Graniceros, los hechiceros climáticos del México prehispánico que aún existen
Los graniceros son hechiceros que cuentan con dones para comunicarse con las deidades naturales y así alterar las condiciones climáticas.
La ciencia de pronosticar el clima data oficialmente su origen en el siglo XIX. Sin embargo, indígenas del siglo XVI ya se dedicaban al augurio y control del clima. Estos hombres eras llamados graniceros, ritualistas del rayo, sacerdotes o hechiceros. Sus rituales eran usados principalmente para el bien común, peticiones pluviales; rituales agrícolas o la curación chamánica.
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Graniceros en el México prehispánico
Los graniceros pueden rastrearse hasta la época de los mexicas. Este grupo indígena tenía un cuerpo sacerdotal que estaba dedicado al culto a Tláloc con la intención de obtener buen clima para la siembra.
El antropólogo Aguirre Beltrán nos habla del Gran Nahual, también llamado nahualli, un hechicero que conjugaba la ciencia y las artes para provocar la lluvia, desviar el granizo y metamorfosearse en animal.
La prueba más contundente de la existencia de los graniceros en la época prehispánica surge de Fray Bernardino de Shagún, quien habló de ellos en su Historia general de las cosas de Nueva España:
Las nubes espesas, cuando se veían encima de las sierras altas, decían que ya venían los Tlaloque, […] que era señal de granizos, los cuales venían a destruir las sementeras […]. Y para que no viniese el dicho daño en los maizales, andaban unos hechiceros que llamaba teciuhtlazque, que es casi estorbadores de granizos; los cuales decían que sabían cierta arte o encantamiento para quitar los granizos, o que no empeciesen los maizales, y para enviarlos a las partes de- siertas, y no sembradas, ni cultivadas, o a los lugares donde no hay sementeras ningunas.
Fray Bernardino de Shagún
Graniceros en la actualidad
En la región de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl aún es posible encontrar gente que practica la herencia de los graniceros. Sin embargo, como pasa con muchas costumbres y prácticas precolombinas, el total de los practicantes ha disminuido.
Moisés Vega Mendoza, granicero de 55 años cuenta para la revista venAmérica:
En agradecimiento, a principios de noviembre suben a la montaña para ofrendar y realizar ceremonias en honor a los difuntos graniceros y a los espíritus de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Son nuestras montañas, de las cuales no podemos salir, aunque nos paguen para ir a realizar ceremonias a otras regiones para invocar lluvias, porque estamos destinados nada más para estos volcanes. Somos tlaloques, somos guardianes, dentro de la magia, dentro del misticismo
Moisés Vega Mendoza
Con información: +DEMX, UNAM, venAmérica