El adiós a "La burrita", el viejo trenecito de Irapuato - México Desconocido
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El adiós a «La burrita», el viejo trenecito de Irapuato

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A pesar de su lentitud, el tren "La burrita" fue la salvación en materia de transporte para cientos de habitantes de Irapuato, Silao y Guanajuato.

Los psicólogos dicen que los humanos solemos apegarnos a los objetos porque refuerzan nuestra sensación de haber vivido la vida. Tal vez sea por eso que muchos habitantes de Irapuato extrañen a su pequeña locomotora “La burrita”.

Aquel pequeño tren era leeeeento, como una tortuga cargando una mochila llena de ladrillos. Para darnos una idea, un trayecto de Irapuato a Guanajuato le tomaba más o menos tres horas y media, cuando a un autobús de la actualidad le basta una hora para conseguirlo.

«La burrita», un tren lento pero efectivo

Entonces ¿por qué los irapuatenses recuerdan con tanta añoranza a su trenecito? Para entenderlo habrá que remontarnos al Irapuato de mediados del siglo XIX , cuando la única forma de llegar a la capital del estado era a caballo, carreta o de plano caminando, porque el primer auto a este municipio llegaría hasta 1900. 

«La burrita», única opción de movilidad en 1882

De tal suerte que cuando llegó a esta región la pequeña máquina 608, esto en 1882, se convirtió poco a poco en la única alternativa para salir de Irapuato, porque simplemente no había nada mejor. 

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Era un tren chiquito, curioso, como para hacerlo llaverito, dirían las abuelitas. Estaba compuesto, claro,  de la máquina, un carro pipa, el vagón de pasajeros, el cabús y parémosle de contar. 

A las 7 de la mañana iniciaba con su lento andar

A las seis de la mañana ya estaba formada “La burrita”, apodo que se ganó por lenta. La gente tenía una hora para subir con sus petacas, costales, canastas, gallinas, cazuelas de barro, cajas de verduras, en fin, todo para vender en Silao, que era la primera parada, o en Guanajuato.  

Cuando daban las siete el maquinista gritaba el clásico “váaaaaamonos”, y la pequeña locomotora comenzaba su lento andar silbando y echando sus negruzcas nubes. Los trayectos eran una maravilla, porque al interior se hacía un mercado, quien no vendía pinole o fresa vendía pepitas o gorditas de a dos por cincuenta centavos para almorzar.   

La vejez le llegó a «La burrita» en 1990

Con andanzas como esas los años le pasaron encima a “La burrita”, tanto que para 1960 ya se veía anticuada, deteriorada, algunos recuerdan que a través de la duela de su piso se podían ver los durmientes de la vía.

Para 1990 el tren tuvo su último recorrido. Ya no pudo competir con los autobuses, los miles de autos particulares, ni con el veloz crecimiento poblacional. Solo su recuerdo queda. 

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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