Tepoztlán. Al pie de la majestuosa cordillera (Morelos) - México Desconocido
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Tepoztlán. Al pie de la majestuosa cordillera (Morelos)

Morelos
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Tepoztlán es un vocablo náhuatl que significa lugar del hacha de cobre o lugar de las piedras quebradas, y en su símbolo toponímico se observa un hacha incrustada en una montaña.

En la actualidad, se le identifica como uno de los “pueblos mágicos” de México. En los cerros de Tepoztlán hay cuevas sagradas que conducen al corazón de la tierra -donde habitan los antiguos dioses- y en las que se encuentran pinturas rupestres, primitivos diseños de antiguas deidades y de elementos de la naturaleza. Cuando se recorren las brechas que ascienden a las montañas, entre los enormes paredones de roca y el silencio se percibe todavía el rumor de los miles de peregrinos que durante siglos y procedentes de lugares tan lejanos como Guatemala vinieron aquí a rendirle culto a sus dioses.

En la pirámide del Tepozteco

Está en lo alto de las montañas y ahí se le rendía culto a Ometochtli Tepoztecátl, dios del pulque asociado con la fertilidad y el viento. La estructura fue erigida entre 1150 y 1350 d.C. con piedras de origen volcánico -tezontle- acarreadas hasta la cúspide de la montaña. La pirámide consta de tres cuerpos con una altura de 20 m; en su parte más alta hay tres puertas que daban acceso al fuego sagrado; después dos pilastras que accedían al recinto de la divinidad, en cuyo interior estaban las lápidas grabadas que representaban al rey Ahuizotl y la fecha (10 Tochtli- conejo 1502) en que murió.

Desde lo alto de la pirámide se divisa un imponente panorama no muy distinto al que gozaba el legendario sacerdote principal Tepoztecátl, quien derrotó a Xochicalcátl, monstruo de Xochicalco, perforando sus entrañas con sólo unos pedernales.

A lo lejos en el valle sobresale el majestuoso convento de La Natividad, símbolo de la interrupción del milenario devenir tepozteco por el nuevo dios occidental cuyos discípulos no buscaron la armonía de las brechas ni de las cuevas, ni siquiera los oráculos en las cúpulas serranas, sino la oscuridad entre los gruesos muros de los conventos lejos de los rumores de los antiguos, de los dioses que dotaron a Tepoztlán de prodigios, sabiduría y armonía.

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El conjunto está integrado con el entorno y muestra la particularidad de tener el claustro al norte del templo, mientras en la parte de arriba se halla una hermosa terraza mirador con una privilegiada vista de las montañas y la pirámide, sin duda un lugar ideal para la contemplación y la meditación.

Hasta 1773 el convento permaneció en manos de los dominicos, cuando fue entregado al clero secular a consecuencia de las reformas borbónicas de finales del siglo XVIII, y en1857 se interrumpió su vida religiosa. Entre 1864 y 1867 el edificio fue ocupado por las tropas francesas de Maximiliano de Habsburgo. Durante la revolución lo mismo hicieron los ejércitos zapatistas y constitucionalistas.

En 1994 el lugar fue declarado por la UNESCO como patrimonio de la humanidad En 2000 se inauguró el museo histórico de Tepoztlán, que bien vale la pena visitar. Ubicado a espaldas de La Natividad, en un antiguo edificio de bóveda de cañón se encuentra el Museo “Carlos Pellicer”, que alberga la colección arqueológica del célebre poeta tabasqueño. En sus salas se exhiben importantes piezas procedentes de las culturas mesoamericanas, entre las que destacan los fragmentos de la escultura del dios Ometochtli, encontrada en las faldas del cerro del Tepozteco.

Las capillas y los santos patronos

Tepoztlán está constituido por ocho barrios y cada cual cuenta con una capilla dedicada a su santo patrono, a quien se le ofrecen una o más fiestas anuales y un animal distintivo: Santa Cruz-cacomixtle-;Santo Domingo -sapo-; San Pedro-tlacoache-;La Santísima Trinidad -hormiga-; Los Reyes -gusano de maguey-; San Sebastián -alacrán-, San José -hoja de maíz- y San Miguel-lagartija-. Es una delicia recorrer el pueblo por sus callejones empedrados en busca de estos templos coloniales; todavía en algunas esquinas perduran antiguos bebederos, plazoletas, bancas y fuentes, sobresale por su belleza el parque La Canasta, con sus puentes de piedra entre añejos ahuehuetes y su fuente de Las Máscaras.

Los templos de San Miguel y la Santísima están en la Avenida del Tepozteco -como decir la calle principal-; en la calle 22 de febrero, a tres cuadras de la plaza principal se localiza uno de los templos más bellos, San Sebastián, y a tres cuadras, en la calle de Buenavista está la hermosa capilla de Los Reyes. Un poco más adelante, a un par de cuadras, en la calle del Parque está San Pedro, en tanto Santa Cruz también se localiza en la parte alta del pueblo, en la calle de Sor Juana Inés de la Cruz. Santo Domingo y San José se encuentran en el valle, como yendo hacia Yautepec.

En los barrios la gente se saluda en la calle, todavía la leche llega en burro y todos van al mercado con los productos que pretenden vender. El comercio empieza tarde y la vida es relajada. Dicen que las fiestas patronales son verdaderas verbenas, de modo que Tepoztlán conserva aún un fresco ambiente pueblerino a pesar de su cercanía con la ciudad de México. Además, le sugerimos que no deje de visitar el restaurante Las Marionas, donde resulta inolvidable el queso camembert conxoconostlecomo entrada de una serie de platillos deliciosos y hasta exóticos.

Un entorno de tranquilidad

En la plaza central, alrededor del bello quiosco, la gente lee el periódico o simplemente observa el paso de los demás. Aquí están también el Palacio Municipal, el ex convento de La Natividad, el mercado o tianguis y los restaurantes típicos con sus amplias terrazas. En la región son característicos los médicos tradicionales que ofrecen baños de temascal, limpias y masajes, además de una rica y variada selección de hierbas medicinales y remedios caseros para casi todos los males, una tradición centenaria legada por los ancestros a las generaciones actuales, un orgullo de los locales.

Los lugares más recomendables y serios para los baños de temascal, además de algunos hoteles de Tepoztlán como el Posada del Tepozteco, son los poblados aledaños de San Andrés de la Cal, San Juan Tlacotenco y Amatlán. En San Juan Tlaconenco, pueblo vecino en el mismo municipio de Tepoztlán, está Lidia Camaño, quien además de los temascales elabora medicamentos y jarabes con plantas como la espinosilla, el gordolobo, tomillo, ocote,hoja:santa, nanche y chaparro, entre otros, así como geles antirrepelentes y antialérgicos, y jabones para la circulación, además de masajes terapéuticos y reductivos.

Rumbo a Amatlán

A pocos km de Tepoztlán bien vale la pena visitar Amatlán, que fuera habitado desde épocas remotas. El significado de su nombre proviene del vocabloamatl-amate-ytlan-lugar- .En la antigüedad la comunidad fue una destacada productora de papel elaborado con la corteza del árbol amate. Los amatlecos tributaban a los mexicas pliegos de papel, además de que con él se elaboraban los atuendos de las deidades, se decoraban los templos y se hacían los códices. El lugar ofrece puntos de interés para los que gustan de largas caminatas, por ejemplo El cerro de la ventana y El cerro de la fertilidad, o senderos ecoturísticos entre los que destacan Oztocuamamiquian -dos piedras que se juntan- y el mirador Tlamaco, al que se puede llegar en un bello paseo a caballo y desde donde se tiene una incomparable vista de Amatlán, Yautepec y Tepoztlán.

En Amatlán la curandera más respetada es doña Vicente, que con más de medio siglo de experiencia todavía recibe eventualmente pacientes de la comunidad. Además, hay un museo comunitario en la otrora casa de la arqueóloga Carmen Cook de Leonard, que dedicó parte de su vida a la investigación de Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcoátl, de quien se dice que Amatlán es su lugar mítico de nacimiento. Aquí se pueden apreciar piezas arqueológicas encontradas en la comunidad y en otros lugares de México pertenecientes a las culturas olmeca, teotihuacana, zapoteca y maya.

Para los de paladar exigente

La región ofrece un rico inventario de deliciosos platillos, mucho de los cuales se remontan a la época prehispánica, como tamales, atole, calabaza cocida, frijoles en caldo, salsas, itacates, que son gorditas de maíz con manteca, tlacoyos de frijol chino o colorado, cocido de res, quesadillas, atole de maíz de arroz y de diferentes frutas, té de hojas de naranjo, mole de pepita de calabaza y mole rojo, entre otros. Muchas de estas exquisiteces se pueden saborear en el típico y colorido tianguis de Tepoztlán, donde convergen nahuas de Morelos y Guerrero, totonacos, mazahuas y otomíes que ofrecen sus productos regionales.

En cuanto a las artesanías el lugar ofrece las características casitas de pochote, esculturas en miniatura talladas en espina del árbol pochoizcatl. También son típicos losteponaxtles,instrumento musical de percusión elaborado con palo de zopilote, tepehuaje o aguacate.

El territorio tepozteco se localiza en la ladera sur de la Sierra del Ajusco, con más de dos mil metros de diferencia entre su punto más alto y el más bajo, lo cual origina una rica variedad climática con invaluables recursos naturales: bosques de pino, oyamel y encino.

Por su riqueza cultural y biodiversidad, en 1937 el municipio fue declarado parque nacional por el presidente Lázaro Cárdenas, y en 1988 corredor biológico Ajusco-Chichinautzin por el presidente Miguel de La Madrid. En la actualidad, Tepoztlán es un área natural protegida.

Cómo llegar

El municipio de Tepoztlán se localiza al norte del estado de Morelos, a 74 km de la ciudad de México; se comunica por la autopista México-Cuernavaca y después se toma la desviación a Cuautla. También se puede llegar por la carretera federal de Milpa Alta a Oaxtepec.

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