El chamoy, ¿la salsa que nos llegó de Japón?
Disfrutamos el chamoy con frutas, verduras o sólo. Te contamos cómo llegó a México esta salsa de albaricoque.
En México somos adictos a las salsas, existiendo una gran variedad, casi siempre estando unificadas por un elemento que no puede faltar: el chile. Sin embargo, el chamoy es una de las pocas salsas que se consume como una golosina, ya que es una mezcla de sabores dulces con salados.
Aunque pocos lo recuerdan, el chamoy no es de origen propiamente mexicano, su versión original es el umeboshi, un platillo japonés. Se trata de un encurtido de ume (albaricoque japonés) que primero se sala, luego se seca y finalmente se exprime para extraer su jugo. Aunque el umeboshi es de color café, se le suele añadir pintura vegetal para enrojecerlo. Este platillo se suele servir con el albaricoque aplastado con su jugo y es muy ácido y salado, como el chamoy.
No hay un registro fidedigno de la fecha de llegada del umeboshi a México, o si llegó a través de los migrantes japoneses o chinos. Sin embargo, de acuerdo con la historiadora Rachel Laudan en su libro Cocina e imperio, esta salsa llegó a través de la población china, quienes importaron el prunus nume encurtido, casi indiferente al umeboshi japonés.
De umeboshi a chamoy
Cabe destacar que no todo se trata de la gastronomía asiática, ya que al llegar a México el encurtido sufrió proceso de mestizaje, lo cual dio lugar al chamoy actual. Además de chabacanos secos, al chamoy se le agregan diversos ingredientes como tamarindo, jamaica, azúcar y el indispensable chile.
La principal forma de consumo de la salsa es como aderezo de frutas, verduras y frituras. Empero también ha sido consumido como golosina y distribuido en pequeños sobres para facilitar su consumo. Entre las principales marcas de esta forma de distribución se encuentra Miguelito, la productora de chamoy más popular y que ofrece una variante de la teoría del origen japonés de producto.
Miguelito, la compañía mexicana
Miguelito fue fundado por Felipe Zúñiga Chávez, empleado dela familia Iwadare, de origen japonés, quienes deseaban ingresar al mercado gastronómico mexicano en la década de 1960. Sin embargo, el producto no fue aceptado como golosina y no como un platillo.
Gracias al vínculo de confianza, el señor Iwadare compartió su receta de umeboshi con Zúñiga, quiene finalmente creó la empresa Miguelito en 1970.
La empresa fue nombrada con dicho nombre en honor de Miguel Ángel, hijo de Felipe Zúñiga, que nació a la par de Miguelito. Por ello, también se escogió al ángel cupido como logotipo. Actualmente, Miguelito produce una gran variedad de productos de chamoy, líquidos y en polvo.
Foto de portada: burro come churro | Cortesía vía Flickr