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Edificio Cántabro, joya del Centro Histórico que muchos fotografían y pocos nombran

Ciudad de México
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© X @YoElResidente

El Edificio Cántabro sigue siendo un punto obligado para quienes aman la historia y la arquitectura de la Ciudad de México. Descúbrelo aquí.

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El Edificio Cántabro, una joya arquitectónica con más de un siglo de historia, sorprende a quienes caminan por la calle 5 de Mayo, del Centro Histórico de la Ciudad de México. Su imponente fachada, sostenida por cuatro gigantescos atlantes, parece salida de otra época. Muchos la fotografían, pero pocos conocen la historia que resguardan sus muros.

El sueño de un español que dejó huella en la CDMX

En 1885, el empresario español Ricardo Sainz decidió invertir en una ciudad que, durante el Porfiriato, vivía una transformación profunda. El auge económico y el gusto por la arquitectura europea marcaron ese periodo, y Sainz no quiso quedarse atrás. Así nació el edificio cántabro, concebido originalmente como un hotel para viajeros nacionales y extranjeros que llegaban al corazón de la capital.

El inmueble se levantó en una de las calles más transitadas y simbólicas de la ciudad: 5 de Mayo. A tan solo unos pasos del Zócalo, esta vía se llenaba de tranvías, comercios, cafés y paseantes. El edificio, con su diseño ecléctico y su fachada monumental, encajó perfectamente en ese ambiente cosmopolita.

Los atlantes del Edificio Cántabro

Lo primero que salta a la vista del edificio cántabro son sus atlantes: cuatro figuras masculinas de gran tamaño que parecen cargar la estructura sobre sus hombros. Estos elementos escultóricos no son solo decorativos, también representan el ideal estético de fuerza y monumentalidad que caracterizó a la arquitectura de finales del siglo XIX.

Este tipo de adornos no era común en la Ciudad de México de aquella época, por lo que los atlantes del cántabro pronto se convirtieron en un símbolo de distinción. Hoy, forman parte del imaginario visual del Centro Histórico y son uno de los detalles más fotografiados por quienes caminan por la zona.

Más que un hotel, un testigo de la historia

Durante décadas, el edificio cántabro funcionó como un hotel que albergó a viajeros, comerciantes y personajes que formaron parte del dinamismo urbano del Porfiriato. Con el paso del tiempo, su uso cambió, y actualmente parte del edificio alberga al Restaurante Mercaderes.

Se trata de un restaurante enoteca que se especializa en platillos de alta cocina mexicana, además de ofrecer a los comensales más de 280 etiquetas de vinos tanto nacionales como internacionales.

Su valor no solo reside en su arquitectura, sino también en su capacidad de evocar una época en la que la Ciudad de México aspiraba a ser una capital moderna, al estilo de las grandes ciudades europeas.

Si decides caminar por esta calle, alza la vista. Mira con detenimiento los detalles de su fachada, imagina el bullicio de antaño y piensa en todas las historias que este lugar ha presenciado. El Cántabro no solo adorna el Centro Histórico, lo cuenta.

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