¿Un lama y un sacerdote mexica crearon la Virgen de Guadalupe? Esto ficcionó Jacobo Grinberg
Grinberg intentó explicar la unión de todos los espacios y tiempos de forma mitológica. Para ello escribió una historia ficcionada de la Virgen de Guadalupe, creada por un lama tibetano y un sacerdote mexica.
La religión de un pueblo está fundada a través de diversos símbolos que ayudan a forjar la cosmovisión de una comunidad. La Virgen de Guadalupe es parte de aquellos arquetipos religiosos sobre los que se fundó una nueva religión en México.
Existen diversas versiones sobre cómo fue que se forjó esta imagen tan representativa para los adeptos religiososo mexicanos. Una de estas versiones dice que fue una estrategia española para evangelizar a los pueblos indígenas de nuestro país.
Sin embargo, ¿sabías que existe una teoría sobre la creación de esta imagen? Se trata de una versión descrita por Jacobo Grinberg en su libro El Prototipo, un texto que trata de ilustrar de forma mítica el tiempo siempre presente; instante en el que no existe pasado, presente o futuro y que, por lo tanto, permite interacción entre todos los acontecimientos, pues se trata de un no-tiempo y no-lugar. En esta historia se mitifica el trabajo conjunto entre un monje tibetano y una especie de chamán mexica, quienes trabajaron conjuntamente para forjar una imagen que ayudase a unificar pueblos enteros.
El budismo del lama Je Tsongkhapa
De acuerdo con Grinberg, en el siglo VIII d.C., el histórico lama Je Tsongkhapa tenía como objetivo unificar a las diversas sectas budistas que radicaban en las montañas nevadas del Tibet, de las cuales, gran parte de ellas, fueron víctimas de la superstición a la magia negra.
Esta labor implicó un reto titánico, pues el lama pasó mucho tiempo meditando acerca de la mejor manera de sincretizar las diversas creencias que existían entre las diferentes sectas budistas tibetanas. Con el tiempo Je Tsongkhapa desarrolló una especie de poder mental que, durante las meditaciones, le permitía realizar viajes a distancia, según Grinberg.
A través de este medio, dicho lama intentó unificar a las sectas, sin obtener resultados favorables. No obstante, durante una de sus meditaciones nocturnas, Je Tsongkhapa respondió a un llamado de auxilio que provenía desde el otro lado del mundo.
Conversaciones con Yecatl
Quien solicitó socorro fue Yecatl, un indígena de Mesoamérica, quien previó los horrores y sufrimientos que traería consigo una supuesta conquista de su pueblo. Esto ocurrió años antes de que los españoles llegaran a tierras prehispánicas.
Es importante aclarar, a diferencia del lama, Yecatl era un personaje de ficción. Sin embargo es probable que Grinberg lo asumiera como real debido a su teoría del contacto con entes de otros épocas y lugares. No se sabe de dónde obtuvo la información para ficcionarlo, pero es probable que provenga de un sueño o visión.
Desde la respuesta a su llamado de auxilio, Tsongkhapa y Yecatl trabajaron juntos para descifrar el acertijo sobre la unificación de culturas que tuvieran creencias diferentes. Ambos mantuvieron un objetivo en común a lo largo de los años.
«Para unificar a una nación era necesario encontrar los puntos comunes y las sinergias de las, aparentemente, opuestas tendencias; luego hallar un medio para hacer visibles tales sinergias y, por último, asegurarse que sería conocida por todos», apuntó Grinberg en su libro.
Posteriormente el monje budista propondría a Yecatl una vieja técnica tibetana que podría ayudarlos a conseguir la unificación entre pueblos con diferencias. Se trataba de establecer arquetipos con un significado en común para las culturas y plasmarlos en una imagen que permitiría que la gente los interiorizara.
Dicha estrategia fue propuesta a Yecatl, quien estuvo de acuerdo en realizar esta labor, aunque no se concretaría hasta años más tarde.
La muerte de Yecatl
Sin embargo, años antes de que ambos pudieran concretar su labor en común, la muerte alcanzó a Yecatl. El chamán indígena falleció durante los crudos momentos de la conquista española. Según Grinberg, el sabio indígena murió dentro de la cueva en la que vivió.
Pese a la desgracia, Tsongkhapa no abandonó a su amigo con quien sostuvo un ideal común, pero ahora más allá del plano de existencia terrenal. Pues el monje budista acompaño a Yecatl en su camino a través de la muerte, y mediante la meditación, sus espíritus seguían en comunicación.
En el plano espiritual, ambos observaron los horrores de la conquista española sobre los pueblos indígenas. Hasta que una luz de esperanza apareció ante sus ojos: el nacimiento de los niños de padres españoles y madres indígenas.
El mestizaje fue lo que ofreció la respuesta a los dos sabios. El mestizaje resultó como el elemento que reforzaría la creencia de la unificación entre dos pueblos culturalmente distantes. Además representaba la esperanza de un nuevo comienzo; el futuro del nuevo pueblo.
Conjunción divina: nacimiento de la Virgen de Guadalupe
En los años posteriores, mediante el plano espiritual, Yecatl y Tsongkhapa trabajaron en la creación de aquella imagen que ofrecería esperanza y unificación al nuevo pueblo. Esta imagen debía simbolizar los denominadores comunes entre las culturas indígena y la española.
De este modo, para lograr sincretizar en una sola imagen los elementos fundamentales en los que se fundaban las creencias de ambas culturas, Yecatl y Tsongkhapa unificaron los principales arquetipos religiosos.
La imagen estaría encarnada por el rostro de una joven mestiza, quien expresaría el amor y la compasión. Este primer símbolo fusionó dos mundos diferentes entre sí. La nueva divinidad tenoa que vestirse con los vestigios de la religión mexica, por ello se recuperaron los siguientes elementos:
- Un manto azul cubierto de estrellas que evocara al dios Huitzilopochtli. Además, este manto sería semejante al que cubrió a los tlatoanis. Mientras que las estrellas remomoraban Citlallicue, la diosa de «la falda de estrellas«.
- Estos elementos se enmarcaron para iluminar un cielo azul oscuro, con el cual se simbolizó lo impalpable e invisible de Yohualli Ehécatl.
- La nueva divinidad también portaría un cinturón, como aquella serpiente que ciñó a la Coatlicue.
- Por otro lado se incluyó a Tonatiuh y Tezcatlanextia resplandecientes en la flor solar que enmarcaría la figura de aquella deidad.
- Quetzalcóatl y Tlahuizcalpantecuhtli quedarían simbolizados por un óvalo de jade en el cual se inscribiría la cruz cristiana.
«La imagen hablaba por sí misma y sintetizaba las creencias del pueblo mexica, mostrándolas juntas en el nuevo ser que era producto de dos razas enfrentadas», apuntó Grinberg.
De acuerdo con el cientitífico mexicano, así fue como Yecatl y Tsongkhapa forjaron esta imagen para representar al nuevo pueblo de México, en su carácter más compasivo y lleno de luz.
Ahora sólo quedaba encontrar el momento adecuado para que dicha imagen se manifestara.
Aparición de la Virgen a Juan Diego en el Cerro del Tepeyac
Según la leyenda, a los 53 años tuvo la aparición milagrosa que daría inicio a la adoración de la Virgen de Guadalupe en México. La historia fue así: Juan Diego vivía con su mujer y su tío Juan Bernardino en Tulpetac, lugar donde no había iglesias por lo cual tenían que ir a misa hasta Santa Cruz de Tlatelolco.
El 9 de diciembre de 1531, Juan Diego se encaminaba hacia ahí y al pasar por el Cerro del Tepeyac oyó un canto que no era de esta tierra.
Se detuvo a gozar de él y cuando miró arriba vio un sol resplandeciente y en medio a una señora en actitud de oración (primera aparición), él fue a saludarla y ella le dijo que era su deseo que le labrase un templo en ese llano y le encomendó también que le comunicara ese deseo al señor obispo.
El obsipo no lo tomó en serio y le pidió que volviese otra vez al lugar a ver si sus ojos no lo habían traicionado. Regresó desconsolado Juan Diego y la Santísima Virgen se le apareció otra vez (segunda aparición) para decirle que volviera al día siguiente a ver al señor obispo.
Juan Diego así lo hizo, pero el obispo le pidió una señal comprobatoria de la voluntad de la Virgen. La señora se le apareció de nuevo (tercera aparición) y le pidió que volviera después de un día.
El día de la cita, se enfermó de cuidado el tío Juan Bernardino, por lo que Juan Diego salió un día después. Se dirigió a la ciudad a buscar a un sacerdote para que le administrara los últimos sacramentos.
La última aparición de la Virgen de Guadalupe
Iba por ahí, ese día 12 de diciembre, cuando al pasar de nuevo por el Tepeyac se le volvió a aparecer la Virgen de Guadalupe (cuarta aparición) y le preguntó qué le pasaba. Él le contó lo de la enfermedad de su tío y ella le dijo que no se preocupara porque su tío ya estaba sano, después le pidió que subiera al cerro a recoger unas flores.
Fue Juan Diego y en efecto encontró muy bellas rosas de las que no era temporada y que nunca se habían dado allí. Ya con ellas en su ayate, la Santísima Virgen dijo que las llevara donde el señor obispo pero que no desplegase su ayate ni lo mostrara a nadie más. Así lo hizo Juan Diego.
Después de conseguir entrar en el obispado, le dijo a Zumárraga, el obispo, que ahí le llevaba la prueba que le había pedido. En ese momento soltó su ayate y apareció en él pintada “como por los ángeles”, la imagen de la Virgen de Guadalupe.
¿Quién fue Jacobo Grinberg?
Jacobo Grinberg-Zylberbaum nació en la Ciudad de México en 1946. Estudió la licenciatura en psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y psicofisiología en el Instituto de Investigación Cerebral de Nueva York. Posteriormente, obtuvo un doctorado por sus estudios de los efectos electrofisiológicos de los estímulos geométricos en el cerebro.
El reconocimiento por parte de la academia le permitió fundar un laboratorio de psicofisiología en la Universidad Anáhuac. Cerca de 1980 sus estudios fueron acogidos por la UNAM, donde abrió un segundo laboratorio. Posteriormente, en 1987, inauguró el Instituto Nacional para el Estudio de la Conciencia, mismo que contó con apoyo económico de la UNAM y el Conacyt.
Jacobo Grinberg y los chamanes
Sin embargo, Jacobo Grinberg trascendió y saltó a la fama por sus estudios vinculados de las ciencias esotéricas, lo cual puso en duda su reconocimiento como un científico serio. Su trabajo se centró principalmente en el estudio de los chamanes de los pueblos originarios de México, algunos de los cuales eran capaces de realizar obras milagrosas. Entre los chamanes que conoció destacó Pachita, una mujer que realizaba cirugías espirituales, procesos quirúrgicos prescindiendo de materiales. De acuerdo con lo declarado por Pachita, su cuerpo servía como caja de recepción del espíritu del tlatoani Cuauhtémoc, quien le ayudaba a obrar sus milagros.
Siguiendo el método científico, Grinberg intentó explicar los fenómenos paranormales a través de la teoría sintérgica, la cual proponía que “no hay objetos separados unos de los otros sino que es un campo informacional de una complejidad extraordinaria y que nuestro cerebro interactúa con este campo”. Sin obsesiones conceptuales, Grinberg mencionaba que dicho campo es el mismo que algunos físicos nombran “campo preespacial” y que cuando el cerebro interactúa con el campo se genera la percepción espacio-temporal que conocemos (objetos con forma y figura).