San José de la Pila: antigua hacienda en el Estado de México - México Desconocido
Buscador
Ver revista digital
Arte y Artesanías

San José de la Pila: antigua hacienda en el Estado de México

Estado de México
San José de la Pila: antigua hacienda en el Estado de México fifu

Atrévete a descubrir las ruinas de lo que fue la hacienda San José de la Pila, conocida sencillamente como La Pila...

Olvídate de la rutina y escápate:

Pahua, un restaurante con gastronomía consciente en Valle de Bravo




Con el innegable sello de las décadas y los siglos, entre pastizales que acaricia el viento helado que pareciera soplar desde la boca misma del volcán Xinantécatl, conservando su color algunos muros semiderruidos en cuyos intersticios crece la vegetación silvestre, se encuentran las ruinas de lo que fue la hacienda San José de la Pila, conocida sencillamente como La Pila.

Una escalera, por allá el vano de una puerta, más allá una columna de ladrillos que se resiste a la caída, son algunos vestigios de este otrora majestuoso lugar, habitado por los franciscanos desde 1552.

El nombre de La Pila se le dio porque muy cerca de allí existía un manantial que surtía de agua a la población. Durante los primeros años de la Colonia, el marquesado del valle mandó construir un acueducto subterráneo que llevó directamente el agua potable desde el manantial hasta la hacienda. Se construyeron también una pila y un tanque, aquélla en la huerta y éste en el segundo patio del convento.

La disputa por el agua fue motivo de algunas querellas relacionada con la hacienda. Esperanza Baca Gutiérrez y Juan Carlos Reyes Agraz rememoran varias, como la entablada, a mediados del siglo XVIII, “[…] por el Convento de San Francisco en contra de Antonio Cano Cortés y consorte, sobre el dominio del Ojo de Agua y manantial de las tierras de La Pila en San Buenaventura”. Otro conflicto por la posesión del agua se dio en 1782 entre don Francisco Legorreta, entonces dueño de La Pila y don Jorge Mercado, propietario de la hacienda La Garcesa o Socomaloyan.

¡Descubre el México Auténtico a través de nuestro podcast!

Esperanza Baca y Juan Carlos Reyes enumeran también una serie de conflictos y transacciones respecto a la hacienda. El libro de Hipotecasde la ciudad de Toluca de los años 1788-1789 registra una escritura de reconocimiento por 8 000 pesos sobre la hacienda “Buenaventura”, alias “La Pila”, que debía don José Ventura García de Figueroa “como principal deudor a don Mariano Cosío, su abonador”.

En el padrón de familias españolas y mestizas de 1790 aparece La Pila como propiedad de José Ventura, quien en 1810 la vende a don José María González Arriata. Este personaje, imbuido de un espíritu cívico, construyó una serie de cañerías que llevaron el agua del manantial hasta la ciudad de Toluca. En 1820, González Arriata vendió la hacienda a don Juan Bascón.

Sucesivos dueños de La Pila fueron don Francisco Hinojosa de González, doña Carlota Hinojosa, Enriqueta Solares y don Laureano Negrete, quien, tal vez presionado por los acontecimientos sociales, fraccionó las tierras en 1918. Durante la Revolución, en múltiples ocasiones la hacienda fue ocupada por las tropas zapatistas.

Por la década de los 20, los dueños de las tierras de La Pila eran, por una parte, la señora Soledad González viuda de García y, por otra, Manuel Sáinz Larrañaga. Con la venta del terreno de la señora González a la esposa de Manuel Sáinz, el predio quedó unificado nuevamente.

Durante los años 50, los libros vuelven a mencionar a un nuevo propietario, don Antonio Mañón Suárez, quien según parece, conservó el terreno hasta el 30 de mayo de 1976 fecha en que pasó a ser propiedad del gobierno del Estado de México. En principio, la extensión se destinaría a la denominada Empresa Agrícola La Pila, que brindaría apoyo y asistencia técnica a los campesinos de la región.

Entonces se cosechaban en La Pila maíz y cebada y se criaba ganado vacuno, caballar y porcino. Hoy se cosechan los frutos del conocimiento.

hacienda de la PilaLa PilamanantialPila
autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
Comentarios