3 Leyendas de Día de Muertos para contar a la luz de las velas
Te contamos las leyendas más antiguas y famosas de México para compartir este Día de Muertos en casa.
Te contamos las leyendas más antiguas y famosas de México para compartir este Día de Muertos en casa.
Las leyendas de Día de Muertos son parte de la tradición oral del pueblo mexicano, incluso desde antes de la colonización y el mestizaje.
Historias de criaturas fantásticas y apariciones espectrales originarias de diferentes estados de México, son misterios de los que puedes ser testigo todavía, si eres valiente.
Tenemos para ti las siguientes leyendas de terror que te pondrán la piel de gallina, pues además de ser parte de nuestra cultura, son perfectas para contar a la luz de las velas.
La leyenda de La Llorona
Esta historia es la leyenda original que registró fray Diego Durán, un evangelizador español que llegó con Hernán Cortés.
A sus oídos llegó la historia de que el emperador azteca Moctezuma II estaba preocupado porque en sus sueños veía el final de su reino.
Además, historias de una mujer que salía del lago de Texcoco llegaron a él a través de los relatos de atemorizados caminantes que aseguraban haberse topado de frente con ella.
A esta leyenda de Día de Muertos se suma fray Bernardino de Sahagún, misionero franciscano autor de obras en náhuatl y castellano.
Cuenta que se enteró de la mujer que salía del lago por boca de testigos que la escucharon llorar y gemir lo siguiente:
“¡Hijos míos, tenemos que irnos lejos ya!”; otras veces decía “¡Ay, mis hijos! ¿A dónde los llevaré?”
El fraile nombró a esta aparición: Cihuacóatl (deidad mexica) o Tonantzin (nuestra madre), pues los habitantes de Tenochtitlán creían que era la diosa tratando de advertirles algo.
La leyenda de la llorona después de la conquista
Después de la caída de Tenochtitlán, la leyenda de la llorona cobró más fuerza, pero cambió.
Ahora era una hermosa mujer que tuvo 3 hijos con un español, quien la dejó para casarse con una mujer de alcurnia.
Por venganza, la mujer mató a sus hijos ahogándolos en un río y enloqueció. Se dice que su llanto aún se escucha, sobre todo en poblados cerca del agua.
Diosa azteca llorando el exterminio de su gente o una mujer desesperada víctima de la colonización, estas dos historias pueden ser la razón principal por la que la leyenda de la llorona es famosa en la Ciudad de México.
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La leyenda del Charro Negro
Se cuenta que vivió en Jalisco (o cerca de ahí) una familia muy pobre que no tenía más que un pequeño huerto y de vez en cuando comerciaba ganado.
Al darse cuenta de las carencias en su hogar, el hijo de la familia llegó a la adolescencia avergonzado de su pobreza y guardando las apariencias ante la gente con finos trajes, que compraba dejando de comer unos días.
Tiempo después, al morir sus padres y sin un peso en la bolsa, la leyenda cuenta que el joven invocó al diablo para hacer un pacto con él.
El demonio apareció ante él y pudo leer su alma sin ninguna dificultad. Le ofreció riquezas que ni en dos vidas podría acabarse a cambio de su alma, a lo que el mortal aceptó.
El precio de un alma
Por años, el hombre gastó en vicios, propiedades y demás riquezas materiales que nunca terminaban de satisfacerlo. Además, se dio cuenta que nadie le amaba por quien era, sino por su dinero.
Al verlo arrepentido por haber hecho el pacto, el diablo se le apareció para recordarle que su alma le pertenecía.
El Charro tomó su mejor traje y una bolsa de monedas de oro para huir de ahí, pero el demonio le cerró el paso y dijo:
“Planeaba esperar a que murieras para reclamar tu alma, pero por huir cobardemente, la tomaré ahora mismo”
Entonces pudo ver cómo la piel se le arrancaba de los huesos y su traje negro se posaba sobre su esqueleto.
Vio también a su caballo quemado por las llamas del infierno, convertido en una bestia sin alma que cabalgaría con él para toda la eternidad.
“Vas a cobrar las almas de quienes tienen asuntos pendientes conmigo. Podrás descansar cuando logres que otro acepte la bolsa de oro que llevas contigo”.
Se dice que el Charro Negro se aparece ante caminantes y pecadores que van solos por los caminos de México, especialmente aquellos que viajan de noche.
Conoce más de nuestras tradiciones de Día de Muertos aquí.
La leyenda de la X´tabay
Esta leyenda mexicana es originaria de Yucatán y narra la historia de dos bellas hermanas que vivían en un remoto poblado.
Una de ellas era conocida por el pueblo como X’kebán, que significa “mujer pecadora”, pues no era secreto que tenía varios amantes, lo que era mal visto para la época.
Sin embargo y a pesar de que era juzgada injustamente, X’kebán era una mujer humilde y buena, especialmente con los enfermos y los animales.
Su hermana era llamada Uzcolel, que significa “mujer buena”. Ella era respetada y querida por la buena imagen que tenía ante todos.
Pero Uzcolel era amarga y poco amable, creyéndose superior a todos los que la rodeaban.
No conocía la caridad y era egocéntrica debido a su belleza, solo comparable con la de su hermana, a quien le tenía una gran envidia.
Un trágico día
Un día, los vecinos de X’kebán sintieron un dulce y agradable aroma saliendo de su casa.
Al entrar la encontraron muerta y custodiada por los animales que tanto amó en vida.
A su entierro asistieron los enfermos, quienes junto a sus animales la llevaron a su último lugar de descanso, esparciendo el dulce aroma de su cuerpo por todo el pueblo.
Al día siguiente, de su tumba brotó una rara pero bella flor conocida como Xtabentún, que embriaga dulcemente a quien bebe de su néctar, como alguna vez su pasión embriagó a los hombres.
Al enterarse de todo, Uzcolel alegó que aquél agradable aroma era obra del demonio y que al morir, su cuerpo despediría un olor digno de su belleza.
Su día llegó y su cuerpo despedía un olor tan desagradable, que marchitó las hermosas flores que la gente del pueblo dejó en su tumba, donde floreció un cactus espinoso llamado Tzacam.
Lleno de ira, el espíritu de Uzcolel logró invocar a los demonios del mayab, obteniendo así el poder de regresar al mundo de los vivos, con el nombre de X’tabay.
Se dice que baja del árbol de ceiba y que a sus pies se cepilla el cabello con una pieza de Tzacam, esperando cruzarse con algún caballero para llevarlo a una muerte segura.
¿Te gustaron estas leyendas mexicanas? Te recomendamos disfrutarlas cerca de la medianoche y en vísperas de Día de Muertos.
Recuerda que la distancia no es impedimento para disfrutar estas tradiciones con tu familia y amigos, pero cuidado, que podrías ver a alguno de estos espectros de leyenda a través de tu cámara.