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La Asunción en Guanamé (Estado de México)

Estado de México
La Asunción en Guanamé (Estado de México) fifu

Es 15 de agosto, fecha importante entre las festividades en México, pues se celebra a la Virgen de la Asunción.

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Para seguir con el propósito de presenciar las fiestas potosinas, nos dirigimos al centro- noroeste del estado, a la antigua hacienda Guanamé, en el municipio de Venado. Una vez en Venado tomamos la desviación que lleva a la ex hacienda sobre una carretera de 17 km en buenas condiciones; más adelante nos topamos con una sorpresa, desde El Cerrito y Buenavista han salido dos procesiones con músicos, matachines, cohetones y carros alegóricos que a paso lento se dirigen hacia Guanamé.

Seguimos manejando y advertimos otro grupo de dos comunidades que esperan a esos peregrinos para unírseles y formar una sola procesión. Sobre la carretera han colocado un arco de hojas de palma con flores y al pie una imagen de la virgen. A pesar de la distancia, todos saben que habrán de llegar para la solemne misa a la una de la tarde. Por fin arribamos a nuestro destino, donde el ambiente festivo se respira por doquier. Guanamé, población cotidianamente tranquila, en estas fechas ve alterada su rutina. Hay feria, juegos mecánicos y vendimias cerca de la iglesia. La mayoría de los hogares están de plácemes también, ya que para la ocasión han venido muchos familiares desde la capital del estado, Monterrey o Estados Unidos. Los viejos amigos y conocidos se han vuelto a encontrar. 

LLEGAN LOS PEREGRINOS 

En la iglesia primitiva nos enteramos que esta fiesta patronal es un novenario que concluye precisamente hoy. El programa del día incluye Las mañanitas y la recepción de la Rosa de Plata, que vale decirlo, hasta este momento no sabemos qué significa. Como falta un buen rato para la llegada de los peregrinos, nos tomamos el tiempo para indagar algunas cosas. De entrada, y como una sorpresa más, ya nos habíamos percatado que no hay una iglesia, sino dos, pero la grande –monumental– parece estar en desuso y los lugareños nos informan que fue levantada con el propósito de que fuera una ¡catedral! Resulta que esta hacienda era tan rica que su dueño pretendió convertirla en la capital de un estado independiente. Una de las condiciones que supuestamente le pusieron fue que tuviera una catedral y por eso se afanó en construirla, aunque su proyecto quedó inconcluso y el recinto jamás fue consagrado ni se utilizó para el culto.

Toda de cantera, su interior se antoja imponente tanto por las dimensiones como por el sentimiento de vacío; la cúpula nunca fue terminada. Las únicas ocasiones en que se utiliza es como sala de juntas o para dar albergue a los gitanos que de vez en vez llegan a la población. Luego visitamos las ruinas de la casa grande, que también era enorme. Quedan muy pocos cuartos y salones en buenas condiciones; los techos se han caído y es evidente que los dueños actuales nada han hecho por darle mantenimiento. Se observan restos de pintura en las paredes y en el comedor todavía se mantiene la estructura de un hermoso ventanal. Parte de las antiguas bodegas se utilizan como casa-habitación de algunos ejidatarios.  

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UN PASADO DE RIQUEZA 

Al recorrer la huerta y el estanque nos enteramos de algo que habla de la riqueza e importancia de esta hacienda en el pasado. Guanamé fue famosa por su fina ganadería, entre la cual destacaban los toros de lidia, considerados como los más bravos de su tiempo y no cualquier torero se atrevía a lidiarlos en México u otras ciudades. Casi al final de su época de esplendor, los hatos eran llevados a la capital del país en tren, pues en Guanamé había una estación. Entre la casa grande y el estanque aún se mantiene erecto el monumento a la Ruta de la Independencia, pues el cura Hidalgo estuvo en estas tierras en su camino al norte. A lo lejos ya se escuchan los cohetones y la música. La peregrinación está por llegar y todo el mundo se dirige al punto de encuentro en la entrada de la población. Afuera de muchos hogares hay altares a la virgen decorados con flores, palomilla y globos, y la procesión se detendrá en todos y cada uno. Observamos también a chamacos que vestidos de blanco están felices porque hoy harán su primera comunión.

Entretanto, ya vemos a dos grupos de matachines que son como la avanzada del contingente; ambos visten atuendos de diferente color, pues pertenecen a comunidades distintas; finalmente hacen su arribo los peregrinos que traen consigo la Rosa de Plata. Es entonces cuando nos enteramos del origen de tan singular tradición, única de Guanamé. Resulta que años atrás unas familias se fueron a vivir a Monterrey y como agradecimiento a la virgen por haberles dado la oportunidad de una vida mejor y para mantener el contacto con su tierra y con ella, mandaron a hacer una rosa de plata como emblema de la fiesta. Desde entonces, la rosa siempre ha estado presente en esta fecha y todos la miran con admiración y le rinden tributo; incluso la colocan por unos instantes en el altar afuera de cada vivienda. 

EN PLENO JOLGORIO 

El ambiente festivo va in crescendo, los músicos y danzantes no se toman respiro. Cada vez es más numerosa la procesión y poco a poco se va aproximando a la pequeña iglesia. El párroco de Venado y sus coadyuvantes aguardan en el atrio de la iglesia primitiva. El estruendo de los cohetes se torna más frecuente y el incienso ya se eleva por los aires. En el angosto templo ya no cabe nadie más, pero la gente se las ingenia para estar adentro y escuchar la solemne misa. Muchos niños se preparan y están ansiosos de hacer su primera comunión. P

or más de una hora las calles se ven vacías y el único ruido proviene de los alta-voces afuera de la iglesia.  Más tarde, cuando el calor arrecia, los lugareños vuelven a sus casas para comer y descansar, ya que en un par de horas iniciará otra fase de la celebración. Como a las cuatro de la tarde llega el momento culminante de la fiesta, pues se organiza un desfile general que lleva a la virgen a recorrer todas las calles del pueblo y junto con la Rosa de Plata hará una breve visita a los hogares donde hay altares. La procesión dura hasta que cae el sol, cuando la música del baile popular comienza a sonar. De ahí hasta el amanecer el ambiente festivo toma otras características, pero los participantes lo disfrutan al máximo, pues saben que será hasta dentro de un año cuando el pueblo vuelva a vibrar y a recibir tantos visitantes. 

Fuente: México desconocido No. 330 / agosto 2004

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