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Isla Guadalupe, un lugar especial para el hombre

Baja California
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Ubicada al oeste de la península de Baja California, Isla Guadalupe constituye un ecosistema único en el Pacífico mexicano.

Ubicada al oeste de la península de Baja California, Isla Guadalupe constituye un ecosistema único en el Pacífico mexicano.

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Localizada aproximadamente a unas 145 millas al oeste de la península de Baja California, la Guadalupe es la isla más alejada en el Pacífico mexicano. Este hermoso paraíso biológico tiene una longitud total de 35 km y una anchura que varía de 5 a 10 km; su altura máxima se calcula en unos 1 300 metros, con acantilados de 850 metros que se pierden en las profundidades del océano.

La isla está habitada por pescadores de abulón y langosta que tienen sus casas en el Campo Oeste, donde los conjuntos habitacionales y las lanchas están protegidos por una hermosa bahía de los fuertes vientos y marejadas que azotan la isla durante el invierno. Esta pequeña comunidad cuenta con luz eléctrica producida por motogeneradores instalados en la unidad habitacional, y un barco militar les lleva un suplemento de 20 toneladas de agua potable cada mes.

La hospitalidad en la isla se hizo notar desde nuestra llegada, ya que fuimos invitados a merendar una deliciosa ensalada de abulón con langosta (“más fresco no se puede obtener”, nos comentó la ama de casa).

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En la isla también se encuentra una guarnición militar, en la parte sur, cuyos miembros realizan las actividades necesarias para controlar las embarcaciones que llegan o se van de la isla, entre otras funciones.

En México, la pesquería del abulón en distintos sitios se ha reducido drásticamente debido a la explotación inmoderada y a la falta de un plan de manejo de este valioso recurso; sin embargo, en Isla Guadalupe la pesca de abulón se maneja de una forma racional para que las futuras generaciones tengan oportunidad de trabajo y de disfrutar lo que les provee la isla.

Actualmente en la isla hay seis buzos abuloneros. La jornada de trabajo no es sencilla, empieza a las 7 a.m. y termina a las 2 p.m.; bucean 4 horas por día a 8-10 brazas de profundidad, en lo que ellos denominan “marea”. En Guadalupe se bucea con manguera (huka) y no se usa el equipo convencional de buceo autónomo (scuba). La pesca del abulón se practica preferentemente por parejas; el que permanece en la embarcación, denominado “cabo de vida”, es el encargado de que el compresor de aire funcione a la perfección y de maniobrar los remos; en caso de una emergencia el buzo da 5 tirones fuertes a la manguera para ser rescatado de inmediato por su compañero.

Demetrio, un buzo de 21 años de edad que lleva 2 años trabajando en la isla, nos relata lo siguiente: “ya casi completaba la faena cuando repentinamente volteo y observo un inmenso tiburón, del tamaño de la embarcación; me escondí en una cueva mientras el tiburón dio unas cuantas vueltas y luego decidió retirarse; inmediatamente después di 5 tirones con fuerza a la manguera para ser rescatado por mi compañero. Me he topado con el tiburón 2 veces, todos los buzos aquí lo hemos visto y también se sabe de ataques mortales a humanos por parte de estos colosos”.

La pesca de la langosta es menos arriesgada, pues se lleva a cabo con trampas hechas de madera, dentro de las cuales se coloca pescado fresco para atraer a la langosta; dichas trampas se sumergen a 30 o 40 brazas, permanecen en el fondo marino durante la noche y a la mañana siguiente se revisa la captura. El abulón y la langosta se dejan en “recibas” (cajas sumergidas en el mar) para conservar su frescura, y a la llegada semanal o quincenal del avión, el marisco fresco es llevado directamente a una cooperativa en Ensenada, donde posteriormente se realiza el cocido y el enlatado, para su venta en los mercados nacional e internacional. Las conchas de abulón son vendidas a las tiendas como curiosidades y la concha nacarada para hacer aretes, pulseras y otros adornos.

Durante nuestra estancia en Guadalupe conocimos al “Ruso”, un pescador fuerte y robusto, de edad mayor; él vive en la isla desde 1963. El “Ruso” nos invita un café en su hogar mientras relata sus vivencias: “Las experiencias más fuertes que he vivido a lo largo de los años buceando en esta isla son las apariciones del tiburón blanco, es como ver un zeppelin allá abajo; nada me ha impresionado más durante toda mi vida de buzo; lo he admirado en 22 ocasiones”.

El trabajo de los pescadores de Isla Guadalupe merece atención y respeto. Gracias a los buzos podemos deleitarnos con una estupenda cena de abulón o langosta; ellos respetan las vedas del recurso y cuidan de que no sean robados por piratas o por barcos extranjeros; a su vez, arriesgan sus vidas diariamente, pues si llegan a tener un problema de descompresión, lo cual ocurre con frecuencia, no cuentan con la cámara descompresora necesaria para salvar su vida (la cooperativa de la que forman parte y que se encuentra en Ensenada, debería hacer el esfuerzo por adquirir una).

FLORA Y FAUNA “INTRODUCIDA”

Cabe mencionar que la isla posee una flora y fauna inigualable: en cuanto a mamíferos marinos, la población de la foca fina de Guadalupe (Arctocephalus townstendi) y del elefante marino (Mirounga angustrirostris), casi extintos por la caza a finales del siglo XIX, se ha recuperado gracias a la protección del gobierno mexicano. La foca fina, el lobo de mar (Zalophus californianus) y el elefante marino se encuentran agrupados en pequeñas colonias; estos mamíferos representan el principal alimento de su depredador, el tiburón blanco.

La gente que habita en la Isla Guadalupe se alimenta sobre todo de los recursos marinos, como son el pescado, la langosta y el abulón, entre otros; sin embargo, también consume las cabras que fueron introducidas por los cazadores de ballenas a principios del siglo XIX. La expedición de la Academia de Ciencias de California calculó que en 1922 existían entre 40 000 y 60 000 cabras; hoy día se cree que hay aproximadamente entre 8 000 y 12 000. Estos rumiantes han acabado con la vegetación autóctona de Isla Guadalupe debido a que no tienen depredadores; hay perros y gatos en la isla, pero éstos no llegan a diezmar a la población de cabras (véase México desconocido núm. 210, agosto de 1994).

Se dice que las cabras de Isla Guadalupe son de origen ruso. Los pescadores comentan que estos cuadrúpedos no tienen parásitos; la gente las consume frecuentemente en carnitas, asado o barbacoa, y seca parte de la carne con abundante sal, en un alambre tendido al sol.

Cuando se acaba el agua en el Campo Oeste los pescadores llevan sus tambos de hule en camioneta hasta un manantial que se encuentra a 1 200 m de altura. Son 25 km de terreno accidentado, casi inaccesible, para llegar al manantial; aquí es donde el bosque de cipreses, localizado a 1 250 msnm, juega un papel crucial en Isla Guadalupe, pues gracias a estos hermosos árboles se conserva el único manantial de la isla, el cual está cercado para evitar la entrada de cabras y perros. El problema es que este frágil bosque de cipreses se está perdiendo con rapidez, a causa del intenso pastoreo de las cabras, que provoca la erosión y la reducción paulatina del bosque, así como una pérdida en la diversidad y abundancia de aves que hacen uso de este ecosistema único. Mientras menos árboles haya en la isla, menos disponibilidad de agua en el manantial habrá para la comunidad pesquera.

El señor Francisco pertenece a la comunidad de pescadores y él se responsabiliza de llevar agua al Campo Oeste cuando ésta hace falta: “Cada vez que venimos por agua nos llevamos 4 o 5 chivos, éstos se congelan y se venden en Ensenada, allá los hacen barbacoa; la captura es fácil ya que el perro nos ayuda a acorralarlos”. Dice que todos quieren que se erradique a las cabras, por el problema que representan para la vegetación, pero no hay ayuda por parte del gobierno.

Es de capital importancia realizar una campaña para la extirpación de las cabras, dado que las palmeras, los pinos y los cipreses no se han reproducido desde el siglo pasado; si no se toma una decisión seria por parte de las autoridades se perderá un ecosistema único con hábitat de diversas y valiosas especies endémicas, así como el manantial del cual dependen las familias que habitan la isla.

Y lo mismo puede decirse para las demás islas oceánicas en el Pacífico mexicano, tales como Clarión y Socorro, pertenecientes al archipiélago de Revillagigedo.

La temporada ideal para visitar la Isla Guadalupe es de abril a octubre, debido a que no hay presencia de tormentas durante esa época.

SI USTED VA A ISLA GUADALUPE

La isla se encuentra a 145 millas al oeste, partiendo del puerto de Ensenada, B.C. Se puede acceder por barco o por avión, que parte semanalmente del aeropuerto localizado en El Maneadero, en Ensenada.

Fuente: México desconocido No. 287 / enero 2001

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