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Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México (Distrito Federal)

Ciudad de México
Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México (Distrito Federal) fifu

La Biblioteca Nacional de México, creada por los decretos expedidos el 26 de octubre de 1833, 30 de noviembre de 1846 y 12 de septiembre de 1857.

Se establece en el ex templo de San Agustín, por el decreto que Benito Juárez, presidente de la República, remitiera el 30 de noviembre de 1867. El inmueble se localiza entre las calles de Isabel la Católica y Uruguay, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Para formar su colección bibliográfica, a este lugar se trasladan los libros de las librerías conventuales y colegios de diversas órdenes religiosas, así como los de algunos ministerios de estado. Entre los donantes podemos citar a los Convento de San Francisco de la Ciudad de México, de Santo Domingo, de la Profesa, de la Merced, de San Agustín, del Carmen, San Joaquín y San Ángel, de Porta Coeli, de San Diego, de San Femando, de Santo Domingo, de Aranzazu del Colegio de San Pedro y San Pablo, de la Universidad, de Relaciones Interiores y Exteriores, de Justicia y de Fomento. 

El Fondo Reservado tiene como antecedentes la oficina de la subdirección de la Biblioteca, lugar en el que comenzaron a guardarse los impresos y manuscritos considerados más valiosos, mismos que se fueron identificando conforme avanzaban los trabajos de sistematización y organización de la Colección General de la Biblioteca, iniciada en 1882 por el bibliófilo y escritor José María Vigil. Bajo el Sistema de Clasificación de Namur, Vigil agrupó los libros en diez divisiones de acuerdo a su material: Introducción a los conocimientos humanos; Teología; Filosofía y Pedagogía; Jurisprudencia; Ciencias Matemáticas Físicas y Naturales; Medicina; Artes y Oficios; Filología y Bellas Artes; Historia y ciencias accesorias; Misceláneas literarias y publicaciones periódicas. Vigil indica que lo adaptó de acuerdo a nuestra idiosincrasia. 

En la mencionada oficina permanecieron los impresos y manuscritos más valiosos hasta la segunda mitad del presente siglo. En la década de los cincuenta, debido al deterioro del edificio, la Biblioteca se vio en la necesidad de cerrar sus instalaciones en tanto se efectuaban las obras de restauración, momento que se aprovechó para adaptar, en la sacristía del lado oriente, una bóveda de seguridad, mejor conocida como «Caja Fuerte». Esta sección abrió sus puertas a los investigadores en 1958. 

La reapertura de la Biblioteca se realizó el 2 de agosto de 1963 con la asistencia del entonces presidente de la República, licenciado Adolfo López Mateos, quien develó una placa en la sala de consulta de la llamada «Caja Fuerte». A este lugar se le dio el nombre de «Sala José María Lafragua», en honor al jurista, historiador y político mexicano, quien, restablecida la República, fungió como director de la Biblioteca Nacional, siendo el primero en ocupar este cargo. Así mismo, fue su benefactor, ya que por disposición testamentaria legó a la institución la mayor parte de su colección bibliográfica y documental.  La organización del acervo custodiado en la bóveda de seguridad se dividió en dos grandes secciones a las que se les denominó «Libros Raros y Curiosos» (impresos) y «Gabinete de Manuscritos» (más tarde manuscritos). 

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La bóveda funcionó en la sacristía hasta principios de los años ochenta, época en que las malas condiciones de la estructura del edificio demandaban una vez más restauración, misma que se inició en los primeros meses de 1983; entonces se concibió la idea de recuperar la fisonomía original del templo, por lo que fue necesario quitar los pisos que se habían agregado a la sacristía.  Para alojar los materiales que ahí se resguardaban se adaptó la capilla ubicada en el lado superior oriente y, como sala de consulta, el coro de la iglesia. En la capilla superior poniente se guardó el material biblio. gráfico correspondiente a la colección de la Antigua Academia de San Carlos, la cual ingresó a la Biblioteca en 1971, y parte de la colección del Fondo de Origen, que también ocupó la antigua estantería distribuida en la nave mayor y en la capilla de la Tercera Orden (casi 42 000 volúmenes). Anteriormente otra cantidad similar, de la misma colección, se había trasladado a las nuevas instalaciones de la Biblioteca, en el Centro Cultural Universitario. 

El servicio en este espacio se abrió el 2 de agosto de 1984, con motivo de la celebración del primer centenario de la inauguración de la Biblioteca Nacional de México. Cabe señalar que a partir de entonces a este lugar se le denominó Fondo Reservado:  En 1990, al tomar posesión como director del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, el filólogo doctor José G. Moreno de Alba se dio a la tarea de gestionar, ante el gobierno federal, un presupuesto para la construcción de un edificio ex profeso para el Fondo Reservado, ya que el ex templo de San Agustín había quedado bastante deteriorado por los temblores de 1985. El nuevo edificio debía reunir las condiciones necesarias para preservar la memoria de la Nación.  Finalmente, el inmueble comenzó a construirse en el lado oriente del edificio principal de la Biblioteca Nacional, en el Centro Cultural Universitario.

Fue inaugurado en diciembre de 1992 por el entonces secretario de Educación Pública, doctor Ernesto Zedillo Ponce de León, en representación del Presidente de la República, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, doctor José Sarukhán, y el di- rector del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, doctor José G. Moreno de Alba.  En agosto del año siguiente los materiales- que se resguardaban en el ex templo de San Agustín fueron trasladados a su nueva sede. El diseño arquitectónico de la construcción estuvo a cargo de Orso Núñez y cuenta con una superficie de 7 572 m2, distribuidos en tres plantas de la siguiente manera: en la planta baja se ubicaron las secciones de obras monográficas y la de archivos y manuscritos (anteriormente Gabinete de Manuscritos); en el primer piso, la Colección del Fondo de Origen (Fondo Primitivo), compuesta aproximadamente por 90 000 volúmenes: obras impresas la mayoría de ellas en países europeos entre 1501 y 1821, cuya consulta se realiza mediante el catálogo electrónico de la Biblioteca.

El segundo piso guarda las co- lecciones especiales (bibliotecas particulares adquiridas por donación o compra), entre las que destacan la de Mario Colín Sánchez, Ángel Pala, Escuela Nacional Preparatoria (Gabino Barreda), Efrén del Pozo, María Asúnsolo, Silvino Macedonia González (recortes hemerográficos sobre temas culturales, históricos, biográficos, etc., tanto nacionales como extranjeros, entre otras.  Para finalizar sólo diremos que los más de 200 000 volúmenes monográficos -salvo algunos de gran valor producidos por las grandes rotativas actuales-, y los aproximadamente 60 000 mil manuscritos que se conservan en el Fondo Reservado provienen, los monográficos, de las primitivas imprentas, fechados desde 1472; y de los archivos civiles, eclesiásticos, y particulares, los manuscritos. Entre todos estos destaca por su antigüedad, probablemente de finales del siglo XIV, un libro de horas diseñado en vitela y escrito en letra gótica misal. Desde luego no podemos dejar de mencionar los manuscritos mexicanos que son los que conforman la mayoría de esta sección, entre los cuales destacan el famoso manuscrito del siglo XVI, conocido como Cantares mexicanos, atribuido a Bernardino de Sahagún y el Jardín americano, elaborado por Juan Navarro. En la serie de archivos están, entre otros, los de. Benito Juárez, Francisco l. Madero, Ángel María Garibay y Dr. Atl.   

Fuente: México en el Tiempo No. 29 marzo-abril 1999

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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