La gambusia: un pececillo singular
Es maravillosa la adaptación que, a través de miles de años, ha logrado este pez para conquistar las zonas inundables de temporal en la península de Yucatán.
Olvídate de la rutina y escápate:
George de la Selva, balneario y cenote cerca de Mérida
Las primeras lluvias comenzaron a caer. Gran cantidad de hongos crecían en la hojarasca humedecida. Era el momento preciso para colectarlos y aprovechar la generosa abundancia de ejemplares, que iba desde las formas comunes y coloridas hasta las más grotescas y filamentosas. Nos entusiasmamos sobremanera, pues del acopio dependía el buen desarrollo del trabajo botánico que nos disponíamos a realizar. Nos encontrábamos en la selva baja de Quintana Roo. La superficie lucía abierta de suelo rocoso y capa de materia orgánica delgada, sin estrato herbáceo significativo y con una altura aproximada de 8 metros.
Las depresiones y hondonadas naturales comenzaban a inundarse. Un cenote cercano había subido de nivel, e infinidad de pececillos nadaban en sus aguas de un lado para otro. Pudimos darnos cuenta del curioso modo de dispersión de los peces de la especie Gambusia yucatana, común en algunos cenotes y cuerpos de agua de la zona y atestiguar la lucha que enfrentan para perpetuar su especie. Las lluvias continuaron, e inundaron todos los espacios que no tuvieran el nivel apropiado, convirtiéndolos en depósitos de agua de lluvias estacionales y en cuestión de días, la mayoría se vio invadido por pequeños pececillos que, inexplicablemente, habían aparecido en formas juveniles y adultas. ¿Cómo podía crecer un pez, hasta su forma adulta, en cuatro o cinco días? Y lo más extraño ¿de dónde habían salido si las aguadas estaban aisladas unas de otras?
Al consultar bibliografía, nos llamó la atención descubrir que la especie es vivípara; es decir, los peces nacen vivos, y en ningún momento depositan huevos como la mayoría de las especies. Con el paso de los días, los peces crecieron y se reprodujeron en las aguadas. Al mes siguiente pudimos observar la saturación de individuos debido a la alta tasa de reproducción mantenida, lo cual indica abundancia de alimento y condiciones óptimas para su desarrollo. Durante un recorrido, habitual cayó un tupido aguacero que se alargó en tiempo y con él comenzó a aumentar el nivel de todas las aguadas hasta el punto del desborde. Con gran sorpresa vimos que al rebasar ese nivel, algunos pececillos iniciaron un trayecto por las pequeñas corrientes. Unos llegaron hasta aguadas ya formadas; otros a las nuevas, y algunos más quedaron entre la hojarasca y las piedras, pues la corriente escogida no había sido lo suficientemente fuerte y abundante como para transportarlos. Estos últimos sucumbieron.
Cesó la lluvia y con la filtración del agua, nuevamente las aguadas quedaron aisladas, con los peces redistribuidos, dispuestos a continuar reproduciéndose. El ciclo estacional siguió y las lluvias comenzaron a escasear cada vez más. Las aguadas disminuyeron en volumen por la evaporación y filtración; la escasez de alimento y oxígeno comenzó a causar una mortandad masiva. Algunas aves y reptiles aprovecharon el momento y aceleraron el proceso. Una a una las aguadas desaparecieron, y quedaron secas y sin peces, la vida continuaba su ciclo. El cenote había bajado de nivel y los peces, allí reunidos, esperarían sin prisa la siguiente época de lluvias para salir de su encierro y repoblar las aguadas. Tal vez el año entrante alguna no se secará y permitirá extender los dominios de la especie, para perpetuarse sobre el tiempo y mostrar nuevamente las maravillas de la naturaleza.
GAMBUSIA YUCATANA
La Gambusia yucatana pertenece a la familia Poeciliidae. Sus miembros muestran una marcada diferencia en los sexos; de manera que los machos presentan la mayoría de las estructuras anatómicas que los caracteriza. El «gonopodio» es el órgano mediante el cual realizan la fecundación. Está conformado por la reducción y alargamiento de los radios de la aleta anal, que termina dividiéndose en una rama anterior y otra posterior en cuyos extremos presentan grandes y fuertes ganchos. Generalmente las hembras son más grandes y gordas que los machos. Aunque es un pez reportado originalmente en Progreso, Yucatán, su diseminación también abarca gran parte del estado de Quintana Roo. Se encuentra en la mayoría de las zonas inundables de manglar, selva baja y selva mediana; así como en aguadas, manantiales, cenotes y pozos. Su resistencia a altas temperaturas y a porcentajes bajísimos de oxígeno disuelto en condiciones extremas, es otro de los factores determinantes para la dispersión de este pez; además del uso que se les ha dado como controladores de larvas de mosquitos transmisores de la fiebre amarilla o paludismo.
La coloración de los peces varía de acuerdo al cuerpo del agua en que habiten. Generalmente son claros con ligeros azules y amarillos; la cabeza y el dorso verde olivo. Su línea lateral atraviesa el cuerpo casi a la mitad. En las aletas dorsal y caudal presentan dos o más filas de pequeñas manchas negras, que también se localizan en la aleta anal de la hembra. En adultos, la talla va de 3.5 a 4.5 cm, en las hembras (a veces un poco más), y de 2.5 a 3.5 cm en los machos. En cautiverio presenta un comportamiento tranquilo; se reproducen sin dificultad y, en ocasiones se observa canibalismo. Pueden mostrar algunas variantes en las coloraciones. Tres individuos adultos de Gambusia yucatana pueden vivir en un litro de agua de pozo o cenote, sin tratamiento especial, durante varias semanas; alimentándose de raíces de algunas planta acuática, como algas verdes, y de los insectos que caen accidentalmente. Con ello se muestra la maravillosa adaptación que, a través de miles de años, estos peces han logrado para conquistar las zonas inundables de temporal en la Península de Yucatán.
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