Metztitlán: el «lugar de la luna», los cactus ¡y los murciélagos!
Uno de nuestros #ViajerosExpertosMD exploró esta región del país, dotada de incontables especies vegetales que, en buena medida, dependen de la actividad de ese pequeño volador.
Estoy en la Barranca de Metztitlán, “lugar de la luna” según la etimología (nahua) de su nombre, donde los murciélagos son parte importantísima del equilibrio ecológico en esta región del estado de Hidalgo. “La barranca es refugio de 33 especies de murciélagos”, comenta María Eugenia Mendiola, guardaparque de la Reserva de la Biosfera. “Varias de estas especies se alimentan del néctar de las flores, algunas buscan frutas y otras más, la mayoría, se alimentan de insectos, prestando con ello un gran servicio ambiental”. No obstante, dos de las especies de la barranca son hematófagas (los conocidos como vampiros), que llegan a morder al ganado trasmitiendo la fiebre paralítica, pero tienen un porcentaje muy menor.
Jardín de espinas
A lo largo de la barranca se pueden ver muchos tipos de cactus, destacando uno en específico: el “viejito” (Cephalocereus senilis), que guarda una estrecha relación con los murciélagos. Para conocerlo, acudimos al Jardín Botánico de Cactáceas. Los primeros ejemplares en verse son las biznaguitas (Turbinicarpus horripilus) que gustan de vivir amontonadas, acompañándose; estas, junto con los viejitos, son las dos especies endémicas de la reserva.
Durante dos kilómetros de senderos van apareciendo biznagas de todos tamaños. Primero me asombraron las cactáceas cuya altura me llegaba al pecho, después hallamos otras que superaban los dos metros de altura; su presencia contrasta con otras más frágiles como las liendrillas (Astrophytum ornatum) que apenas se asoman unos centímetros sobre la tierra.
El pueblo
Metztitlán no solo es murciélagos y biznagas, el poblado guarda piezas arquitectónicas con un gran legado histórico que merece ser apreciado. Desde el Jardín Botánico se ve todo el pueblo, pero en la parte más alta sobresale el ex Convento de los Santos Reyes, ahí fue edificado después de que la primera construcción monacal sufriera inundaciones por el desborde del río. Hoy, la apariencia de esta construcción dista mucho de sus mejores épocas, pero no por ello deja de ser admirable. Desde la entrada a su atrio se siente una inmensidad tan grande como la barranca, casi compite con ella pues desde ahí solo se ve el paisaje agreste de los cerros, lo demás es silencio.
El arte en el interior de este conjunto religioso es su mayor atractivo, empezando por su fachada. Las imágenes bien labradas de San Pedro y San Pablo, sus elementos de ejecución plateresca y rematando con su gran espadaña. El interior no es menos asombroso, un alto sotacoro recibe con escenas florales y de querubines, al igual que la pintura al fresco de los muros, una policromía que destaca ante los retablos dorados del interior cuyo mejor exponente es el del centro, con su cuadro labrado de los Reyes Magos.
El gran santuario
Poco antes del atardecer llegamos a la Cueva de los Murciélagos, en los terrenos de la comunidad El Salitre. Antes debimos recorrer un sendero de casi un kilómetro en medio de un gran complejo de cactus candelabro (Isolatocereus dumortieri) que nos fue ambientando. Al llegar, el asombro ante la gran cueva, que mide 33 metros de ancho, es indescriptible. Se trata de un gran arco que en la parte más alta alcanza los ocho metros. Es justo de este sitio de donde saldrán los cientos de miles de murciélagos que viven en lo profundo de la caverna, en una bóveda de 30 metros de alto.
En este santuario habitan al menos cinco especies distintas, la principal es el murciélago guanero o de cola libre (Tadarida brasiliensis) el cual se alimenta de insectos, con predilección por la palomilla del maíz; ayudando a mantener libre de plagas los cultivos agrícolas en un radio de 50 a 80 kilómetros. Se estima que se trata de una población de un millón de ejemplares, esto entre abril y junio cuando llega población migrante, la cual es capaz de consumir 1,270 kg de insectos por noche, es decir 1.27 gramos por individuo.
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Cómo llegar
Desde Pachuca, toma el Corredor Sierra Huasteca, carretera núm. 105 con dirección a Huejutla. 70 km de Pachuca a Puente Venados (1 hr 10 min); 23 km de Puente Río Venados a Metztitlán (25 min).
Dónde comer
Restaurante Granaditas
Los tecoquitos son el platillo imprescindible en este sitio.
Av. Tepeyacapa s/n, Metztitlán.
Tel. 01 774 743 0917 / 1656
Tortillería Lilí (a un lado del Lienzo Charro)
Aquí se prueban las mejores quesadillas de Metztitlán, doña Lidia Villar les atiende personalmente. Se puede pedir flor de calabaza, bistec, tinga, huitlacoche o chorizo.
Dónde dormir
Hotel Granaditas
Av. Tepeyacapa s/n, Metztitlán.
Tel. 01 774 743 0917 / 743 1656
Qué hacer
Reserva de la Biosfera Barranca de Metztitlán
Tel. 01 774 743 1545
Luna y Sol Ecoturismo (San Pablo Tetlapaya)
Tel. 01 55 5150 0239 Cel. 045 77 2140 0622
[email protected]
Toma en cuenta
El acceso al sendero que va a la Cueva de los Murciélagos está cerrado al público en general, para visitarlo es necesario ponerse en contacto con la oficina de la Reserva de la Biosfera «Barranca de Metztitlán»; Tel. 01 774 743 1545. En el caso del acceso a la cueva, es necesario comunicarse con Luna y Sol Ecoturismo, empresa de los pobladores de San Pablo Tetlapaya, que ofrece diversas actividades a los visitantes como paseos a caballo, zona de acampar, senderos interpretativos, visita a pinturas rupestres y servicio de restaurante con gastronomía local (zacahuil, barbacoa de chivo y mojarras); Tel. 0155 5150 0239, Cel. 04577 2140 0622 con Cándido Hernández.
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