada, su padre lo inscribió a un breve taller en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Fue entonces cuando comenzó a conocer sobre técnicas y artistas reconocidos.

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Sergio Sánchez Santamaría
Sergio Sánchez Santamaría

“Ahí comencé a ver el grabado, la escultura y la anatomía artística. Tenía yo 17 años y comencé a escuchar de dos personas que me interesaron: Javier Marín, el escultor, y Daniel Lezama, el pintor famoso. A los 18 años dije “yo quiero ser artista. A los 20 ingresé a la Esmeralda.”

Afirma orgulloso.

Al iniciar su formación institucional en el Centro Docente de Grabado, Sergio Sánchez Santamaría ya conocía la obra de grabadores mexicanos como Leopoldo Méndez y Adolfo Mexiac, lo que le terminó de mostrar que su camino era el grabado. Sobre el proceso de elección de su disciplina relata:

“Lo mío no era la escultura, para qué buscarle tres pies al gato. Un día alguien me contó de un lugar muy bonito donde enseñaban grabado. Yo no sabía qué era exactamente. Fuimos, yo estaba muy emocionado, mi corazón latía como cuando tú vez una muchacha y te comienzas a enamorar. El maestro Alfredo Mereles me puso hacer unos ejercicios, entonces me propuso grabar algo. A partir de ese momento me enamoré de la gráfica, de las tintas y del papel humectado.”

Según su testimonio, ya no le importó si sabía o no pintar ni ningún otro objeto, había descubierto su vocación por la gráfica.

Sergio Sánchez Santamaría
Sergio Sánchez Santamaría “De Jojutla a Milpa Alta.”

Sergio Sánchez Santamaría, navegar sobre el establishment del arte

Con el paso de los años, y tras beber de la tradición artística universal, Sergio Sánchez Santamaría se preguntó cuál era el siguiente paso. Fue entonces cuando se cuestionó la visión eurocéntrica del arte y la pretensión de los artistas emergentes por buscar sorprender especialistas para ganar becas o premios.

“Comencé a observar a Diego Rivera y me di cuenta que él retomaba mucho del arte prehispánico. El cabrón tenía bien analizados los códices prehispánicos. Luego leí un libro de la geometría en el arte prehispánico y fue como una revelación. Toda esa imaginería que no se centraba en hacer persona sino interpretaciones.

Asimismo, relata que uno de sus guías fue el grabador Joel Rendón, quien a su parecer entendió que el mensaje era México y su lenguaje tanto individual como colectivo.

Sergio Sánchez Santamaría
Sergio Sánchez Santamaría

Por otra parte, Sergio menciona que cuando escuchaba hablar del arte europeo o de élites, no se identificaba. Él mismo se había criado entre la ciudad y el campo, lo que generaba ya una escisión en su personalidad, que también juega un papel importante en sus obras.

“Yo me sentía chilango: de pueblito, pero en la ciudad. Cuando venía al pueblo, era ese idilio de ver los burritos, los caballos, los zapatistas… yo de niño llegué a ver zapatistas, señores como de 90 años. Imagínate toda esa información… ¡ni duermes!”

Con esa sensibilidad, Sergio se dio a la tarea de dar forma a su propio caos para transmitir lo que pensaba. Sin embargo, no quería limitarse a reproducir clichés, por lo que buscó una propuesta honesta que incluyera elementos contemporáneos.

Los grabados de Sergio Sánchez Santamaría saltan inmediatamente a la vista, cuando se les mira es fácil asociarlos a las imágenes de las obras de Juan Rulfo. Con respecto a ello, menciona que busca el lado poético de la cultura mexicana sin caer en el chauvinismo, y para ello se apoya de la tradición literaria del país.

“Leo a los mexicanos: Ignacio Manuel Altamirano, Juan Rulfo, Vicente Leñero, Carlos Monsiváis, Carlos Fuentes, hasta al mismísimo Octavio Paz.”

De acuerdo con su propia evaluación, sus mejores obras están basadas en cuentos Mauricio Magdaleno y en su mente siempre está presente Juan Rulfo. Sin embargo, piensa que el verdadero gen de su obra es hacerla con el alma.

Sergio Sánchez Santamaría
Sergio Sánchez Santamaría

“Yo siento nostalgia de los sombrerotes, de hombres como más rectos, de las problemáticas que eran otras. Pero ese idilio solo está aquí (en mi mente), pero trato de contártelo con mi obra.”

Según su valoración, el mejor artista que ha tenido México es José Clemente Orozco, quien es todo lo contrario a lo que se vive en la escena artística nacional. Sergio Sánchez Santamaría ha sido invitado a exposiciones internacionales y está por celebrar 25 años de trabajo. Lamentablemente, en México no se le reconoce o se enfrenta a la burocracia y política del arte.

Sergio Sánchez Santamaría
Sergio Sánchez Santamaría Quetzalcoatl es una de las figuras más explotadas por Sánchez Santamaría.

“Quizá los que van a apreciar mi obra aún no nacen”, menciona Sergio con serenidad y seguridad sobre la convicción con la que hace su obra. Sergio sabe que la falta de reconocimiento nunca es un pretexto para no crear. Pese a las dificultades propias del sistema social mexicano, sigue visionando grabados de forma silenciosa, casi clandestinamente, como las frases taciturnas y sin narrador del propio Juan Rulfo.

autor Filósofo por formación. Contempla el alma e imaginación de México.
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