Tarántulas. Pequeños seres solitarios e indefensos - México Desconocido
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Tarántulas. Pequeños seres solitarios e indefensos

Por su apariencia y por una injusta fama, las tarántulas son hoy de los animales más rechazados, temidos y sacrificados; sin embargo, en realidad se trata de pequeños seres indefensos y tímidos que habitan la tierra desde el periodo carbonífero de la era Paleozoica, hace aproximadamente 265 millones de años.

El personal del Laboratorio de Acarología de la unam ha podido verificar que no hay antecedente médico, desde principios del siglo pasado, que registre la muerte de una persona por mordedura de tarántula o que relacione a un animal de este tipo con algún accidente mortal. Los hábitos de las tarántulas son principalmente nocturnos, es decir que salen de noche a la caza de sus presas, que pueden ser desde insectos medianos, como grillos, coleópteros y gusanos, o hasta pequeños roedores y aun diminutos polluelos que capturan directamente de los nidos, de ahí que uno de los nombres comunes que se les da sea el de “araña pollo”.

Las tarántulas son animales solitarios que la mayor parte del día la pasan ocultos, sólo durante la época de apareamiento es posible encontrar a un macho deambulando durante el día en busca de una hembra, la que puede mantenerse resguardada en un agujero, corteza o hueco de un árbol, o incluso entre las hojas de una planta grande. El macho tiene un periodo de vida, como adulto, de aproximadamente año y medio, pero la hembra puede alcanzar hasta los veinte años de edad y tarda en madurar sexualmente entre ocho y doce años. Éste quizá sea uno de los principales motivos que nos hacen pensar dos veces antes de propinar el clásico zapatazo a una tarántula, ya que en unos cuantos segundos podríamos terminar con una criatura que le tomó muchos años estar en condiciones de preservar su especie.

El apareamiento consiste en una feroz lucha entre la pareja, en la cual el macho debe mantener a la hembra a una distancia suficientemente alejada mediante unas estructuras de sus patas delanteras, llamados ganchos tibiales, para que no se lo coma, y a la vez para tener a su alcance la abertura genital de ella, llamada epiginio, que se encuentra en la parte inferior de su cuerpo, en la enorme y peluda bola trasera, u opistosoma. Ahí el macho depositará el esperma utilizando la punta de sus pedipalpos en donde está su órgano sexual llamado bulbo. Una vez depositado el esperma en el cuerpo de la hembra, permanecerá almacenado hasta el siguiente verano, cuando ésta salga de su hibernación y busque un lugar adecuado para comenzar a tejer el ovisaco donde depositara los huevecillos.

El ciclo de vida se inicia cuando la hembra pone el ovisaco, del que saldrán de 600 a 1000 huevecillos, sobreviviendo únicamente alrededor del 60%. Pasan por tres estados de crecimiento, el de ninfa, preadulto o juvenil, y adulto. Cuando son ninfas mudan la totalidad de su piel hasta dos veces por año, y ya como adultos sólo una vez por año. Los machos normalmente mueren antes de lograr una muda como adultos. A la piel que dejan se le llama exuvia y queda tan completa y en tan buen estado que los aracnólogos (entomólogos) las utilizan para identificar a la especie que la mudó.Todas la arañas gigantes, peludas y pesadas, están agrupadas en la familia Theraphosidae, y en México viven un total de 111 especies de tarántulas, de las cuales las más abundantes son las del género aphonopelma y brachypelma. Se distribuyen por toda la República mexicana, siendo significativamente más abundantes en las regiones tropicales y desérticas.

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Es importante hacer notar que todas las arañas pertenecientes al género brachypelma están consideradas en peligro de extinción, y tal vez esto se deba a que son las de apariencia más llamativa por sus contrastantes colores, lo que las convierte en las preferidas como “mascotas”, además de que su presencia en el campo es más fácilmente advertida por sus depredadores, tales como comadrejas, aves, roedores y en especial la avispa Pepsis sp. que deposita sus huevos en el cuerpo de la tarántula, o las hormigas, que son una verdadera amenaza para los huevecillos o para las tarántulas recién nacidas. Los sistemas de defensa de estos arácnidos son pocos; quizá el más efectivo sea su mordedura, que por el tamaño de los colmillos debe de ser bastante dolorosa; le siguen los pelos que cubren la parte superior del abdomen y que tienen propiedades urticantes: al verse acorraladas, las tarántulas los lanzan a sus agresores con rápidas y repetidas frotaciones, además de utilizarlos para cubrir las paredes de la entrada a su madriguera, con obvias razones defensivas; y por último están las posturas amenazantes que adoptan, levantando la parte frontal de su cuerpo para hacer evidentes sus pedipalpos y quelíceros.

No obstante que tienen ocho ojos, dispuestos de forma diferente según la especie de que se trate –pero todos en la parte superior del tórax–, son prácticamente ciegas, responden más bien a pequeñas vibraciones del suelo para la captura de su alimento, y con el cuerpo totalmente cubierto de tejido piloso pueden sentir la más tenue corriente de aire, y así compensan su casi inexistente visión.  Al igual que casi todas las arañas, éstas también tejen telaraña, pero no con propósitos de caza sino con fines reproductivos, pues es en donde el macho segrega primeramente el esperma para después, por capilaridad, introducirlo en el bulbo, y la hembra hace su ovisaco con telaraña. Ambos cubren toda su madriguera con telaraña para hacerla más confortable.

La palabra “tarántula”, viene de Tarento, Italia, de donde es nativa la araña Lycosa tarentula, un pequeño arácnido de funesta reputación en toda Europa durante los siglos XIV al XVII. Al llegar los conquistadores españoles a América y encontrarse con estos enormes bichos de aspecto aterrador, los relacionaron de inmediato con la original tarántula itálica, adjudicándoles de esa manera su nombre que ahora las identifica por todo el mundo. Como seres depredadores y depredados, las tarántulas tienen un lugar preponderante en el equilibrio de su ecosistema, pues regulan eficazmente las poblaciones de animales que pueden convertirse en plagas, y ellas mismas son alimento para otras especies también fundamentales para que la vida siga su curso. Por ello debemos hacer conciencia sobre estos animales y tener en cuenta que “no son mascotas”, y que es grande y tal vez irreparable el daño que le hacemos al medio cuando las matamos o las sacamos de su hábitat natural. En algunas ciudades de Estados Unidos se les ha encontrado un uso práctico, consistente en dejarlas vagar libremente por las casas para que mantengan a raya a las cucarachas, que para las tarántulas son un verdadero bocato di cardinali.

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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Tarántulas, pequeños seres solitarios e indefensos

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Por su apariencia y por una injusta fama, las tarántulas son hoy de los animales más rechazados, temidos y sacrificados.

Sin embargo, en realidad se trata de pequeños seres indefensos y tímidos que habitan la tierra desde el periodo carbonífero de la era Paleozoica, hace aproximadamente 265 millones de años. El personal del Laboratorio de Acarología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha podido verificar que no hay antecedente médico, desde principios del siglo pasado, que registre la muerte de una persona por mordedura de tarántula o que relacione a un animal de este tipo con algún accidente mortal. Los hábitos de las tarántulas son principalmente nocturnos, es decir que salen de noche a la caza de sus presas, que pueden ser desde insectos medianos como grillos, coleópteros y gusanos, o hasta pequeños roedores y aun diminutos polluelos que capturan directamente de los nidos, de ahí que uno de los nombres comunes que se les da sea el de “araña pollo”.

Las tarántulas son animales solitarios que la mayor parte del día la pasan ocultos, sólo durante la época de apareamiento es posible encontrar a un macho deambulando durante el día en busca de una hembra, la que puede mantenerse resguardada en un agujero, corteza o hueco de un árbol o incluso entre las hojas de una planta grande.

El macho tiene un periodo de vida, como adulto, de aproximadamente año y medio, pero la hembra puede alcanzar hasta los veinte años de edad y tarda en madurar sexualmente entre ocho y doce años. Éste quizá sea uno de los principales motivos que nos hacen pensar dos veces antes de propinar el clásico zapatazo a una tarántula, ya que en unos cuantos segundos podríamos terminar con una criatura que le tomó muchos años estar en condiciones de preservar su especie.

El apareamiento consiste en una feroz lucha entre la pareja, en la cual el macho debe mantener a la hembra a una distancia suficientemente alejada mediante unas estructuras de sus patas delanteras, llamados ganchos tibiales, para que no se lo coma, y a la vez para tener a su alcance la abertura genital de ella, llamada epiginio, que se encuentra en la parte inferior de su cuerpo, en la enorme y peluda bola trasera u opistosoma. Ahí el macho depositará el esperma utilizando la punta de sus pedipalpos en donde está su órgano sexual llamado bulbo. Una vez depositado el esperma en el cuerpo de la hembra, permanecerá almacenado hasta el siguiente verano, cuando ésta salga de su hibernación y busque un lugar adecuado para comenzar a tejer el ovisaco donde depositara los huevecillos.

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El ciclo de vida se inicia cuando la hembra pone el ovisaco, del que saldrán de 600 a 1000 huevecillos, sobreviviendo únicamente alrededor del 60%. Pasan por tres estados de crecimiento, el de ninfa, preadulto o juvenil, y adulto. Cuando son ninfas mudan la totalidad de su piel hasta dos veces por año y ya como adultos sólo una vez por año. Los machos normalmente mueren antes de lograr una muda como adultos. A la piel que dejan se le llama exuvia y queda tan completa y en tan buen estado que los aracnólogos (entomólogos) las utilizan para identificar a la especie que la mudó.

Todas la arañas gigantes, peludas y pesadas, están agrupadas en la familia Theraphosidae, y en México viven un total de 111 especies de tarántulas, de las cuales las más abundantes son las del género aphonopelma y brachypelma. Se distribuyen por toda la República mexicana, siendo significativamente más abundantes en las regiones tropicales y desérticas. Es importante hacer notar que todas las arañas pertenecientes al género brachypelma están consideradas en peligro de extinción, y tal vez esto se deba a que son las de apariencia más llamativa por sus contrastantes colores, lo que las convierte en las preferidas como “mascotas”, además de que su presencia en el campo es más fácilmente advertida por sus depredadores, tales como comadrejas, aves, roedores y en especial la avispa Pepsis sp. que deposita sus huevos en el cuerpo de la tarántula, o las hormigas, que son una verdadera amenaza para los huevecillos o para las tarántulas recién nacidas.

Los sistemas de defensa de estos arácnidos son pocos; quizá el más efectivo sea su mordedura, que por el tamaño de los colmillos debe de ser bastante dolorosa; le siguen los pelos que cubren la parte superior del abdomen y que tienen propiedades urticantes: al verse acorraladas, las tarántulas los lanzan a sus agresores con rápidas y repetidas frotaciones, además de utilizarlos para cubrir las paredes de la entrada a su madriguera, con obvias razones defensivas; y por último están las posturas amenazantes que adoptan, levantando la parte frontal de su cuerpo para hacer evidentes sus pedipalpos y quelíceros.

No obstante que tienen ocho ojos, dispuestos de forma diferente según la especie de que se trate –pero todos en la parte superior del tórax–, son prácticamente ciegas, responden más bien a pequeñas vibraciones del suelo para la captura de su alimento, y con el cuerpo totalmente cubierto de tejido piloso pueden sentir la más tenue corriente de aire, y así compensan su casi inexistente visión.

Al igual que casi todas las arañas, éstas también tejen telaraña, pero no con propósitos de caza sino con fines reproductivos, pues es en donde el macho segrega primeramente el esperma para después, por capilaridad, introducirlo en el bulbo, y la hembra hace su ovisaco con telaraña. Ambos cubren toda su madriguera con telaraña para hacerla más confortable.

La palabra “tarántula”, viene de Tarento, Italia, de donde es nativa la araña Lycosa tarentula, un pequeño arácnido de funesta reputación en toda Europa durante los siglos XIV al XVII. Al llegar los conquistadores españoles a América y encontrarse con estos enormes bichos de aspecto aterrador, los relacionaron de inmediato con la original tarántula itálica, adjudicándoles de esa manera su nombre que ahora las identifica por todo el mundo.

Como seres depredadores y depredados, las tarántulas tienen un lugar preponderante en el equilibrio de su ecosistema, pues regulan eficazmente las poblaciones de animales que pueden convertirse en plagas, y ellas mismas son alimento para otras especies también fundamentales para que la vida siga su curso. Por ello debemos hacer conciencia sobre estos animales y tener en cuenta que “no son mascotas”, y que es grande y tal vez irreparable el daño que le hacemos al medio cuando las matamos o las sacamos de su hábitat natural. En algunas ciudades de Estados Unidos se les ha encontrado un uso práctico, consistente en dejarlas vagar libremente por las casas para que mantengan a raya a las cucarachas, que para las tarántulas son un verdadero bocato di cardinali.

Fuente: México desconocido No. 289 / marzo 2001

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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