Lilí Ledy, la legendaria fábrica mexicana de juguetes que un sindicato mató en 1985
La fábrica mexicana de juguetes Lilí Ledy produjo en territorio nacional algunas de las figuras más emblemáticas del mundo del juguete.
A casi 40 años de la extinción de la fábrica Lilí Ledy es considerada una fábrica de culto en el mundo del juguete.
Al rescate de los fanáticos de la Guerra de las galaxias
En 1977 los mexicanos estaban vueltos locos luego de ver la primera película de la Guerra de las galaxias. Niños, adolescentes y adultos de México querían tener cuanto antes los juguetes de la cinta de George Lucas, lo cual resultaba imposible si no se tenía un pariente en Estados Unidos o el presupuesto para viajar a ese país. Por fortuna, la fábrica mexicana de juguetes Lilí Ledy entró al rescate.
Hicieron un trato con sus colegas estadounidenses de Kenner Products para que les pasaran derechos, moldes de naves y figuras de acción de Star Wars a fin de fabricarlas en territorio nacional, y así ocurrió. El resultado fue que miles de chicos y grandes de Tijuana hasta Yucatán pudieron acceder a los juguetes de la saga intergaláctica a un buen precio y a una competitiva calidad.
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Muñecas Lilí Ledy
Pero ésta no era la primera hazaña de Lilí Ledy, pues antes ya había hecho historia lanzado sus exitosas muñecas Belinda Lilí, Rosalinda Lilí, Carolinda Lilí y Leonora Lilí que operaban con mini discos alojados en su médula espinal que hacían posible que hablaran. La compañía patentó este sistema, lo que no evitó que unos jugueteros italianos lo copiaran bajo el nombre “Ozen” y lo implementaran para sus muñecas Sebino.
Otro éxito para la compañía mexicana fue el lanzamiento de las sofisticadas muñecas Barbara y Señorita Lilí, una copia de las Barbie que habían dejado de venderse en México por un rompimiento de contrato por parte de Mattel. Se trató de otros los rescates de Lilí Ledy para que la infancia mexicana tuviera acceso a un juguete de moda en los Estados Unidos.
El horno, las figuras y el G. I. Joe mexicanos
A la par la compañía mexicana produjo el Horno Mágico Lilí Ledy, que con ayuda de un foco en su interior podía hornear pasteles hechos con harina Pronto.
Y antes, en 1966, fabricaron en territorio nacional un juguete que permitía crear a pluma figuras geométricas irreales e hipnotizantes al que llamó Espirógrafo (en sus versiones manual y eléctrica), mismo que pudo reproducir gracias a que desde entonces ya tenía tratos con Kenner, dueña de los los derechos del “Spirograph”.
También reprodujeron en México los Aventureros de Acción, la versión mexicana de los G.I. Joe que en Estados Unidos eran fabricados por Hasbro. Las figurillas mexicanas no sólo tenían la misma calidad que las estadounidenses sino que incluso Lilí Ledy le agregó su sistema de voz patentado al muñeco llamado Comandante Parlante, que lo convirtió en un hit de ventas.
Autos
Así también hicieron leyenda en México juguetes de esta fábrica mexicana como el auto Thunderbird Ledí (una de las piezas emblema del Museo del Juguete de la Ciudad de México), el Batimóvil, las autopistas eléctricas con transformador de corriente como “La Autopista 500 millas” y la “Selectrónica Carretera Panamericana”, ambas con sistemas eléctricos, luces, contador de vueltas, en fin, tecnología que sin Lilí Ledy era difícil que el grueso de la infancia mexicana pudiera tener.
La historia de la empresa mexicana que innovó con juguetes
Hasta la fecha cientos de coleccionistas de juguetes de todo el mundo buscan más información sobre los orígenes y razones del cierre de Lilí Ledy en 1985. Sin embargo la familia dueña de la empresa se ha abierto casi nada para hablar al respecto. De lo poco que se sabe, sobre la primera etapa, es que la compañía nació en 1950 bajo la razón social de Novedades Plásticas y Metálicas, S.A. de C.V. fundada por Simón Sneider y Joe Ciclick.
La razón por la que nombrar a la empresa como Lilí, es en homenaje a la película estadounidense Lili del año 1953, protagonizada por la actriz Leslie Caron. Más tarde le sumarían el nombre Ledy para que representara a los niños, «porque una muñeca Lilí para cada niña y un juguete Ledy para cada niño», expresó en 2011 durante una entrevista Estela Sneider, hija de Simón Sneider, quien por cierto murió en 1970 derivado de la pandemia «Hong Kong Flu».
El primer establecimiento de producción estuvo en la avenida Villalongín, colonia Cuauhtémoc, Ciudad de México. Sin embargo, en 1970 se trasladaron a Naucalpan y luego a Tlalnepantla (en el Edomex), y fue cuando la estadounidense Grupo General Mills la poseyó en la última etapa hasta su abrupto cierre en 1985.
Hay quienes aseguran que se debió a la entrada de juguetes de diferentes latitudes del planeta; algunos más dijeron que la fábrica se quemó, otros que se cayó por el sismo de ese año, aunque ninguna de esas versiones es real.
El cierre
La verdad es que cuando la compañía fue adquirida por el Grupo General Mills, los dirigentes sindicales, a sabiendas de que ahora era una compañía extranjera, creyeron que podían exigirle sueldos más altos, mejores prestaciones y compensaciones económicas muy superiores a lo previsto por ley, con el tiempo los estadounidenses no pudieron más con la presión y compromisos económicos con sus empleados, por lo que se vieron obligados a cerrar.
Casi se cumplen 40 años del fin de Lilí Ledy, pero sus juguetes se venden en Mercado Libre, en plataformas especializadas y otros canales a precios que van desde 300, 500 o 700 veces más de su valor original de salida en las décadas de 1950, 1960, 1970 y 1980.
La leyenda del Wampa, una pieza de colección y
Aquí cabe la leyenda del Wampa negro de la Guerra de las Galaxias. Se trata de una pieza que originalmente es blanca pero que, por un error de un trabajador de Lilí Ledy, quien al interpretar los negativos del producto que enviaron de Estados Unidos, lo reprodujo en tono oscuro, por lo que con los años se habría convertido en el Santo Grial de los coleccionistas de Star Wars en todo el planeta. Pero lo más seguro es que el wampa negro se trate solo de un mito.
El que sí es buscado y codiciado por los coleccionistas de Star Wars de todo el mundo es el Bib Fortuna de Lilí Ledy, pues presenta variaciones en pintura, accesorios e indumentaria, como refiere el sitio theswca.com. De hecho el coleccionista Iván Rodríguez, indicó a México Desconocido que el Bib Fortuna es una de las piezas más falsificadas del mundo del juguete.
En la actualidad extrabajadores, youtubers como Luis Rodrigo de Orduña alias “MadHunter” y César Tellez, así como miles de fans más, han rendido culto a su modo a Lilí Ledy, tratando de ensamblar de a poco esta parte de la historia juguetera de México.