La mano amputada a Álvaro Obregón conservada en formol
La mano amputada de Álvaro Obregón estuvo extraviada por un tiempo, pasó de aquí a allá, hasta que fue recuperada y colocada en el monumento dedicado a este personaje en la Ciudad de México.
La mano blanca de uñas bien cortadas que le fuera amputada al general Álvaro Obregón estaba sobre la repisa de una cantina en la avenida de los Insurgentes. El doctor militar Enrique Osornio la reconoció de inmediato porque él mismo fue el que se la había cortado años atrás, justo en 1915, y metido en formol luego de que el militar recibiera un granadazo en el brazo derecho.
Nunca sabremos cuál habrá sido su reacción cuando vio aquel miembro amputado del hombre que alguna vez fuera su jefe y paciente, ni tampoco cómo se habrá desarrollado ese interesantísimo diálogo con el dueño de aquella tasca para que le dejara llevarse el frasco.
Lo que casi es un certeza es que tras haberla encontrado el médico le entregó la mano engarrotada a Aarón Sáenz, quien fuera secretario de Obregón. Sáenz convenció al presidente Lázaro Cárdenas de realizar una construcción militar en honor al héroe manco en el mismo sitio donde fue asesinado en 1928 por el acérrimo jóven católico José de León Toral, posiblemente en represalia por una explosión dentro de la Basílica de Guadalupe en la que el autor de aquel atentado fue protegido.
Sobre el monumento en honor a Obregón, inaugurado en 1935, se colocó el frasco con la mano conservada por formol para que los mexicanos pudieran verla, la mano para ese momento ya lucía amarillenta y con una desagradable base pulposa compuesta por tejidos, huesos y carne.
Pero antes que decir en dónde terminó la extremidad vayamos aún más atras. La historia nunca es clara, se va armando poco a poco con los fragmentos que los personajes van dejando a su paso, la mano extraviada de Álvaro Obregón es prueba de ello, los rumores dicen que la fue robada al doctor por una prostituta luego de una noche de parranda.
Otros comentan que quien en realidad perdió la mano ante una mujer que cobraba por favores sexuales fue el general Francisco R. Serrano quien habría pedido le regalase la extremidad al médico que realizó la amputación como recuerdo de las batallas en Guanajuato.
Mientras que existen versiones de que en realidad la mano nunca estuvo perdida del todo, sino que permaneció en posesión de algún admirador de Álvaro Obregón y que la familia fastidiada de tenerla en su hogar tomó la decisión de entregarla al gobierno de Lázaro Cárdenas.
Lo que es una realidad es que a alguien en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari le pareció mala idea continuar conservando el miembro amputado de un héroe y propuso que éste fuera incinerado, y así ocurrió en el año de 1989.