El mexicano que robó a Francia un códice azteca para devolverlo a México
Un francés se lleva a su país un códice azteca, 150 años después un mexicano lo roba de Francia para traerlo de vuelta a México. Ambas naciones se dicen robadas. ¿Quién tiene la razón?
La siguiente es una historia de esas en la que uno ya no distingue a los buenos de los malos, ni quienes dicen la verdad de aquellos que mienten, tampoco permite ponerse del lado de alguien.
Toda esta revoltura empezó el 19 de junio de 1982, cuando José Luis Castañeda, un abogado y dueño de un periódico local en Quintana Roo, entró a la Biblioteca Nacional de Francia para robar el Códice Tonalámatl Aubin, una especie de libro de predicción de los pueblos nahuas.
Con el pergamino escondido entre la ropa, regresó a su hotel para luego volar a España, después a Egipto y días más tarde tomar un vuelo a Nueva York, en donde abordaría la aeronave que al fin lo llevaría a Cancún. Su casa estaba en Cozumel.
Interpol localiza al mexicano que robó el Códice Tonalámatl Aubin
Hasta ahí llegaron por el abogado y periodista los agentes de la Interpol México, a petición de Interpol Francia. Hallaron el códice en un cajón de escritorio. El ladrón fue llevado a la Ciudad de México para ser entregado a la PGR. El caso empezaba a ser noticia internacional.
Casi enseguida los peritos del Instituto Nacional de Antropología e Historia determinaron que en efecto se trataba del Códice Azteca 18/19, el mismo que en 1840 se robó Joseph Marius Alexis Aubin para llevarlo a Europa, en donde fue renombrado como Códice Tonalámatl Aubin.
Un conflicto diplomático entre México y Francia
Una vez localizado el documento prehispánico sustraído por Castañeda de la Biblioteca Nacional de Francia, las presiones del país galo a México para devolver el códice y encarcelar a Castañeda aumentaron.
Pero no eran los únicos asuntos que el gobierno mexicano tenía qué resolver, porque devolver a Francia el documento significaba pasar por alto el robo del códice a la nación realizado casi 150 años atrás por Joseph Marius Alexis Aubin, mientras que encarcelar al abogado que lo sustrajo significaba no reconocer su acto patriótico, fuera éste real o ficticio.
Castañeda se enreda en explicaciones por el Códice Aubin
A fin de guardar las formas, y enviar varios mensajes, el gobierno mexicano presentó a los medios de comunicación a José Luis Castañeda, quien se enredó en las explicaciones. Porque, aunque docto en el tema mesoamericano, empezó por decir que lo robó porque quiso darle una lección a la gente en Francia encargada del resguardo del códice, quienes, según él, se burlaron de que México no cuida bien sus documentos.
Luego dijo que se lo robó como un acto patriótico, que su única intención era devolverlo a la nación. Y aunque algunos periódicos de poca monta se fueron por la fácil de ponerlo como héroe nacional, la realidad es que si hubiera sido así entonces ¿por qué esperó a ser detenido para entregarlo a la PGR o al INAH?
Francia dice que Castañeda sí quiso venderl el Códice
La respuesta vendría años después, durante una entrevista a Pierre Charasse, un ex funcionario de la embajada de Francia en México. Dio a conocer que después de estar en Egipto, José Luis Castañeda voló a Nueva York, no precisamente como para de su escala rumbo a Cancún, sino para vender en la ciudad norteamericana el Códice Tonalámatl Aubin, lo cual no pudo hacer porque el documento ya tenía una ficha de búsqueda por la Interpol.
Fue este funcionario de la embajada francesa quien entregó a Roberto García Moll, entonces director del INAH, el códice para su análisis y resguardo. Admitió que el asunto fue por varios años una piedra en la cooperación internacional de ambos países, pues incluso hubo una prohibición para que los mexicanos entraran a la Biblioteca Nacional de Francia.
El Códice Tonalámatl Aubin se queda en México
Pero todo se resolvió entre ambas naciones de una forma “más técnica que jurídica”, a decir de Pierre Charasse. México no encarceló a José Luis Castañeda, Francia no pidió más el códice pero tampoco admitió que 150 años atrás Joseph Marius Alexis Aubin lo robó, en fin, llegaron al acuerdo que quedaría bajo el resguardo de la Biblioteca Nacional de Antropología del INAH, y ahí terminó el asunto.
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