La cuenca de Burgos (Tamaulipas)
Desde su fundación, el 20 de febrero de 1749, por cuenta de don José de Escandón y Helguera, conde de Sierra Gorda, la ciudad de Burgos, en Tamaulipas, jamás ha trascendido salvo por el ocasional hombre célebre que llega a figurar o distinguirse en otras partes del país.
Los únicos cambios significativos en esta población se ven en la pavimentación de sus calles en la década de los 90 del siglo pasado y el camino asfaltado que comunica con Cruillas y con la carretera No. 101, Cd. Victoria-Matamoros. Aparte de eso, la vida sigue igual, se mantiene como un típico lugar parsimonioso, donde “aquí no pasa nada”. El número de pobladores fluctúa en los mil y no sobrepasan los seis mil en todo el municipio.
En 2004 Burgos celebró su aniversario 255 y los festejos fueron más vistosos que otros anteriores, salvo por un pequeño detalle, la esperanza del verdadero desarrollo gracias a la tan sonada Cuenca de Burgos, cuyo complejo procesador de gas fue inaugurado en Reynosa con una inversión aproximada de 3 400 millones de pesos.
La Cuenca de Burgos es la reserva de gas natural –no asociada directamente al petróleo– más importante de todo el país. De los 652 pozos perforados por PEMEX el año pasado, 402 se encuentran en esta cuenca, que en realidad comprende gran parte del noreste, dentro de territorios norteños de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, con tiene su epicentro en la pequeña ciudad de Burgos. De acuerdo con las expectativas y las cifras que maneja PEMEX, dicha cuenca es de gran relevancia tanto para el desarrollo regional como nacional.
Por el momento la producción diaria de gas en esa región alcanza los mil millones de pies cúbicos, cantidad que aumentará conforme se realicen los contratos y convenios de explotación entre la paraestatal y otras empresas. En el ámbito regional, por su parte, los beneficios se traducirán en polos de desarrollo dentro de las poblaciones donde se realizan las actividades, al igual que las oportunidades de trabajo que invitarán a que la gente joven no tenga que irse a otras partes en busca de una vida mejor.
Mientras todo esto sucede en el ámbito nacional, el municipio se mantiene al margen y es posible que sus pobladores no estén todavía del todo concientes de lo que el futuro inmediato les depara. La tranquila cabecera municipal, un tanto adormecida y ajena al progreso, quizá en pocos años se convierta, como suele suceder, en un foco de desarrollo dinámico, pero sin estilo propio.
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