El futurista edificio Gardié, como de otro mundo, pero está en Chihuahua
¿Por qué tiene esa forma globosa?, ¿Por qué lo cerraron prematuramente? Te contamos la historia del viejo edificio Gardié.
La historia de México está llena de arquitectos que han sido vapuleados por crear inmuebles que rompen con lo convencional, pero que al pasar de los años se convierten en obras emblemáticas y simbólicas sin las que el panorama urbano perdería su encanto. Es el caso del edificio Gardié de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Este armatoste globoso, en actual estado de abandono, fue erigido en 1988, justo en la cuchilla que forman Avenida Paseo Triunfo de la República con Tecnológico. Un punto que no se distingue por ser céntrico, peatonal, verde, ni tampoco por tener la zona urbanísticamente más estética.
Pero en ese punto lo quisieron los hermanos empresarios Jesús y Justo García Diéguez. Ambos lo planearon esférico, porque tenían la idea de forrarlo con algún material que lo hiciera parecer como una gigantesca bola de helado, pero una vez que la obra concluyó cambiaron de plan, aunque de eso hablaremos después.
Con aquel edificio en la mente, los emprendedores buscaron a uno de los mejores arquitectos de la época: Ricardo González. Él diseñó, rediseñó, cambió planos y adaptó todo para que la idea de sus contratantes se hiciera realidad.
Una vez que la semiesfera estuvo lista no la forraron para que simulara un copo de helado, tampoco colocaron dentro ninguna heladería, al último decidieron instalar en el interior un negocio para la clase media alta y alta de Juárez: un restaurante de comida francesa.
La voz se corrió rápido. Todos querían darse el lujo de entrar. Probar los cortes, las bebidas, presumir que estuvieron ahí. Pero casi de inmediato se empezaron a sentir los estragos de algo que no habían calculado: la temperatura al interior.
El restaurante dentro del edificio Gardié tenía capacidad de 350 personas, pero aunque muchas veces estaba a la mitad de su capacidad, el calor al interior era sofocante. Ni dueños ni arquitecto pensaron en que los cristales, predominantes en la mayor parte del edificio, convertirían todo en un invernadero que aumentaba la temperatura en la época de calor y la bajaba todavía más en época de frío.
Al poco tiempo cerraron el negocio de comida. Luego operó como un bar, pero por las mismas razones también fracasó, después se mudó al sitio una estación de radio, misma que no duró mucho en el lugar. Después de eso cerró el edificio de los hermanos García Diéguez permanentemente, o al menos a la espera de algún proyecto para recuperarlo.
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