La Iglesia de El Buen Tono, un edificio olvidado de gran elegancia en el barrio de San Juan
La Iglesia de El Buen Tono suele pasar desapercibida hoy en día. Sin embargo, es una majestuosa construcción que yacía dentro de una tabacalera de la CDMX.
En el barrio de San Juan, uno de los más antiguos de la Ciudad de México, existe una iglesia que suele pasar desapercibida. Se trata de la Iglesia de El Buen Tono, dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe.
Su construcción inició en los albores del siglo XX, sobre el antiguo predio del convento de San Juan de la Penitencia, el cual fue erigido en el siglo XVI. El convento fue mandado a construir por el Virrey Luis de Velasco II en 1591, para ello se rehabilitó una hospedería construida por los indígenas.
Para la adecuación de la hospedería en convento, los indígenas solicitaron que las monjas que vivieran en él fuera clarisas y que se permitiera enterrar a la comunidad en los terrenos de la iglesia. Bajo ese trato, el 15 de junio de 1598 la hospedería se transformó en convento y fue bautizado como San Juan de la Penitencia.
Con la Guerra de Reforma, el convento fue desalojado y posteriormente fue vendido al empresario Ernesto Pugibet en 1890. En el lugar, Pugibet construyó una fábrica de cigarros cuyo nombre era El Buen Tono, la cual creció rápidamente y requirió la construcción de instalaciones adecuadas para continuar su expansión. Por ello, el convento fue demolido y sólo quedó en pie la iglesia. La construcción de la fábrica de El Buen Tono estuvo a cargo de Miguel Ángel de Quevedo, quien se convirtió en el arquitecto favorito de Pugibet.
La Iglesia de El Buen Tono, obra de Miguel Ángel de Quevedo
Posteriormente, la iglesia también fue demolida, pues se pretendía construir un teatro para los trabajadores de El Buen Tono. Sin embargo, los empleados solicitaron a su patrón que se respetara la consagración del predio y en su lugar se construyó el actual templo, también diseñado por Miguel Ángel de Quevedo. La iglesia fue levantada en menos de dos años.
El nuevo templo fue dedicado a la Virgen de Guadalupe, en honor a Guadalupe Portilla, esposa del tabacalero. La consagración se realizó el 29 de enero de 1912 y contó con la presencia de Sara Pérez Romero, esposa de Francisco I. Madero.
El edificio es de estilo ecléctico y posee una marcada influencia de la arquitectura francesa. En su decoración destaca un linterna metálica traida de Francia, así como vitrales circulares.
Su interior, sobrio y elegante, es de color blanco y posee una gran cantidad de vitrales. Al frente, un altar de la Guadalupana es rematado con una cúpula en medio círculo. Posee un órgano tubular producido en Reino Unido de la marca J. W. Walker & Sons Ltd.
En 2012, la Iglesia de El Buen Tono fue restaurada como parte de la conmemoración de su cien aniversario. Actualmente, el resto de los terrenos del convento novohispano se encuentran ocupados por la XEW, el Mercado de San Juan y diversos locales comerciales.
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