Las catrinas que desfilaron por Reforma
La cuarta edición de la Mega Procesión de Catrinas 2017 tuvo más de 30 mil asistentes y 18 mil maquillados, que tomaron las calles para mostrar en movimiento, en sonido y a todo color una tradición que se engalana en un derroche de elegancia.
Llegué a Paseo de la Reforma a las 17:30 horas. Desde las 11:00 comenzó la preparación de los maquillajes. Desde la estación Sevilla del metro ya había catrinas que íbamos a la cita: el Ángel de la Independencia a la cuarta edición de la Mega Procesión de las Catrinas. Conforme fui acercándome a la glorieta, fui descubriendo también alebrijes y mega cráneos que atraían la atención y, como flores a las abejas, provocaban arremolinamientos de niños, adolescentes, adultos y mayores en torno a ellos para tomarse las fotos.
La tarde olía a algodones de azúcar que al enrrollarse despedían girones de color, también las palomitas de maíz despedían su aroma invitador y ni qué decir de los esquites, elotes y hasta tlacoyos. En la lateral de Paseo de la Reforma además de los locales de maquillaje donde cientos de personas llegaron con la cara lista para ser “encatrinada”, se distribuían toda clase de antojitos.
Si bien ya estaban muchos caracterizados y al pie del Ángel ya se estaban aventando palomazos, para mi sorpresa, el contingente principal —encabezado por las dos catrinas líderes, una de ellas Jessy Esquivias— salió alrededor de las 18:30 horas. Custiodiados por una valla humana de granaderos, salió al ritmo de un mariachi que hizo sonar canciones clásicas de la identidad nacional: del Mariachi loco a Cielito lindo hubo baile, porras por México y más de 30 mil asistentes y 18 mil maquillados.
Alrededor de las 19:00 horas el contingente principal iba doblando hacia avenida Juárez, la fuente de la “Esquina de la Información” mojaba a la concurrencia mientras las nubes se teñían de rosa. Ya se veían el Palacio de Bellas Artes y uno de los miembros de la vaya de seguridad afirmó que la gente venía saliendo apenas del Ángel. La información fue corroborada por nuestro compañero Daniel García que venía en la retaguardia y arribó a la explanada alrededor de las 21:00 hrs.
Catrinas de todas: guerrilleras, huicholas, porfirianas, niñas, niños, bebés, adultos mayores, en familia, en pareja, entre amigos o para hacer amigos en la caminata, junto a perritos y xolos… Colores diversos y una gran sonrisa con el afán de ser retratados. Planeado o improvisados, muchos de los asistentes lucían con todo orgullo el diseño que los hermanaba con el resto.
A falta de mariachi, los contingentes de la retaguardia armaron sus palomazos: rock en español, boleros y hasta canciones de cuna. Lo que primó en esta tarde fue la celebración, la mirada asombrada y reverente ante la muerte, esa que parece bella, lejana, soberbia. Esa que se cree mucho pero nos hace sonreír tanto, caminar, gritar por México.
Solo lamenté no haberme encatrinado, así que tengo una nueva misión: vestirme de catrina para la próxima mega procesión.
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