El lado relajado y pueblerino de Puerto Vallarta
Habrás oído sobre sus hoteles de lujo, la diversidad de deportes acuáticos y los tours a sitios cercanos, ¿pero ya conoces sus artesanías, su iglesia y galerías, los museos o el jardín botánico?
Puerto Vallarta es un destino turístico por excelencia: su oferta hotelera es increíblemente variada, cuenta con restaurantes internacionales, plazas con tiendas departamentales y una ajetreada vida nocturna. Pero detrás de este lado cosmopolita está la otra cara de la moneda, una que encantará a aquellos que desean relajarse y redescubrir los sabores de la cocina mexicana o hacer de su viaje una experiencia fuera de lo clásico.
Lo primero es olvidarse de los taxis: mientras estés aquí, la bicicleta y tus pies serán tus nuevos medios de transporte. De igual forma es hora de dejar de lado las comodidades del “todo incluido” de los grandes hoteles junto al mar y buscar un hotel boutique, una posada o un hostal en el centro. Para un ambiente bohemio hay que ir a la Zona Romántica, ubicada al sur del río Cuale, donde encontrarás calles estrechas y empedradas, enredaderas y árboles, y casas y locales blancos con techos de teja que albergan tiendas, bares y restaurantes donde deleitarte con auténtica comida mexicana y lo mejor en mariscos y pescados de la región.
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Su lado pueblerino
Cruzando el río hacia el norte está el Mercado Municipal, la opción para adquirir artesanías, objetos y textiles para llevar como “recuerdito”, todo hecho por manos locales. Eso sí, te recomendamos preguntar precios y adentrarte en los pasillos, pues entre más cercanos a la calle, suelen vender más alto. Unas cuadras al este está el puente que te llevará a la Isla del Río Cuale, ideal para caminar, tomar fotos, comprar artesanías y toparse con esculturas como la de John Huston. Aquí destaca el Museo del Cuale que exhibe objetos arqueológicos del estado, desde piezas de cerámica hasta los restos de una tumba de Sayula, Jalisco.
Regresa al centro y ve a la plaza principal, decorada con un lindo quiosco y rodeada por frondosos árboles, donde los locales se reúnen algunas noches a la semana para bailar danzón. Enfrente podrás admirar la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, que se distingue por la enorme corona que remata su torre y cuya construcción data de 1930; la mezcla de estilos arquitectónicos y su hermosa fachada seguro despertarán a tu fotógrafo interno. Al caer la noche, sube al mirador del Cerro de la Cruz para capturar el océano que se despliega ante tus ojos y tener una vista panorámica de la ciudad.
Su lado artístico
No dejes de pasar por las diversas galerías de arte que se extienden por el centro y la Zona Romántica, ¡hay una veintena! Nuestras favoritas son Galleria Dante, Majolica Antica, Tierra Huichol y Galería Colectika. Después visita el Museo Naval –con pinturas, mapas y modelos de barcos a escala– y pasea por el malecón para observar las múltiples esculturas y monumentos que artistas nacionales y extranjeros han donado para decorar este andador peatonal.
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Su lado natural
Visita el Jardín Botánico de Vallarta. Sé que dije que nada de coches, pero en este caso lo necesitarás pues está a 50 minutos (31 km) del centro. Sin embargo, te garantizo que el viaje valdrá la pena pues sentirás que te transportas a un universo mágico. Si bien no verás hadas y seres fantásticos, sí encontrarás estanques y edificios de cristal en medio de la selva, diversas especies de aves y mariposas, cientos de plantas y árboles, y una impresionante variedad de orquídeas. ¿La mejor parte? Tiene un restaurante con una vista tan espectacular de los jardines que te olvidarás del mundo por unas horas
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