La Stupa de la paz, para cargarte de energía en Valle de Bravo
La Stupa de la Paz en Valle de Bravo es en sí una representación de la mente de Buda por lo que es otro de los espacios en México en los que te puedes llenar de energía y encontrar la paz.
Es tal la tranquilidad que aquí se respira y hay tanta alegría alrededor de Valle De Bravo que es fácil entender porqué el monje tibetano Geshe Tenzin Wangyal Rinpoche, decidió instalar aquí una de las cuatro Stupas de la paz que hay en México.
En la actualidad existen cinco diferentes tipos de Stupas, la Gran Stupa Bön de Valle De Bravo es una Stupa simbólica ó Chörten, es decir la construcción en sí es una representación de la mente de Buda, de modo que todos los aspectos de su construcción representan las etapas de la iluminación.
Los monjes tibetanos estuvieron a cargo de todo el proceso de construcción del templo, donando las reliquias que se encuentran en los cimientos y haciendo las ceremonias necesarias para bendecir la tierra.
Fue hasta el 4 de diciembre de 2010 que el templo fue consagrado, para cumplir con el objetivo de transmitir la buena voluntad de todos los seres vivos.
El viaje a la Stupa
Estando en Valle De Bravo, decidí visitar el monumento para atraer bendiciones y abundancia en 2017.
Antes de ir a la Gran Stupa Bön uno de mis acompañantes me explicó que para llamar las buenas energías debía estar vestida de negro, ya que existe una teoría que dice que la ropa blanca refleja las energías y la oscura las absorbe.
Después de ver como los ranchos eran absorbidos por el bosque y seguir los letreros azules encontramos la entrada.
Al principio del terreno hay un pequeño estacionamiento, que extrañamente no interrumpe al verde paisaje, se nos pidió un donativo de veinte pesos por persona.
A lo lejos, entre los árboles, en la cima de la colina se lograba ver el gran edificio blanco.
El sendero que estaba señalado con las banderas que llevan las energías a todo el mundo por medio del viento, nos llevó a unas pequeñas escaleras que daban al atrio que rodea al templo.
En la entrada nos recibieron las hileras de zapatos de la gente que ya había entrado a meditar.
Bajo las reglas de la etiqueta tailandesa me quité mis tenis y entré a hacer un intento de reflexión. Adentro se sintió una tranquilidad instantánea, parecía que el mundo estaba quieto y el silencio nos trajo una paz profunda.
Tomé uno de los tapetes especiales para hacer la meditación, me coloque enfrente de la estatua blanca de Buda con las piernas cruzadas, mire hacia arriba para ver el espectacular mandala en el techo, y cerré los ojos por diez minutos.
Con nuevas energías
Cuando salí del templo sentí que había dormido todo el día. Mi acompañante experto en el tema me tomó de la mano y me invitó a caminar por el atrio para recargarme de energía y disfrutar de la tranquilidad que se sentía.
Me detuve a ver los pequeños jardines que se encuentran alrededor del edificio, y proseguí a darle unas cuatro vueltas al templo.
Dicen que el universo solo nos muestra lo que estamos listos para ver, esto fue lo que me sucedió, en el camino de regreso me di cuenta que abundan los tréboles de cuatro hojas cerca de la Stupa, me sorprendí de ello pues no los vi al inicio de mi visita, me sentí como una niña ante aquel descubrimiento.
Pensé en arrancar un trébol y llevármelo como amuleto. Pero supe que después de esa experiencia no iba a necesitar más suerte este año.
¿Cómo llegar a la Stupa de la paz?