Los juegos que todos los mexicanos jugamos - México Desconocido
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Arte y Artesanías

Los juegos que todos los mexicanos jugamos

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Te decimos cómo juegan los niños de México y por qué debemos de fomentar los juegos mexicanos y la imaginación de los niños en lugar de gastar miles de pesos en juguetes sofisticados.

Los niños de las rancherías son felices inventando juegos y juguetes sin necesidad de Nintendos autopistas o juguetes sofisticados, como los de las zonas urbanas. Más aún en regiones con abundancia de agua, ríos y pozas suelen jugar, nadar y hasta volar; algunos, los más grandes, se van de pesca y con una pistola de madera construida por ellos, le colocan un tubo y dentro una varilla delgada afilada a manera de arpón el cual disparan mediante un elástico para atrapar alguno que otro pez o acamaya, presas que serán cocinadas al llegar a casa. 

En otros lugares, donde el río lo permite por su profundidad y corriente, los niños más hábiles en el arte de la natación, se trepan mañosamente a los árboles ribereños y se arrojan desde varios metros de altura o se lanzan a una zona de rápidos o remolinos para salir airosos unos metros adelante. Por la región de la Huasteca por doquier se escuchan sones, huapangos, música tropical, cada poblado tiene su trío, banda o grupo musical. Así, es común escuchar a un grupo de niños tocando «instrumentos» de percusión de todo tipo: cubetas, botes, tapas de ollas, palos, etc.

Traen el ritmo por dentro y tal vez en unos años formen parte de algún conjunto local. Pero la música no es la única muestra de sensibilidad artística, como en una ocasión me lo demostró una niña que con destreza pintó un ave sobre un canto rodado del arroyo cercano; juegos tan sencillos como cortar la hoja de un árbol y con una espina, las niñas semejan tejer complejos dibujos al seguir las nervaduras de la hoja, para luego aplicarlos en sus costuras escolares. La candidez se encuentra todavía presente en estos niños cuya imaginación no para. Recuerdo que también en alguna ocasión observé en la sierra de Guanajuato cuando uno creó un corral y con un pedazo de piedra se imaginó un imponente toro de lidia, mientras otros amansaban caballos salvajes de la pradera, todos sonreían y tenían sueños lejos de tener una computadora o un celular, usaban su imaginación y recreaban escenas que habían vivido en alguna ocasión.

Otro ejemplo es el pueblo tzeltal de Amatenango, Chiapas, donde las señoras elaboran cántaros y otros recipientes, mientras que las niñas hacen toda clase de pequeños animales. Como producen mucho más de lo que requieren para jugar, venden sus obras a los turistas nacionales y extranjeros y de esta manera ayudan a la economía familiar.

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También por ejemplo, en una pequeña comunidad indígena hidalguense los pequeños construyen un carretololo, carretilla que forma una «v» con dos palos unidos por un eje donde se coloca una rueda de madera, que a veces lleva clavadas dos o tres tablitas que sirven para dar firmeza y soportar a un pasajero que puede ser transportado por las tortuosas callejuelas del pueblo; o todavía algo más simple es un juego que hasta a un adulto se le antojaría probar, por la comarca naranjera de Álamo se alzan altos zacatales, de los cuales los niños cortan el tallo y le separan la vaina lanzándola al espacio como una jabalina, siendo el objetivo principal la que alcance la mayor altura.

Los juguetes mexicanos son de gran variedad. ¿Quién no recuerda los soldaditos para jugar a la guerra o los muebles en miniatura, ambos de plomo, o los rompecabezas de cartulina donde el niño debe poner toda su atención para componer el cuadro?. Hay muchos juguetes con movimiento y de mecanismos sencillos: un resorte hace saltar una víbora al abrir la tapa que la contiene, los boxeadores, los toreros, domadores de bestias y otras figuras que se accionan al jalar una palanca, son una de las maravillas que se tienen aún en México.

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Quién no jugó con canicas, al bote pateado, avión o a la cuerda, es momento de recuperar nuestras tradiciones, hacer que los niños valoren juegos como la loteria, el yoyo o hasta el balero y que se diviertan en libertad con cosas simples que los ayudarán a desarrollar habilidades motrices.

Los juegos y juguetes se implementan en cualquier santiamén, todo está en la imaginación y lo que en el momento se presente. Al final no cabe duda, la naturaleza y sus recursos son fuente de inspiración, diversión y sabiduría entre los párvulos, hay que fomentar estos juegos y enseñarles a los pequeños a valorar los juguetes tradicionales mexicanos.

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autor Guillermo Mora
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