8 iglesias y ex conventos de Yucatán que tienes que visitar
En diversas poblaciones de la península de Yucatán hay interesantes templos y ex conventos que vale la pena visitar. Aquí algunos de ellos.
Escápate un fin de semana:
George de la Selva, balneario y cenote cerca de Mérida
OXKUTZCAB: PARROQUIA Y EX CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
La fachada es muy semejante a la de Maní, siendo más decorada la portada dentro de este hibridismo de plateresco con barroco que se da en Yucatán. Flanquean el frontón y la ventana del coro unos jarrones tan plenos y carentes de volumen que parecen dibujados. Al fondo del atrio, del lado del Evangelio, está la primitiva capilla abierta con una gran torre de minarete; quizá elemento único. La iglesia tiene planta basilical con una bellísima cabalgadura de arcos rebajados. En el presbiterio un interesante retablo barroco policromado. Su construcción se realizó de 1548 a 1557 y contó con la participación de fray Juan de Mérida, como lo asienta Lizama.
MUNA: TEMPLO Y EX CONVENTO DE LA ASUNCIÓN
Los franciscanos fundaron su convento posiblemente a fines del siglo XVI. La iglesia se empezó a construir en 1691. Presenta perfiles barrocos en el remate de su portada y su espadaña. Es una bella composición de volumen y ligereza conformada por la pesadez de su fachada y el calado de sus ágiles espadañas. La planta es basilical y de grandes proporciones.
UMÁN: PARROQUIA DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
Tiene adosada a su bella y gran iglesia parroquias que data del siglo XVIII, una capilla abierta con espadaña de la época. Es una de las pocas que han permanecido exentas de reconstrucción posterior.
MOTUL: PARROQUIA DE SAN JUAN BAUTISTA
Por la región de Motul encontramos conventos sorprendentes como el propio Motul, Dzemul y Mococha. San Juan Bautista de Motul se construyó en 1567 con una solidez tal que impresiona. Sin embargo, la portada es de un gran sabor renacentista, dos bases historiadas reciben sendas columnas rematadas por breves entablamentos, las que a su vez reciben un frontón abierto en la base de la ventana del coro. En el tímpano se aloja una pequeña escultura. Por sus falsas torres adosadas en la construcción parroquias, la iglesia denota el paso a la secularización; su portal es generoso como el de Sisal.
SISAL: CONVENTO DE SAN BERNARDINO DE SENA
El convento de San Bernardino de Sena englobado en Valladolid, hacia la costa septentrional, fue fundado durante la segunda mitad del siglo XVI. Su autoría se atribuye al ya conocido fray Juan de Mérida. Terminado en 1560 como lo indica una cartela. Su construcción es de tal grandeza que ésta fue una de las causas de su deterioro, al quedar fuera de uso. Sus muros albergaron episodios de la guerra de Castas, pero la incuria fue la principal picota que destruyó techos, muros y la extraordinaria huerta de que gozó fray Alonso Ponce y fray Antonio de Ciudad Rodrigo, al dejarnos el relato de la belleza de este conjunto.
YAXCABÁ: IGLESIA DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
Es otro de los testimonios secularizados en Yucatán de una gran originalidad, es un caso único, una torre central flanqueada por dos laterales más pequeñas que se empotran a lo que pudo ser una fachada común. La nave de cañón corrido presenta el clásico arco triunfal del siglo XVI. El cementerio como en Sisal y en Teabo, se circunda por una barda con gran portada. Yaxcabá aún conserva adosada a la iglesia, trincheras y parapetos utilizados en la guerra de Castas.
YOTHOLIN: TEMPLO DE SAN BUENA VENTURA
Con la más impresionante espadaña de Yucatán, pues cuenta con 16 campaniles. A esta iglesia de 1751 está adosada una capilla abierta que quedó integrada con todo y su original espadaña al muro testero.
DZIDANTÚN: TEMPLO FRANCISCANO
A decir del cronista Lizama, «El mejor Yucatán», construido por fray Lozano de Bienvenida en 1567. Su construcción es sencillamente titánica y de una elegancia estructural, tiene una prolongada portería que se acoge en un ángulo formado por la nave de la iglesia y el convento hacia el sur. La anchura de sus muros hace que los contrafuertes empotren generosamente en ellos, dando una impresión más plástica que estructural a su función. Las ventanas se abocinan como si se tratara de dos épocas constructivas. Este es el monumento a una fe, a un pueblo que supo continuar en piedra la originalidad de una vivencia y la emoción de una sensibilidad que cuenta milenios. Éste es el origen de la trova y del alma de Mayab, su concepción mestiza, su unidad esencial.
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