Nuestra Señora del Patrocinio, Zacatecas
La ciudad de Zacatecas señorea una elevada montaña de 2,667 m de altura con una cresta grande de peña viva que llaman La Bufa. El conde de Santiago de la Laguna, don José de Rivera Bernárdez, historiador de la ciudad y devoto de la Virgen, tenía la bella ilusión de construir una capilla en el cerro de la Bufa, en la que se venerara una imagen de la Santísima, como una expresión plástica de los sucesos que iniciaron la historia fabulosa de Zacatecas, el día 8 de septiembre de 1546.
El conde Rivera construyó y dedicó la capilla de la Bufa, con el título de Patrocinio, en memoria de haber sido en donde se asentaron su real los españoles era el mismo donde tenían los naturales su fortaleza. La capilla sufrió importantes obras de restauración y fue reinaugurada en 1729.
Acerca de la procedencia de la Virgen que es muy grande y de buena talla- existen tres versiones: el prebistero Bezanilla y Mier menciona que don Diego de Ibarra la traía en su ejercito. José de Refugio Gasca- también prebistero – replica lo anterior y señala que fue el rey Felipe II, quien la mandó, y Ernesto de la Torre establece que fue un regalo hecho en 1586 al Real de Minas por el obispo de Guadalajara. Aunque existen varias historias en relación a su origen, la Virgen de Patrocinio no deja de ser por eso una imagen que mueve a veneración, que infunde sentimientos devotos y llena de consuelo.
A la muerte de Conde de Santiago de la Luna (1762), quien corría a cargo del sostenimiento del templo, el sacristán del santuario «tentado por el demonio» sustrajo la imagen de la Virgen y huyó hacia la ciudad. Al cometer el sacrilegio empezaron a repicar las campanas de todas las iglesias sin que intervinieran los campaneros, lleno de temor depositó la imagen a las puertas de la iglesia de Los Remedios.
Fue hasta el 10 de septiembre de 1795 que salió de la iglesia de la Merced una nutrida procesión que condujo a la imagen a su capilla. De ella cabe resaltar su fachada en el barroco de principios del siglo XVIII, la cual muestra a la Virgen en alto relieve con el niño en su brazo, rodeada de rayos, sobre un fondo de peñas con algunas plantas silvestres; a sus pies está un querubín con las alas extendidas a modo de repisa. De una esfera con la cruz bajan unas gruesas molduras en gran movimiento ondulante, formando una especie de cortinaje, para la Virgen, en cuyos lados se pueden observar unas claraboyas semejando celosías, una tiene la luna y la otra el sol.
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