Jarana yucateca, fascinante baile que sobrevive al tiempo

La jarana yucateca es tal vez el baile típico mexicano más hipnotizante de todos. Nadie puede resistirse a los compases, la cadencia, elegancia de los pasos, los movimientos de las manos, la precisión de su ejecución y mucho menos a su rítmico zapateado.  

Y como dicen por ahí, antes de empezar discutir algo, debemos comenzar por definir los términos, así que aquí vamos. La palabra “jarana” significa ruido, alboroto, bullicio, todo aquello, pues, relacionado con la fiesta. 

Origen de la jarana yucateca

De ahí que en el siglo XVII y XVIII, los criollos y españoles avecindados en la península, dijeran entonces “ya empezó la jarana”, luego de escuchar los primeros ruidos de los instrumentos musicales, los gritos y las exclamaciones de las celebraciones populares.  

Por este motivo la población nativa entendió que “jarana” era la música y los bailes durante sus fiestas, atribuyendo la voz a los sones y danzas regionales de Yucatán. Pero bueno, eso solo es en lo que respecta a la palabra, pero ¿qué hay del baile?

Para averiguarlo debemos ir un poco más atrás. Se cree que la jarana yucateca tiene una gran semejanza con la jota española, sobre todo por la forma de danzarse, mientras que otros expertos, como Baqueiro Foster, afirman que la jarana yucateca es bisnieta del fandango español. 

Instrumentos y vestimenta en la jarana yucateca

Lo cierto es que la jarana yucateca, solo melódicamente hablando, como afirma el blog musicaenmexico.com.mx, es el resultado de la combinación de los “sonecitos” indígenas con los derivados de la música popular. Los instrumentos usados por las orquestas para interpretar la música de la jarana yucateca son clarinetes, dos trompetas, dos trombones, un güiro más los timbales.  

Ahora hablemos de la vestimenta para bailar jarana. Y es que aunque en esencia no existe una ropa que estrictamente deba usarse, sí se estila el típico hipil yucateco, el terno de gala, zapatos blancos  y el rebozo de Santa María. 

Jarana yucateca, un baile que sobrevive al tiempo

Es aquí donde hay que detenernos un poco para reflexionar el por qué, tanto la música como el baile de la jarana yucateca, han sobrevivido hasta nuestros días, no de forma débil, sino con gran fuerza. 

Una de las explicaciones es que su ritmo es rápido y alegre y se escribe por lo general en tonalidad mayor, siendo en su conjunto muy atractivo para la vista y el oído.  A esto se suman las “bombas”, que son pequeñas rimas pícaras que se mencionan durante la ejecución de la música y el baile, como por ejemplo: 

“Quisiera ser zapatito de tu diminuto pie, para ver de vez en cuando lo que el zapatito ve…”,  “la mujer del panadero está buscando un socio, porque dicen que el marido ya no le atiende el negocio”, “yo quisiera que las suegras se volvieran lagartijas, para que corran al monte y yo quedarme con sus hijas. ¡Bomba!”. 

Tipos de jarana yucateca

Existen al menos dos tipos de bailes de jarana yucateca. El primero de ellos es el llamado 3×4, que es al que se le relaciona más en origen a la jota aragonesa, por tener un sonido lento y rítmico. El segundo es la jarana 6×8, el cual posee un ritmo mucho más dinámico, veloz y enérgico. 

Dentro de este baile folclórico es común el uso de los almudes, se trata de los pequeños cajones que servían de medida para las semillas y cereales como frijol, arroz, cebada, entre otros, y que fueron traídos por los comerciantes árabes a la Península de Yucatán.

Así que ya sea en el 3×4 o 6×8, en la jarana yucateca los mestizos, que es como se les llama a las mujeres y hombres que bailan, hacen varias suertes, en especial la de las charolas, que consiste en colocar sobre sus cabezas una charola con botellas de cerveza y vasos a fin de conservar el equilibrio en todo momento.

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