El histórico día en el que el presidente Roosevelt visitó México
A pesar de las tensiones que había entre Estados Unidos y México, el presidente Roosevelt llegó a Monterrey el 20 de abril de 1943 y fue recibido con veintiún cañonazos en su honor.
La histórica reunión entre el presidente Ávila Camacho y el mandatario Roosevelt
A pesar de las tensiones históricas y políticas que existían entre Estados Unidos y México, los gobiernos de Roosevelt y Ávila Camacho optaron por reunirse para consolidar diversos acuerdos, así como para reiterar el rechazo hacia las Potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial. ¡Conoce la historia!
La visita del mandatario estadounidense tuvo lugar el 20 de abril de 1943. Ese día, Franklin Delano Roosevelt viajó junto con su esposa -y algunos familiares- en un tren desde Nuevo Laredo hasta la ciudad de Monterrey, Nuevo León. A su llegada, el presidente Ávila Camacho junto con su cónyuge y otros miembros del gobierno lo recibieron.
Asimismo, se lanzaron veintiún cañonazos en su honor, desfilaron diversas tropas, hubo exhibiciones aéreas y se ofreció un exquisito banquete en el Casino Militar. En este último, ambos presidentes pronunciaron importantes discursos que se transmitieron en diversas estaciones de radio de todo el mundo.
No obstante, cabe mencionar que no era la primera vez que el mandatario estadounidense visitaba a su país vecino. De hecho, varios lustros antes ya había conversado con el entonces presidente Porfirio Díaz en Ciudad Juárez.
Los verdaderos motivos de la visita
Durante sus sermones, los dos presidentes hicieron énfasis respecto a las intenciones de buena vecindad entre ambos países; así como sobre el rechazo hacia las naciones que habían conformado el grupo de las Potencias del Eje (entre ellos estaba Japón y Alemania).
Sin embargo, a pesar de que la visita resultó muy positiva en apariencia, la gente pronto se preguntó si en realidad existían otros motivos para la misma. Y es que, durante esos años, la economía mexicana había sido sometida y obligada a vender sus materias primas al país del Norte.
Mientras tanto, Estados Unidos se había comprometido a proveer de diversos artefactos tecnológicos a México. Empero, esto no se cumplió del todo, por lo que México no dejaba de exportar sus materias primas ni de depender de la tecnología norteamericana que no llegaba.
Aunado a esto, aunque México tenía un mercado asegurado, era obligado a aceptar los precios que el país vecino le imponía. Como consecuencia, el intercambio comercial se volvió injusto y dañino para la economía mexicana. Además, Ávila Camacho empezó a ser presionado por diversos sectores nacionales.
El pacto del “buen vecino”
Con esto sobre la mesa, y terminada la visita de Roosevelt, los dos mandatarios se dirigieron a Texas, Estados Unidos. Estando ahí, se acordó que 300 000 trabajadores fueran enviados al país norteamericano para trabajar y que otros tantos se enrolaran en el ejército para combatir durante la guerra (en ese entonces se conformó el famoso Escuadrón 201).
Por otra parte, se firmó el Convenio del “buen vecino”. En éste, México se comprometía a indemnizar con 40 millones de dólares a Estados Unidos por los “daños” provocados por la Revolución Mexicana. Asimismo, se negociaron otras indemnizaciones a causa de la expropiación petrolera.
Respecto a las demandas mexicanas, se acordó la suspensión de las presiones diplomáticas, de las limitaciones comerciales, se negoció un mejor trato para los braceros y se reanudaron las exportaciones de plata. De esta forma, aquella reunión se convirtió en una de las más importantes que han existido entre ambos países..
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