Paraísos de la costa: Puerto Peñasco y San Carlos (Sonora)

Un recorrido a lo largo de la costa de Sonora nos lleva a vivir una experiencia sorprendente; y es que nos asombra el mar y su relación con el paisaje, nos impresiona la costa, tan distinta a otras, por su formación geológica, y nos entusiasma el color, la intensidad de la luz y la gama de contrastes que ahí se producen. Efectivamente, así es la costa de Sonora, donde ha quedado la huella de la masa de tierra, ahora península, que un buen día se hizo a la mar.

Pero el tiempo ha transcurrido y además de la relación del hombre con el mar, con el correr de los años creció la idea del encuentro placentero. Hoy la costa de Sonora cuenta con desarrollos turísticos de gran importancia que ofrecen además un futuro promisorio.

PUERTO PEÑASCO

En lo que fuera otrora una pequeña villa de pescadores existe hoy una opción inmejorable para el turismo nacional y extranjero. Las bondades de su clima, su posición privilegiada y su cercanía con la frontera lo hace inaccesible a miles de turistas de Arizona, que durante todo el año disfrutan de sus playas, bahías y esteros. La suavidad de las olas en El Mirador, Playa de Oro y Playa Bonita resulta ideal para la práctica de deportes acuáticos.

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Durante todo el año Puerto Peñasco es un paraíso para los amantes de la pesca deportiva; y lo mismo ocurre con el buceo, para el que existen aguas transparentes, templadas y tranquilas. Muy cerca de ahí, en la Isla San Jorge, la aventura submarina adquiere un atractivo especial por la presencia de lobos marinos y delfines, y la posibilidad de avistar a la vaquita, especie en peligro de extinción.    A lo anterior se agrega el espectáculo de la marea baja y, desde luego, la visita a la reserva de El Pinacate, importante ecosistema con numerosos y formidables cráteres. Además de los desarrollos inmobiliarios y turísticos que están en plena expansión, Puerto Peñasco posee inmejorables servicios y una infinidad de alternativas de diversión.

SAN CARLOS

El Teta-kawi, que ha estado ahí durante millones de años, aparece imponente en los límites de la costa y el desierto y arropa con su presencia a San Carlos, hermosa bahía que ofrece todo lo que el más exigente de los visitantes puede esperar. Unos cuantos kilómetros separan a San Carlos de la ciudad de Hermosillo. Se puede llegar desde la frontera norteamericana en poco menos de una hora de vuelo, viaje que se recompensa ampliamente al llegar a un litoral dotado de extraordinaria infraestructura y donde se podrá practicar el buceo y la pesca deportiva. El lugar es ideal para el turismo ecológico, gracias a los atractivos que ofrece la isla San Pedro Nolasco y su fascinante mundo natural, donde conviven los lobos marinos y miles de aves.

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Durante el invierno y la primavera la ballena gris llega hasta las costas y puede ser vista de cerca; la presencia de estos mamíferos despierta mucho interés en todo el mundo, ya que se trata de un evento natural de gran trascendencia para el estudio de ciertas conductas biológicas, de las que depende la conservación de varias especies. Todas las facilidades se brindan al turista para visitar San Carlos; inclusive para aquellos que vienen en auto desde Estados Unidos se extienden permisos temporales de importación de su vehículo (180 días) sin pago de fianza.

Fuente   : Tips de Aeroméxico No. 6 Sonora / invierno 1997-1998

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