Ecoturismo de aventura en El Bajío, Guanajuato - México Desconocido
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Ecoturismo de aventura en El Bajío, Guanajuato

Guanajuato
Ecoturismo de aventura en El Bajío, Guanajuato fifu

Hace algunos días hice un recorrido por esta región, que cuenta con excelentes áreas naturales que se han comenzado a descubrir gracias al ecoturismo. Este viaje nos permitió conocer el Bajío guanajuatense por agua, tierra y aire.

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Desde las alturas

Nuestra aventura inició en el famoso Cerro del Cubilete, en el municipio de Silao, cuya cima, ubicada a dos mil 500 metros de altura, esta coronada por el monumento a Cristo Rey. El lugar es excelente para practicar el vuelo libre en parapente, técnica que permite aprovechar las corrientes de aire ascendente para planear por largas distancias. Sin más tiempo que perder, preparamos todo el equipo para levantar el vuelo y disfrutar de la maravillosa vista del Bajío guanajuatense. Esta fue nuestra primera imagen del territorio que mas tarde exploraríamos por tierra.

A vuelta de rueda

Una vez que aterrizamos, nos trasladamos a la ciudad de Guanajuato para preparar nuestra siguiente aventura, ahora sobre ruedas. Armamos nuestras bicicletas de montaña para recorrer el Viejo Camino Real. Emprendimos el camino hasta llegar al poblado de Santa Rosa de Lima. Ahí, paramos un momento para presenciar la fiesta del pueblo que se llevaba a cabo ese día, y que conmemoraba la toma de la Alhóndiga de Granaditas, en 1810, por parte de las fuerzas insurgentes al mando del cura Hidalgo. Una vez que terminó la representación del combate entre insurgentes y españoles, buscamos un lugarcito para tomar algo, sólo que en el camino nos encontramos con una excelente tienda de dulces típicos, dirigida y administrada por las mujeres de la Sierra de Santa Rosa. De modo que, después de la amable atención y de las múltiples “probaditas”, no tuvimos  más remedio que salir con un vasto cargamento de dulces y conservas.

Reiniciamos el pedaleo siguiendo el Camino Real –que unía las poblaciones de Guanajuato y Dolores Hidalgo- para internarnos en la fantástica Sierra de Santa Rosa (con cerca de 113 mil hectáreas de bosques de encinos y madroños, principalmente) en dirección al poblado de Dolores Hidalgo, que forma parte del programa de Pueblos Mágicos por su gran riqueza histórica y cultural. Finalmente, con las piernas adoloridas pero contentos de haber completado este recorrido, nos detuvimos para descansar un poco y probar uno de los ricos helados que nos habían recomendad en Santa Rosa al enterarse que llegaríamos en bicicleta hasta aquí.

Hasta las profundidades

Nuestra última aventura por el Bajío guanajuatense fue en el Cañón de los Murciélagos, localizado a 45 kilómetros de la ciudad de Irapuato, en la sierra de Pénjamo, municipio de Cuerámaro. El nombre del cañón se debe a que, en lo alto, se ubica una cueva donde cada día, alrededor de las ocho de la noche, sale a comer miles de murciélagos guaneros que dibujan una gran columna horizontal en el cielo. Un espectáculo que vale la pena presenciar.

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Salimos de Irapuato hasta un lugar conocido como la Garita. Ahí nos desviamos hasta llegar a una zona de estacionamiento donde preparamos todo nuestro equipo para, ahora, practicar el cañonismo. Nuestro objetivo era realizar la travesía integral del Cañón de los Murciélagos. Un recorrido para expertos que nos llevó nueve horas completar, aunque vimos que también hay recorridos más cortos, de dos o de cuatro horas, para principiantes.

Nuestra caminata inició siguiendo el sendero que bordea este espectacular cañón. Anduvimos dos horas y atravesamos tres diferentes ecosistemas: la selva baja caducifolia, un bosque de encinos y la selva húmeda, donde aprovechamos para refrescarnos en los manantiales. El sendero nos condujo a través de la espesa vegetación y una zona de árboles frutales, hasta que llegamos al fondo del cañón. Nos equipamos con cascos, trajes de neopreno, arneses, mosquetones, descensores y chalecos salvavidas, y comenzamos a saltar entre las rocas, hasta llegar a la sección conocida como La Encanijada, desde donde descendimos siete metros en rappel a través de un fuerte chorro de agua. De ahí seguimos hasta llegar a la sección conocida como la Piedra Lijada, una de las más bellas del cañón donde el agua ha pulido el piso rocoso hasta dejarlo en tonalidades rojizas y ocres.

Después, siguiendo el curso del cañón, llegamos hasta una zona donde pudimos rappelear por dos inmensas cascadas, una de ellas de 14 metros conocida como La Taza. La segunda, de 22 metros, nos llevó a la Poza de las Golondrinas donde todos nos zambullimos para relajarnos un poco.

Para finalizar, llegamos hasta la Poza del diablo, uno de los lugares que más nos impactaron, pues mientras el cañón se iba estrechando hasta llegar a sólo siete metros de Ancho, los muros de roca se levantaban entre 60 y 80 metros sobre nuestra cabeza. Algo realmente espectacular. Después de atravesar por esa sección y de nueve horas de caminata, por fin salimos del cañón. Aún con la adrenalina al máximo, comenzamos a quitarnos el equipó sin dejar de hablar de la increíble experiencia de haber recorrido, “de arriba abajo”, el Bajío guanajuatense.

autor Fotógrafo especializado en deportes de aventura. ¡Ha trabajado para MD desde hace más de 10 años!
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