Fiesta de la Candelilla, singular tradición de Higueras Nuevo León - México Desconocido
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Fiesta de la Candelilla, singular tradición de Higueras Nuevo León

Nuevo León
Fiesta de la Candelilla, singular tradición de Higueras Nuevo León fifu

Higueras, pequeña cabecera municipal del estado de Nuevo León, vive apaciblemente durante casi todo el año.

En fechas especiales, sin embargo, las rutinas se alteran y la cotidianidad se ve trastocada de sobremanera, como sucede en la víspera del 12 de diciembre, cuando se celebra la muy singular y tradicional Fiesta de la Candelilla.   

En la tarde del 11 de diciembre el pueblo de Higueras empieza a recibir cuantiosos visitantes que poco a poco van colmando la plaza; las calles de los alrededores son cerradas al tráfico vehicular y los juegos mecánicos encienden sus motores. Frente a la iglesia y en las calles cercanas a la plaza vemos a varias personas apilando las ramas de la candelilla en espera de que caiga la noche y llegue el momento de encender las luminarias. Al atardecer la plaza luce pletórica. Las campanas doblan anunciando la primera y la segunda llamada. Sin premura todavía, el templo va llenándose y todos esperan el inicio de la misa. Frente a la iglesia, los matachines, con sus coloridos atuendos, danzan sin parar. A la tercera llamada llega el sacerdote con sus ayudantes. Son casi las ocho de la noche. Para la ocasión vino el obispo de Monterrey. No podía ser menos, esta es una fiesta de gran relevancia.  Los clérigos se preparan para entrar; y un grupo de matachines, compuesto exclusivamente por mujeres, con una danza les va abriendo paso entre la multitud.

A eso de las nueve la misa concluye. Toda la gente sale del templo, detrás de los matachines y los sacerdotes. Las campanas repican sin cesar. Ya en la calle, el obispo bendice las pilas de candelilla, también llamadas luminarias. Luego de que termina de rociar el agua bendita sobre las pilas frente a la iglesia, el obispo hace una señal y se retira, es entonces cuando da inicio el evento cumbre de la fiesta: la quema de la candelilla.  Algunos hombres mayores se aproximan con cerillos o encendedores y prenden la candelilla. Resulta en verdad impresionante ver cómo de inmediato surgen las flamas, sin necesidad de papel ni combustible. En cuestión de segundos las pilas empiezan a arder, dando inicio a las luminarias; el chisporrotear del fuego inunda el ambiente, las flamas se levantan, las chispas brincan y el humo sube a los cielos. Todos los espectadores, delimitados por una valla colocada ex profeso a todo el derredor, comienzan a dar pasos hacia atrás. El calor se torna insoportable. La vista es fantástica, ¡inolvidable!  “Siempre prende –nos dice doña Cuca–, nunca falla, las únicas veces que ha fallado es porque el que trajo su pila la cortó con machete o no se la trajo a cuestas. Es por eso que no se permite que apilen candelilla mal cortada”.  En una fiesta como ésta no pueden faltar los matachines.

Un grupo de ellos, Danza Santa Elena, radica en el vecino poblado de Zuazua, aunque la mayoría de sus integrantes son originarios de Zacatecas.  Carlos Herrera, líder del grupo, nos explica los dos tipos de tocado que utilizan en su indumentaria. A uno le llaman “cresta de gallo”; al otro, “papalote” (que en algo se asemeja al de los voladores de Papantla). Ellos, como grupo, suelen asistir a cualquier fiesta que los inviten. Siempre se acompañan por dos músicos que van con tambora y violín. Rito Herrera, el tamborilero, nos comenta que la música que interpretan es tradicional y que la van enseñando de generación en generación. 

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El otro grupo de matachines, Ángeles de María, conformado exclusivamente por mujeres, es de San Pedro Garza García, municipio conurbado con Monterrey. El atuendo que visten es todo de color blanco, incluyendo el penacho de pluma de guajolote. En la espalda llevan los símbolos de María y Juan Diego, quien simboliza el ángel que está uniendo al cielo con la tierra. Además, todas traen rosarios en sus manos.  En pocos minutos las luminarias se van convirtiendo en brasas y cenizas. Es el momento de admirar los cohetones y el castillo.

Rato después, mientras los matachines se retiran, la gente hace lo propio, pero no es hora de irse todavía.  Todos buscan dónde cenar. Restaurantes ambulantes hay, pero el problema es encontrar una mesa disponible. Hay comida para todos los gustos, si bien los platillos elaborados a base de cabrito, como al pastor, la fritada y los machitos son la especialidad. ¡Una delicia!  La fiesta prosigue con un baile popular en la plaza misma. La gente disfruta del zapateado y el taconazo hasta que sean casi las doce, cuando todos se unirán al canto de las mañanitas a la Virgen de Guadalupe.  La Fiesta de la Candelilla es una celebración que mezcla lo pagano con lo religioso, lo cual ha fusionado la creencia de dos o más culturas y ante el fuego revive un sentimiento ancestral y primigenio.   

ORIGEN DE LA FIESTA DE LA CANDELILLA   

En cuanto a los orígenes de la celebración, resulta difícil determinar cuándo inició. El señor Artemio López, oriundo de Los Herrera (la tierra del connotado “Piporro”), nos cuenta que su suegro (originario de Higueras), nacido en 1886, decía que cuando estaba chiquillo ya existía esta tradición; ya como festividad pagano-religiosa fue instituida por un lugareño, el señor Leopoldo González, a mitad del siglo XX. Entonces, al parecer, esta Fiesta de la Candelilla es inmemorial y existen varias versiones, como nos explica el investigador Cristóbal López. Una de ellas afirma que la trajeron los primeros conquistadores españoles que se arraigaron en esta región.

Otra argumenta que no es tradición española, sino que se trata de una costumbre de los indios aiguales, una de las varias tribus que recorrieron estos parajes junto a los gualeguas, los catujanos, los guajolotes y muchos otros grupos nómadas cuyos nombres se han perdido en el río del olvido. En esta celebración, de acuerdo con los lugareños, existe un rito específico para traer las ramas de esta planta. En primera instancia, la persona –normalmente un hombre– tiene que ir a los cerros a cortar la candelilla y cargarla en sus hombros hasta regresar caminando al pueblo, a guisa de penitencia. Se supone que hay que trozarla con las manos o con los pies, jamás con machete u otra herramienta porque, según la tradición, si así lo hacen no arderá la noche de la fiesta. Aunque hay algunos incrédulos, todos prefieren mantener la costumbre de cortarla con las manos y cargarla en sus espaldas. Por otra parte, hay una creencia que dice que la persona que corta la candelilla gana indulgencias.   

LA CANDELILLA   

La candelilla (Euphorbia cerifera) es una planta herbácea, de la familia de las euforbiáceas, que crece de manera silvestre en las zonas semidesérticas del norte y noreste del país. Aquí en la región de Higueras solamente la utilizan para esta fiesta en particular, aunque sabemos que en otras partes del noreste se toma hervida en té contra problemas urinarios, y se aplica como emplasto para bajar la inflamación renal. Por ser una planta con alto contenido de cera, su uso medicinal interno debe realizarse con ciertas precauciones; sin embargo, su uso en esta festividad resulta excelente porque la cera misma es muy inflamable.   

SI USTED VA A HIGUERAS   

Saliendo de Monterrey tome la carretera federal núm. 85, antes de tomar la autopista de cuota, unos 10 km, desvíese a la derecha para pasar por General Zuazua y Marín antes de llegar a Higueras.  Los servicios en esta población son muy limitados, salvo la venta de comida durante las fiestas. En Monterrey encuentra todo.   

Fuente  : México desconocido No. 298

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