Semana Santa huichol en San Andrés Cohamiata, Jalisco
La Semana Santa huichol es una gran fiesta en la que los wixárika, llamados así en su lengua, realizan ofrendas y sacrificios a sus dioses para que todo siga teniendo un orden y armonía. Conoce esta tradición.
La Semana Santa huichol es una gran fiesta. En ella los wixárika realizan ofrendas y sacrificios a sus dioses para que todo siga teniendo un orden y armonía.
Para llegar a conocer esta cultura, que sobrevive gracias a que está enclavada en lo más profundo de la Sierra Madre Occidental, es necesario hacer un viaje de largas horas por un camino de terracería. El paisaje es hermoso. Las montañas abrazan el camino con su vegetación boscosa y de repente aparecen ante nosotros pequeños ranchitos coloridos.
Semana Santa huichol en San Andrés Cohamiata
Después de unas horas es posible ver el poblado de San Andrés Cohamiata, Jalisco. Un lugar que desde el primer momento nos envuelve con su misticismo, las casas de adobe y techos de paja nos remontan años atrás cuando todo era rústico y natural.
Desde el Miércoles Santo gran cantidad de turistas llegan a la comunidad. La mayoría son bien recibidos, solo los fotógrafos tenemos más problemas. Hay que pagar varios permisos al gobernador tradicional por el uso de la cámara. Y aun así no contamos con la libertad de hacer tomas en todos los lugares y menos en todas las ceremonias. El argumento es que ellos no necesitan difusión y menos que su cultura sea vendida.
La ceremonia
La Semana Santa huichol es una mezcla fantástica de lo católico con las tradiciones huichol. Por un lado, se organizan procesiones con el Cristo Nazareno y Aparruqui, el patrón del pueblo. Por otra parte se realizan actividades y rituales absolutamente paganos, de los cuales la iglesia se mantiene al margen.
A partir del jueves y hasta el sábado el Cristo y el Santo, los santos se llevan en procesión por todo el pueblo. Esto sucede por lo menos dos veces al día. El resto del tiempo permanecen en el atrio y ahí son venerados.
Previo a la celebración existen varios actos de preparación para dichos días. Entre ellos la llegada de los peyoteros que fueron a Wirikuta a traer el cactus sagrado. Su ingesta les permite estar en contacto con sus dioses.
Las autoridades civiles se encargan de planear la celebración. Escogen a las dos cuadrillas de hombres que se disfrazaran de judíos y a la junta de gobierno que junto con los judíos debe permanecer despierta desde el jueves a las 8:00 de la mañana hasta el sábado a las 10:00 de la mañana.
Los judíos son personajes centrales durante la celebración de la Semana Santa. Son demonios (se borran), es decir, cambian su personalidad se pintan la cara de negro con olote de maíz carbonizado y machacado. Su función es cuidar el orden, el espacio y la vida pública de las comunidades. Ellos estarán presentes en todas las actividades tanto cristianas como paganas.
Algunas de las restricciones para los habitantes y visitantes que permanezcan en la comunidad el jueves y viernes santos son el no dormir, no jugar, no leer revistas, no ver televisión, no bañarse, no salir del pueblo sin permiso, no viajar, no montar a caballo, no mirarse a los ojos, no beber ni hacer ruido y no maltratar a los judíos ni a las autoridades.
Miércoles Santo
Este día realmente no es considerado como parte de la celebración de la Semana Santa. Aun así se realizan ceremonias de agradecimiento muy importantes como la llegada de los peyoteros que fueron a Wirikuta, el lugar donde moran los dioses, y donde se recolecta el hikuri o peyote que es parte fundamental de todas las celebraciones wirárika. El objetivo de la peregrinación es doble: recolectar peyote para las ceremonias y hallar a los dioses para «encontrar la vida».
Jueves Santo
Por la mañana el ritual inicia con el sacrificio de varios borregos y chivos en la iglesia. Posteriormente se bajan los santos y se colocan en el piso de la iglesia decorado con hojas de platanar.
En el transcurso del día, los mayordomos reciben a las personas del pueblo que depositan velas, incienso y ofrendas. Al mismo tiempo que los cubren con mantos multicolores previo a esto se despojan a los santos de sus prendas por los “tatuanes”. Y están desnudos es por eso que los cubren de pies a cabeza. Se cree que el dios ha muerto por eso no se le puede ver y solamente se le reza y se le vela durante dos días esperando su resurrección.
A partir de las 5 de la tarde uno observa la llegada de familias completas al templo. En punto de las 5:30 de la tarde el chamán del pueblo hace una seña de aprobación para que saquen a Aparruqui y al Cristo Nazareno para que sean llevados en procesión, alrededor de los cuatro puntos de la comunidad.
Durante la procesión la comunidad camina en total silencio. Las mujeres llevan velas encendidas que cuidan con gran esmero. Los hombres cargan en su espalda cajones de madera en los que llevan las ropas y ofrendas de los santos.
Viernes Santo
En este día se repite la misma dinámica que el jueves. Durante toda la noche nadie duerme. Solo se observan pequeños grupos de personas que van de un lugar a otro dejando sus ofrendas al dios y al diablo. Decenas de borregos, chivos y gallos mueren. Y su sangre se utiliza la sangre para bendecir los objetos sagrados y para agradecer por lo dado. En el cepo “cárcel” es en el único lugar en el que se ofrendan tres animales. Algunos dicen que porque ahí habita el mal y hay que calmarlo. Otros dicen que porque ahí se encuentran los muertos y hay que alimentarlos. Lo cierto es que el cepo es un lugar de gran respeto para la tradición wixárika.
Sábado de Gloria
Este día inicia con los sacrificios de decenas de reses que desde la noche anterior fueron amarrados en la plaza principal. Todos con los cuernos decorados con listones de colores y flores. El sacrificio se practica únicamente en contextos rituales. La primera sangre que brota de la yugular del animal es el alimento que se ofrenda a las deidades.
Por otra parte, se preparan ofrendas de flechas, jícaras, velas y otros objetos, mismos que son untados con la sangre de los animales sacrificados en el ritual. Después de las fiestas se realizan peregrinaciones para entregar estas ofrendas a los lugares sagrados donde moran los antepasados deificados. En contraparte, los dioses se sacrifican en beneficio de la humanidad, transformándose en aquello que los seres vivos requieren. Ofrecen como su regalo más precioso el “agua bendita” de la lluvia.
Como a medio día aparecen los danzantes, quienes ataviados con plumas de urraca y sus trajes multicolores, dan vueltas alrededor de la plaza. Esto indica que la ceremonia cristiana ha terminado. Ahora solo sigue comer hikuri y beber tejuino hasta mañana por la mañana. Después de esto el pueblo se sumirá nuevamente en la vida ordinaria.
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