¡Va el golpe! Los diableros y su labor esencial en la Central de Abasto
El trajín en el mercado más grande de Latinoamérica inicia de madrugada con cientos de diableros listos para cargar hasta media tonelada de productos
Un oficio que se mantiene vivo en nuestro país desde la época prehispánica es el del cargador. En aquellos lejanos tiempos, los tamemes, del náhuatl tlamama, tenían la encomienda de transportar mercancías y personas. Hoy, se han transformado en los diableros o carretilleros, cargadores que trabajan sobre todo en los grandes mercados, como la Central de Abasto de la Ciudad de México.
Los diableros necesitan voluntad, fuerza y una faja
Su nombre proviene de la herramienta de trabajo que usan: el diablito de carga. Es un misterio por qué se le dice así y uno solo puede aventurar que van con su carga por los pasillos de la Central como el mismísimo diablo; a toda velocidad y sin detenerse. Ahí los diableros tienen prioridad de paso, así que los visitantes deben mantenerse atentos mientras circulan por los pasillos del mercado.
Todos son trabajadores que eligen el horario que mejor les conviene y según lo que trabajan, ganan. Aunque las jornadas inician de madrugada, es más común verlos circular entre las cinco de la mañana y hasta las cinco de la tarde; cuando ya casi no hay movimiento.
Normalmente usan una faja como soporte muscular para evitar lesionarse por la carga. No obstante, en su línea de trabajo son inevitables las luxaciones, torceduras y hasta las fracturas.
¿Cuánto ganan?
Aunque algunos son dueños de sus diablitos, la mayoría los renta por día. El pago por viaje depende de varias variables: el tipo de cliente, la distancia a recorrer y sobre todo el peso a cargar.
A las amas de casa que recorren un pasillo comprando frutas, verduras y abarrotes, les cobran entre 50 y 100 pesos. Sin embargo, si lo que van a cargar son cajas de perecederos, podrían cobrar unos 300 pesos por viaje aproximadamente, pues entre más peso, más arriesgan su vida.
Recordemos que algunos llegan a aguantar hasta media tonelada de peso o unos quinientos kilos (algunos aseguran que hasta unos 800 kilogramos); y con frecuencia deben circular por pendientes y cuestas en las que deben controlar el diablo rodeados de gente, incluso de niños.
Finalmente, si bien no existe un día que celebre su oficio, los diableros se apropiaron del 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe, pues a ella se encomiendan con cada viaje.
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