Las Siete Luminarias, volcanes inactivos alineados con las estrellas en Guanajuato

La naturaleza encierra sus propios misterios, podríamos atrevernos a pensar en una intención de una inteligencia inmanente a ella, o ahondar el asombro sin respuestas que sus fenómenos nos presentan. Esto mismo sucede al contemplar la condición de Siete Luminarias en el Valle de Santiago, Guanajuato.

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Valle de Santiago es un municipio con una raíz ancestral indígena proveniente de la región de Chupícuaro. Se piensa que desde hace 2,000 años tribus nómadas del norte llegaron a asentarse parcial o definitivamente ahí. Hacia el siglo XVII los purépechas se establecieron ahí, ya que encontraron lugares de refugio y abundancia en la cercanía de sus lagos. Finalmente, el 29 de mayo de 1607 fue refundado como ciudad por los españoles.

Durante la lucha por la Independencia de México el pueblo de Valle de Santiago fue masacrado. De acuerdo con Agustín de Iturbide, él mismo mandó a pasar por armas a más de 300 personas en la época que combatía a los insurgentes.

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Siete Luminarias se encuentra en una zona de cráteres volcánicos, destacando por su alineación con la Osa Mayor, como si se tratase de signo del mundo celeste en la tierra. Por otra parte, el espacio en su centro ha permitido que la naturaleza siga expresando su fuerza creativa, poética y se han formado espejos de agua que reflejan las estrellas.

Como si se tratara de las siete moradas místicas del alma, cada uno de estos espacios son dignos de visitarse, contemplarse y de dejarse sumergir en su atmósfera. Asimismo, las Siete Luminarias permiten apreciar las distintas estratificaciones de lo viviente, desde los minerales, hasta la vegetación y las aves.

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Aunque hay aproximadamente dieciséis cráteres, los más relevantes son siete.

• Hoya Blanca: Se trata del cráter más alto de Valle de Santiago y está rodeado por abundante vegetación. En ocasiones se forma una masa de agua al centro.
• La Alberca: Es la más famosa de las luminarias y poseía una laguna de 750 de diámetro. Su importancia para la comunidad es tal, que cuenta con su propio día de fiesta: el 25 de septiembre. Durante dicha fiesta los pobladores asisten al cráter y consumen platillos típicos y brindan bajo las estrellas. Actualmente La Alberca se encuentra dentro de la urbanización y debido a la escasez de lluvias está seca. El Lago, que alguna vez se pensó no tenía fondo, hoy es un paraje de silencio.
• Hoya de Cintora: En su interior se encuentran algunas pinturas rupestres y su lago es de agua salada a la que se le atribuyen propiedades curativas.
• Hoya de Flores o Álvarez: La más grande de todas, tiene una extensión de 2 kilómetros. Desde que los pueblos nómadas habitaron la región se convirtió en un campo de cultivo. Debido a ello, con el paso del tiempo los pueblos originarios se asentaron y construyeron un centro ceremonial. Actualmente es posible visitar el lugar para nadar en las albercas alimentadas con agua de manantial, así como hacer caminatas por la noche para observar las estrellas.
• Rincón de Parangueo: Para entrar tienes que atravesar un túnel de 500 metros de largo en total oscuridad. Al salir, la luz te deslumbrará, pues el Rincón de Parangueo se trata de un desierto blanco que mide 1.5 kilómetros de diámetro y cuya blancura contrasta con un lago rojizo y la vegetación circundante.
• Hoya de San Nicolás de Parangono: Sólo tiene aguas cuando llueve, las cuales van adquiriendo tonalidades distintas con el paso del tiempo.
• Hoya de Solís: Es un campo de cultivo y no contiene agua. Interesantemente en su interior se genera un microclima.

Rodrigo Osegueda Filósofo por formación. Contempla el alma e imaginación de México.