La Casa de los Niños Expósitos, el primer orfanato en México
Las ideas de justicia social del siglo XVIII dieron origen al primer orfanato del país: La Casa de los Niños Expósitos. Esta es su historia
El siglo XVIII es considerado el siglo de las luces porque surge en Europa un movimiento intelectual que tiene fe en las ideas del progreso, la igualdad y la filantropía. Esta mentalidad llega a México e inspira la creación de la Casa de los Niños Expósitos en lo que era la capital del virreinato de la Nueva España.
De esta manera, el maestro cantor de la Catedral Metropolitana, Don Fernando Ortiz Cortés ordena la obra del hospicio y en 1774 el virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa la inaugura.
Origen y financiamiento de la Casa de los Niños Expósitos
En primer lugar hay que mencionar que la palabra expósito significa expuesto, es decir, los niños sin padres eran abandonados o expuestos en las puertas de las iglesias y conventos; y a todos se les daba el apellido Expósito.
En los primeros años del lugar, fue el arzobispo Don Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón quien lo financió con ayuda de donaciones de los feligreses más acaudalados. Posteriormente, el rey de España como patrono, otorgó una renta al hospicio.
Los niños que llegaban a la casa
Había dos libros de registro de los niños que ingresaban o partidas: uno para los niños españoles, que eran registrados como tales por su aspecto; y otro para los indígenas y de las castas, que eran más numerosos.
Todos los niños eran bautizados y había un ama mayor y un capellán velando por el bienestar de los pequeños.
Educación en la Casa de los Niños Expósitos
Para los niños se buscaban padres adoptivos artesanos con oficios que el niño pudiera aprender para su adultez. Parece que era frecuente que se adoptaran niños entre 14 y 15 años, solicitados por artesanos que buscaban aprendices para su taller.
En cuanto a las niñas, se les enseñaban las labores del hogar, buenas costumbres y lectura. La mayoría buscaría después un puesto de servicio en alguna casa.
Cabe señalar que el aprender a escribir se consideraba una exigencia demasiado grande y el interés fundamental era el adoctrinamiento religioso.
Si los niños se equivocaban en el catecismo, merecían azotes y para el siglo XIX, estos castigos se harían más duros, con celdas de castigo para cada sexo.
Ciertamente, los muchachos rebeldes eran enviados a servir al rey en el ejército o la armada. Respecto a las niñas que se iban a emplear en casas y regresaban embarazadas, eran enviadas al Recogimiento de Santa María Magdalena para hacer penitencia por sus faltas.
La crisis política y su consecuencia en el orfanato
A principios del siglo XIX, la inestabilidad política influye en la situación económica del orfanato, que se encuentra por primera vez sin donaciones. A partir de ahí, los niños dejan de contar con instrucción educativa.
Para 1826, la situación de la casa parece insalvable e inicia la intervención del gobierno. Ahora el patrono del lugar es el presidente de la república. Este destina una renta para sostener el hospicio, pero no se cobra hasta 1836. Las penurias económicas continúan y en 1858 el orfanato cierra sus puertas después de 84 años de servicio.
Con información del artículo La casa de niños expósitos de la ciudad de México: Una fundación del siglo XVIII, escrito por Pilar Gonzalbo Aizpuru, El Colegio de México.
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