Real del Monte, una de las más bellas poblaciones de Hidalgo
A 2 760 metros sobre el nivel del mar se localiza la población de Real del Monte, una vez poseedora de la veta de plata más rica de México. Desde mediados del siglo XVI, cuando sus minas fueron registradas, se inició una febril actividad que pronto atrajo a numerosos aventureros deseosos de enriquecerse.
A 2 760 metros sobre el nivel del mar se localiza el Pueblo Mágico de Real del Monte, una vez poseedor de la veta de plata más rica de México. Desde mediados del siglo XVI, cuando sus minas fueron registradas, se inició una febril actividad que pronto atrajo a numerosos aventureros deseosos de enriquecerse.
Más tarde las minas de Real del Monte serían abandonadas a causa del peligro que representaba la gran cantidad de agua del subsuelo. A finales del siglo XVII, José Alejandro Bustamante y Pedro Romero de Terreros emprendieron de nuevo la explotación de las minas, construyendo un gran socavón para el desagüe. Antes de concluirse la obra fallece Bustamante, pero Romero de Terreros obtiene tan grandes riquezas que otorga a la Corona española un préstamo de un millón de pesos y obsequia al rey buques de guerra.
A la muerte de Romero de Terreros la actividad minera decae de nuevo, hasta 1824, cuando México se abre a la inversión extranjera y un grupo de ingleses arriendan las minas para trabajarlas. No obstante que logran extraer el agua con máquinas de vapor, veinte años más tarde sobreviene un nuevo fracaso por los altos costos de operación y por la baja calidad del mineral.
Los ingleses ceden entonces la explotación de las minas de Real del Monte a empresarios mexicanos. A principios del siglo XX el derecho de explotación es adquirido por una empresa norteamericana que logra un alto nivel de productividad. En la década de los treinta, México, en gran parte gracias a las minas de Real del Monte, se convirtió en el primer productor mundial de plata.
A pesar de su corta estancia en México, los ingleses dejaron, además de la importante infraestructura tecnológica, una iglesia, un cementerio y numerosas casas que hoy le dan a la población un aspecto nostálgico. Si va a Real del Monte no deje de visitar alguno de los talleres de platería ni de saborear un delicioso paste.
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