El triste final de Lucha Reyes, la cantante de la voz aguardentosa que padecía melancolía
Tequila y melancolía fueron los componentes que pusieron un triste final a la vida de Lucha Reyes. Recordamos la vida de la interprete de "¡Ay Jalisco, no te rajes".
Lucha Reyes, cuyo nombre real era María de la Luz Flores Aceves, nació en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el 23 de mayo de 1906. Desde niña mostró ser talentosa en el canto y desde entonces ya hacía uso de su falsete que la hizo destacar como cantante.
No conoció a su padre, mientras que su madre se hizo cargo de ella hasta entrada a la adolescencia. Tristemente fue estigmatizada desde su infancia, pues se creía era hija ilegítima de un potentado. Reyes, su apellido artístico, fue en realidad el apellido de su padrastro.
Sus sufrimientos comenzaron desde la infancia, pues a los 5 años de edad sufrió una enfermedad que la dejó muda temporalmente. Pese a ello, su talento la hizo destacar desde niña, llegando a ser nombrada como Reina del Mariachi en Guadalajara. Tiempo después se mudó a la Ciudad de México, donde vivió modestamente en la colonia Morelos. Debido a la pobreza que imperaba al país en aquella época, Lucha se vio impedida para continuar su educación.
Para continuar con su vocación musical, Reyes se unió a un cloro eclesial, para luego comenzar sus presentaciones como cantante en la Plaza de San Sebastián. En 1920 logró viajar a Estados Unidos para estudiar canto, para luego ser contratada como cantante y realizar exitosas giras al rededor de dicho país. Durante su gira conoció al periodista Gabriel Navarro, con quien se casó y de quien quedó embarazada. Lamentablemente, un aborto espontáneo provocó el enojo de Gabriel, quien comenzó a maltratarla.
Lucha Reyes, tequila y melancolía
Una vez de regreso en México, Lucha se unió con las hermanas Ofelia y Blanca Ascencio para formar el trío Reyes-Ascencio. Sin embargo, ya entonces presentaba un alcoholismo que, si bien no era severo, ocasionaba escenas de impertinencia. Como consecuencia, las hermanas Ascencio decidieron sustituir a Lucha Reyes por otra cantante.
Pese a la situación dolorosa, Lucha se integró en 1927 al Cuarteto Anáhuac, con quien realizó una gira por Alemania. Estando en Europa, la cantante sufrió una infección de garganta, lo que provocó que quedará fuera de los escenarios por más de un año. La necesidad económica hizo que Lucha no pudiera extender más su incapacidad y volvió a cantar. Su voz ya no era la misma, se había tornado rasposa, característica que la convertiría en una cantante con identidad única.
A partir de 1928, Lucha Reyes inició su carrera como solista. fue entonces que logró éxitos como «¡Ay Jalisco, no te rajes» o «La Panchita». En 1930 volvía a Estados Unidos para presentarse en el l teatro Million Dollar, de Los Ángeles. Asimismo, comenzó a participar en películas, entre las que destacan ¡Ay Jalisco, no te rajes!, junto a Jorge Negrete, y El zorro de Jalisco, junto a Emilio El Indio Fernández y Pedro Armendáriz.
Beber sin control
Gracias a lo anterior, el auge de Lucha Reyes comenzó y sus presentaciones tenían una fuerte demanda. Además de su voz, la caracterizaba sus presentaciones acompañada de una botella de tequila, a la cual solía darle un trago para engrosar su voz y darle a sus cantos un toque rudo y melancólico. Al principio el acto era bien recibido, sin embargo, poco a poco comenzó a beber con desenfreno y en ocasiones su inconveniencia la incapacitaba para siquiera iniciar el acto, aún cuando ella fuera la estrella principal.
Para 1944, Lucha Reyes había perdido a su primer marido y a su exsuegra, a quien quería como una madre. La depresión la hundió aún más en el alcoholismo, lo que le provocó una depresión severa que la mantuvo encerrada en su habitación por dos semanas. Lucha bebía tequila y dormía, con una pena en el alma.
Tras una corta recuperación, Lucha Reyes se sumergió en su propio pensamiento, en una sobria depresión. Fue entonces que decidió enviar a su hija, de tan solo once años, a comprar un frasco de barbitúricos. El 24 de junio de 1944, consumió 25 pastillas, mismas que le pusieron fin a su vida, pues los rastros de tequila aumentaron la letalidad.
Aunque la hija de Lucha descubrió el consumo de pastillas de la cantante, poco se pudo hacer, pues la grave intoxicación provocaría la muerte de Reyes un día después, el 25 de junio. El cuerpo de la cantante de la voz aguardentosa fue trasladado del hospital de la colonia Roma a la funeraria, y de ahí a su morada final, el Panteón de Dolores.
A su despedida acudió un importante público, así como sus amigos Cantinflas y Jorge Negrete. Antes de ser sepultada, Lucha Reyes fue homenajeada con la canción ¡Ay Jalisco, no te rajes!» y «Guadalajara».
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