Taxqueña, la zona de la CDMX que remite a Taxco, Guerrero
La CDMX está conformada por una serie de colonias, barrios y zonas, con diferentes orígenes e historias. Una de las más emblemáticas es Taxqueña. ¡Conoce su historia!
La Ciudad de México tiene en su haber un amplio conjunto de barrios, colonias, y otros espacios que le han otorgado una identidad múltiple, rica en historia. Cuando nos dirigimos al sur de la capital, ya sea camino a Xochimilco, al centro de Tlalpan, a Coapa o a la salida México-Cuernavaca, es ineludible pasar por Taxqueña, una zona que ya es icónica de esta enorme urbe.
El pasado de haciendas y marquesas de Taxqueña
Toda la zona de Taxqueña está asentada en los que fueran los terrenos de las haciendas de San Juan de Dios (el santo fundador de la orden de los hermanos hospitalarios) y la de San Antonio Coapa (por San Antonio de Padua, patrono de los pobres), establecidas en el siglo XVI en Santa Úrsula Coapa, al sur de la Ciudad de México.
Dichas haciendas mantuvieron el control y tenencia de la zona durante siglos. No fue hasta el año de 1845 cuando empezaron a ser fraccionadas. María Loreto de Vivanco y Vicario, la tercera marquesa de Vivanco y dueña de la hacienda de San Antonio, vendió buena parte de las propiedades. En 1847, en medio de la guerra con Estados Unidos, se vendió otra parte. En 1864, los hermanos Miguel y Francisco Buch compraron a la marquesa la mayor parte del rancho de Taxqueña, que era lo que quedaba de las antigua haciendas.
La Revolución y actualidad
Con el pasar del tiempo, fue llegando infraestructura pública a toda la zona de las antiguas haciendas, sobre todo luz eléctrica y tranvías. Con el inicio de la Revolución Mexicana, los dueños de todos estos terrenos intentaron venderlos. Sin embargo, diferentes eventualidades se lo impidieron.
Ya para los años veinte, los pueblos de Culhuacán, Churubusco, Mexicaltzingo y San Pablo Tepetlapa, solicitaron los territorios hacendarios como parte de la repartición agraria. Fue así que las autoridades dispusieron de estos y se los entregaron a dichas poblaciones en forma de ejidos, en el año de 1922.
No fue hasta 1943, con la ampliación de la Calzada de Tlalpan, que nacería la actual Taxqueña. Con la destrucción del último vestigio de la hacienda de San Antonio y la divisón de todos los territorios ejidales, vino el inicio de las colonias, fraccionamientos y unidades habitacionales.
La gran Taxqueña
El aglomerado de Taxqueña (si se le puede llamar así), está conformado por las colonias Campestre Churubusco, Educación, Paseos de Taxqueña, Petrolera Taxqueña y la Unidad Habitacional Tasqueña. La zona también le ha dado nombre a la Avenida Taxqueña. Algunos sitios muy reconocibles son las estaciones del metro y tren ligero que también portan el nombre del conjunto, así como su paradero. También es muy icónico el monumento La Gran Espiga, de Fernando González Gortázar, el cual está en el cruce de Calzada de Tlalpan con Avenida Taxqueña.
Toda Taxqueña es un área sobre todo habitacional, donde la movilidad y el tránsito están definidos fundamentalmente por el metro y el tren ligero. Así mismo, siguen siendo muy importantes los microbuses para viajar al interior de la zona y a colonias vecinas.
El nombre, el metro y la confusión
El origen del nombre Taxqueña es el gentilicio en femenino de las personas de Taxco, es decir: taxqueña. Esto se debe a que antiguamente aquí se encontraba la salida de la Ciudad de México que llevaba al sur, es decir, a Guerrero, entidad donde se encuentra Taxco. Era una vía importante debido al comercio de la plata en aquella localidad.
Sin embargo, pasó un evento bastante curioso. Cuando se inauguró la estación del metro homónima el 1° de agosto de 1970, se hizo bajo la grafía Tasqueña. Nadie está seguro porque hubo una variación en la escritura del nombre, la cual también se usó en la estación del tren ligero y que hoy en día es muy extendida. Como dato final, el ícono de la estación y terminal mencionada, representa la silueta de la luna, deidad adorada en la zona de Culhuacán, ubicada al final de la Calzada Taxqueña.
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