El temazcal, ritual de purificación y renacimiento que perdura hasta nuestros días
Descubre los elementos clave de la ceremonia del temazcal, desde el fuego y las piedras volcánicas hasta las hierbas medicinales.
El temazcal, una antigua práctica de purificación y sanación, sigue siendo una parte integral de la cultura mexicana, preservando los rituales y saberes de las civilizaciones prehispánicas.
Este baño de vapor, que combina elementos naturales y espirituales, ofrece una experiencia profundamente rejuvenecedora y transformadora. Conozcamos más sobre ello.
Los tiempos prehispánicos del temazcal
El término temazcal proviene de los vocablos náhuatl <<tema>>, que significa vapor; y <<calli>>, que significa casa; por lo que se le traduce al español como “casa de vapor de baño”.
Sin embargo, en otras regiones también se le conoce de otra manera. En la zona maya se le nombraba como zumpulcheé, aunque actualmente se le nombra como chuj, en mam. Por otro lado, los tarascos se refieren a él como huriguequa; mientras que los totonacos lo conocen como saq. Esto por mencionar algunos casos.
La construcción de estos baños, similar a la de los templos y palacios, demuestra su importancia en la sociedad mesoamericana.
Además, el temazcal carga con un simbolismo importante para la vida espiritual de las comunidades mesoamericanas. Representaba el interior de la Tierra y servía como un punto de conexión entre el mundo de los vivos y el inframundo, siendo considerado la entrada al «más allá».
Esta concepción cosmológica le otorgaba un significado sagrado y ritualístico, vinculado estrechamente con el ciclo de la vida, la muerte y el renacimiento.
Elementos y construcción
Los temazcales antiguos se encontraban comúnmente en centros ceremoniales y eran construcciones de gran importancia, evidenciadas por su tamaño y arquitectura.
Su diseño podía variar, con techos de dos aguas, planos o en forma de cúpula, y su planta podía ser rectangular, cuadrada o circular.
Principalmente, se construían con materiales como piedra, barro, adobes y carrizo, y podían albergar hasta 30 personas.
La obtención de vapor se lograba mediante el calentamiento de piedras o fragmentos de cerámica, sobre las cuales se arrojaba agua, generando el vapor característico del temazcal.
De este modo, su construcción y disposición reflejan la cosmovisión mesoamericana, donde la Tierra es concebida como un ser vivo y el temazcal como su representación física. El ritual del temazcal se convierte así en un viaje simbólico hacia el interior de la Tierra, un lugar de purificación y renacimiento espiritual.
Funciones
El temazcal tenía múltiples funciones, que iban desde lo higiénico hasta lo terapéutico y lo religioso. Se utilizaba para purificar el cuerpo y el espíritu, así como para tratar enfermedades relacionadas con el frío y el calor.
Además, era un espacio sagrado donde se llevaban a cabo ceremonias rituales, especialmente vinculadas con el juego de pelota, simbolizando el tránsito entre el mundo terrenal y el mundo espiritual.
La construcción de estos baños persiste desde aquella época hasta nuestros días. Con el tiempo han adquirido gran popularidad entre los mexicanos y turistas extranjeros.
Sin embargo, para las comunidades indígenas mexicanas, más allá de un atractivo turístico el temazcal es una forma de mantener vivas sus ancestrales tradiciones.
El ritual
La esencia del temazcal reside en su construcción, con piedras calentadas al rojo vivo sobre las cuales se agua con hierbas, creando un ambiente de vapor aromático que impregna el espacio y el cuerpo.
El guía, llamado «tlaquimilolli» en náhuatl, dirige el ritual, utilizando sonidos y vibraciones de instrumentos musicales prehispánicos para despertar la conciencia del participante y conectarlo con su ser interior.
El temazcal no solo es un baño de vapor, sino también un espacio de sanación y transformación. Durante el ritual, se utilizan ramos frescos de plantas y árboles para abanicar y mover el vapor, mientras el guía dirige la energía hacia los participantes. El objetivo es ayudar a liberar tensiones y a restaurar el bienestar tanto físico como emocional.
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Hoy en día, el temazcal sigue siendo valorado como un espacio de sanación, renovación y conexión con la naturaleza y el cosmos, manteniendo su relevancia en la cultura contemporánea.
¿Alguna vez has ido a un temazcal?