Hacienda Santa Engracia, Tamaulipas
En el sur de Tamaulipas, a una hora de Ciudad Victoria, está enclavada en una de las regiones naranjeras más importantes de México.
Hoy en día la Casa Grande, como se le dice al casco, se ha convertido en un hotel con muchos atractivos. La historia de los ranchos de la zona es muy especial. Todos se especializaron en sus orígenes en el cultivo del maíz, henequén y cítricos. En 1932, ya siendo presidente de México Emilio Portes Gil, comenzó el reparto agrario, y en el caso de la Hacienda de Santa Engracia, el casco quedó en poder de José Martínez Gómez y de su madre, quienes por haber permanecido en él durante la Revolución, lograron salvarlo del asedio de los insurrectos.
De hacienda a hotel
Todo comenzó en el año l940, cuando José Martínez Gómez, quien había estudiado en Estados Unidos, invitaba frecuentemente a sus amigos para que conocieran la hacienda. Tuvo gran éxito, pues siendo apuesto y un verdadero charro mexicano, sus fiestas eran famosas en Tamaulipas, por sus carreras de caballos, peleas de gallos, música de huapangueros y esas inolvidables comidas con recetas de platillos típicos de la región. Además tiene una presa, que le da un encanto adicional, pues dada la cercanía con la sierra, ésta se ve reflejada en sus aguas y los atardeceres son verdaderos escenarios de color. Los jardines son principalmente las huertas de naranjas y aguacates.
La vida en la Casa Grande es de mucho ambiente, por la noche los huéspedes se reúnen en el bar El Cadillo, a departir, cantar, jugar cartas, dominó, y a paladear los “vampiros», especialidad de la casa. El Comedor de las Generaciones es notable por su gran mesa de ébano flanqueada por señoriales cuadros de los antepasados. Al frente de la cocina esta doña Juanita, nieta de doña Hilaria, la cocinera del tío Pepe hace 50 años. Pasando de generación en generación, las recetas secretas de la hacienda se han mantenido.
Todos agarran su caminito…
Todos los descendientes de aquel primer José Martínez regados por toda la República, principalmente en Ciudad Victoria, Distrito Federal, Monterrey y San Luis Potosí, se reúnen para celebrar la Navidad y el fin de año en Santa Engracia, teniendo que cerrar sus puertas al turismo para albergar a la familia.
Nosotros, cada diciembre, salimos temprano de la ciudad de México, hacemos una parada en Querétaro, donde recogemos a mi primogénito y su numerosa familia, pasamos por San Luis Potosí y por la gran planicie desértica que lleva a Saltillo, luego la carretera se desvía a la derecha en el Huizache, camino que lleva hasta Tampico, pero al llegar a un señalamiento que dice para Tula y Jaumave, se desvía uno a la izquierda y ya desde ahí todos en el coche comenzamos a cantar:
Yendo de Tula a Jaumave
me encontré con un ranchero.
Iba en su cuaco retinto
todo vestido de cuero.
Le pregunté pa´ donde iba
y haciéndose el remolón:
‘voy pa Victoria’, me dijo,
a darle una vuelta a mi amor’.
De Victoria, siguiendo la carretera a Monterrey, y a sólo 30 minutos, se da vuelta a la izquierda , donde está la estación del tren a Tampico, y a 20 minutos más, por carretera pavimentada, llega uno a la Hacienda de Santa Engracia, donde siempre nos esperan, y a todo viajero, jugos de naranja helados.
Exhacienda Santa Engracia
Carretera Interejidal Km. 33
Ej. Benito Juárez, Mpio. de Hidalgo, Tamaulipas.
Teléfono: 01 (52) (835) 337 1658.
5 Imprescindibles
• Tomar el camino a la sierra hasta la cueva del Guano, donde existe un gran acantilado para rapelear y bañarse en una poza de agua clara.
• Buscar el nacimiento de los ríos Santa Engracia y Purificación.
• Pasear en bote por la Presa Santa Engracia al atardecer.
• Tomar diariamente al menos un jugo de naranja helado.
• Montar a caballo por los alrededores.
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